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martes, 31 de marzo de 2015

Las láminas de plomo ibéricas: ¿un sistema de registro de operaciones de crédito?

Uno de los hallazgos arqueológicos más frecuentes en los yacimientos ibéricos son una serie de láminas de plomo que habitualmente se enrollaban y contienen textos escritos en lengua ibera. Algunos ejemplos son los plomos de la Punta d'Orleyl X,el de Mogente, el de Alcoy, o el de La Serrata. Estas láminas contienen textos escritos, normalmente a dos caras.

No podemos interpretar esos textos pues, aunque los arqueólogos son capaces de descifrar los caracteres utilizados, no los entienden. Nos falta una piedra Rosetta que nos permita descifrar la lengua íbera. Por ejemplo en este artículo, cuyo vínculo facilito, se encuentran varios intentos de traducir el plomo de La Serreta. Uno puede pasar un buen rato divirtiéndose con las interpretaciones absolutamente dispares y osadas que han ido aportando diversos investigadores.

Plomo de La Serreta

Como digo, algunos de estos plomos han sido transcritos. He aquí un par de ejemplos (utilizo la traducción que facilita Rodríguez Ramos en su libro Análisis de Epigrafía Ibérica):

Lámina de Plomo de Villares:








Cara A: bilosiunteśalir[ / eka : «ka» 11111111111 elerte[ /r : śalirbosita : śalibos[ /
nkantobante : inbeletene[ /iboekanete : śalir «ka» 11111111111 : / tibanteba : śalibos: etenbilos / Śtentiste : aŕabaki : bobaitinba / kanekaśalir : ba : iuntibilose / «ka» 111111111



Cara B: ]tinba : baŕer : śalir / ] ita : śalibos : eteŕai / ]aŕakaŕer : bobaitinba / ?ir : tuntibaŕte : bobaitinba/ : śalir «ka» 11111111111111111111
Aunque no podemos leer el texto hay varios rasgos que llaman la atención. Para empezar aparecen secuencias de palos que parecen indicar numerales. Estas secuencias están precedidas del símbolo «ka». Este símbolo podría indicar algún tipo de ponderal, unidad monetaria o algún otro tipo de métrica. Aparece también el formante "-ka" al final de bilosiunteśalir[ /eka. Rodríguez Ramos interpreta que este formante podría indicar el destinatario o receptor de algún bien. La palabra "śalir" aparece repetidas veces. Los arqueólogos interpretan que esta palabra tendría un significado parecido al de moneda o dinero pues aparece muy frecuentemente asociada a documentos en compañía de numerales o en leyendas monetales.

Por tanto nos encontraríamos con un documento que, con toda probabilidad tiene un carácter comercial. Podría tratarse de una cuenta de una transacción comercial pero me sorprendería que alguien se tomara tanto interés en documentarla en una lámina de plomo enrollada. Me atrevería por tanto a afirmar que el documento tiene mayor enjundia y que estaríamos ante un documento contractual o algún tipo de operación de crédito. 

Una hipótesis más aventurada es que la cara B recoja el momento en que el deudor ha saldado su deuda. Si se fijan en el importe de la cara B, los palos suman 20. En la cara A aparece dos veces el número 11 y al final el número 9. Quizás el primer 11 fuera la deuda original y el 9 fuera un segundo préstamo que se añade a los 11 debidos inicialmente por un total de 20. 

Lámina de plomo de Alcoy:




Cara A: sakaluka: «a» 1 : «o» 1 «ki» /sikeboneśka : «o» 11111111


Cara B: sakaluka : e : kibaskitar : «o» 11111 : «ki» 11/ «o» 11111111 / «ki» 1 «ki» 11 / «a» 111111
De nuevo aparecen en este plomo numerales, el sufijo "ka" y unos símbolos, «ki», «a» y «o». Oroz pudo estudiar estos símbolos en un cuenco de plata y supo identificarlos como ideogramas de ponderales. No sabemos a qué peso corresponden, pero Oroz aventura que podrían corresponder a un sistema duodecimal. La «a» equivaldría a 417,45 gramos, la «o» a 34,78 gramos (la doceava parte de un «a») y «ki» a 3,9 gramos (la duodécima parte de un «o»). Un artículo interesante es el de Joan Ferrer i Jané, Sistemas metrológicos en textos ibéricos (1): del cuenco de La Granjuela al plomo de La Bastida que estudia esta cuestión con mayor profundidad. En la cara A podría haberse documentardo la entrega de un objeto con un peso de 456,13 gramos y otro de 278,24 gramos. En la cara B uno de 181,7 gramos y otro de 282,14 gramos y un tercero de 2.512,5 gramos. ¿Podríamos atrevernos a suponer que los objetos han sido recibidos de o entregados a Sakalu y Sikeboneś?

En la Grecia antigua era habitual documentar relaciones de crédito o préstamo mediante láminas de plomo. Edward M. Harris publicó un artículo en el que parece demostrarse la existencia de relaciones de agencia documentadas en láminas o cartas de plomo, "Were there Business Agents in Classical Greece? The Evidence of Some Lead Letters". No sería sorprendente que las láminas ibéricas documentaran relaciones comerciales de crédito en los que se entregan fianzas o bienes mobiliarios valiosos en prenda. Si nos dejamos llevar por la imaginación incluso podríamos aventurar que estos documentos hechos con un material liviano y portátiles se podían endosar como las actuales letras de cambio.

Referencias

Harris, E.M. Where there Business Agents in Classical Greece? The Evidence of Some Lead Letters. (2013). Harrassowitz Verlag.

FERRER i JANÉ, J. SISTEMAS METROLÓGICOS EN TEXTOS IBÉRICOS (1): DEL CUENCO DE LA GRANJUELA AL PLOMO DE LA BASTIDA. Ponencia presentada el 23 de julio de 2009 al XXV Seminario de Lenguas y Epigrafía Antiguas.

. Wiesbaden
Rodríguez Ramos. Análsisis de epigrafía ibera (2005). UNIVERSIDAD DEL PAIS VASCO, 2005

lunes, 30 de marzo de 2015

Sobre la "deseable" eliminación de la deuda pública.

Mientras desayunaba leía hoy en el diario Público un artículo escrito por Sergio Pérez Páramo, un economista del colectivo Econonuestra, que encontraréis en este enlace: La economía española; diez retratos de inestabilidad. No he podido pasar del punto 3 pues de la impresión que me he llevado, casi me atraganto. Dice:

"3- Perpetuidad del déficit público; 2007 fue el último año en que el sector público de la economía española alcanzó un superávit en sus cuentas presupuestarias. Atendiendo a lo recogido en el Programa de Estabilidad 2014-2017, los déficits públicos se seguirán acumulando año tras año hasta, al menos, el año 2018. Por lo tanto, otro objetivo de suma importancia, la erradicación de la deuda pública en España, encarna prácticamente un imposible. Las políticas de austeridad y recortes han lastrado, además, el escaso margen de maniobrabilidad del sector estatal para combatir los periodos de contracción económica instaurados por las recesiones."

El subrayado es mío.  El Sr. Pérez Paramo considera que la erradicación de la deuda pública en España es un objetivo de suma importancia. Este aserto no me sorprendería si proviniera de la caterva de neoliberales que asola la profesión económica de este país; sí, esos que justifican el acertado artículo de Moisés Naïm en El País titulado La fraudulenta superioridad de los economistas. Pero resulta que el colectivo Econonuestra se describe a sí mismo como sigue:

"econoNuestra es un colectivo formado por economistas – académicos, investigadores, estudiantes, periodistas– y por todos aquellos que, desde muy diversos ángulos profesionales, se quieren comprometer en el impulso del debate económico desde “otra visión”.
Nuestra intención general es la de contribuir al diálogo social y a las soluciones políticas con una economía diferente a la del fundamentalismo del mercado.
Además, aspiramos a convertirnos en una plataforma de información, formación, propuesta y debate, desde una perspectiva de economía crítica, sobre aquellos asuntos que están en el corazón de la crisis sistémica y que, al mismo tiempo, conectan con la agenda estratégica surgida del M15M. Este es el reto que asumimos desde econoNuestra.
Como seña de identidad, en nuestra reunión fundacional aprobamos un Manifiesto al que se han sumado después más de 900 personas de distintos ámbitos, con una importante presencia de profesores universitarios de la economía, la sociología o la ciencia política, pero también de otros profesionales, activistas sociales y estudiantes. Te invitamos a leerlo y, si estás de acuerdo con la filosofía que lo anima, a participar activamente en econoNuestra"

Esta declaración de intenciones parece la de un colectivo aparentemente progresista, o por lo menos, no sometido al dogma neoliberal. Nuestra profesión parece estar tan contaminada por el pensamiento único que incluso economistas sedicentes progresistas inadvertidamente han asumido sus postulados.

Veamos por qué.

Empecemos por desmentir que el objetivo de eliminar la deuda pública es deseable por sí mismo en una economía donde el estado conserva su soberanía monetaria. Recordemos una de las fórmulas más bellas de la economía:

(S-I)+(T-G)+(M-X)=0

Donde S es el ahorro del sector privado, I la inversión del sector privado, T son los impuestos, G el gasto público, M las importaciones y X las importaciones. En esencia esta fórmula dice que el ahorro neto del sector privado, el déficit o superávit público y la balanza comercial tienen que compensarse. Por tanto si un sector institucional tiene capacidad de ahorro ésta será utilizada por otro que tendrá necesidad de ahorro. Ahora no me meteré en los mecanismos que conducen a esta situación; créanme si les digo que esta relación es una identidad contable que se da siempre.  Este ahorro o desahorro neto de cada sector institucional se instrumenta mediante cambios en la posición financiera neta de cada sector.Veamos el caso de la economía española:



Fuente: elaboración propia a partir de datos del INE
Si cogen una calculadora podrán comprobar que, año tras año, las variaciones positivas de unos sectores suman exactamente lo mismo que las variaciones negativas de otros. Por ejemplo, en 2011 las AAPP experimentaron una variación neta negativa de sus activos financieros netos de 101.265 €. Este rubro sirvió para que los demás sectores institucionales aumentaran sus activos financieros netos por exactamente el mismo importe. Si son observadores se darán cuenta de que el sector público prácticamente siempre ha aumentado su endeudamiento. Es lógico, pues el sector privado en general desea tener ahorros, al menos de forma agregada. Solo hay otro sector que puede facilitarle al privado los ahorros que con tanta avidez busca el sector privado: el exterior. Pero ya sabemos que históricamente España es un país que experimenta recurrentes déficit en su balanza comercial. Por tanto solo el sector público puede suministrar los activos que necesitan los hogares. 

La tendencia del sector privado a aumentar sus activos financieros o a reducir su endeudamiento en los últimos años se ha vuelto más acusada, en parte por la necesidad de desapalancarse ante su excesivo endeudamiento durante los años de la crisis, en parte por la incertidumbre que experimenta una población cada vez más envejecida a la que se amedrenta con la amenaza de que "las pensiones son insostenibles" (uno de los "¡Qué viene el coco!" favoritos de los neoliberales).

Obviamente las variaciones en las posiciones financieras se acumulan en los saldos de activos o pasivos financieros de cada sector. Para el sector público la necesidad de captar ahorro, consecuencia de los déficit en la ejecución presupuestaria del estado, se traslada a un aumento de la deuda pública. El siguiente gráfico muestra la posición financiera neta de cada sector institucional en los últimos años:



Fuente: elaboración propia a partir de la CNE publicada por el INE.

En realidad este ahorro negativo de las AAPP no es más que el déficit público (más o menos algunos ajustes adicionales como ciertas transferencias de capital y revalorizaciones de activos). Pero para un estado dotado de soberanía monetaria este desahorro no es demasiado relevante. Luego veremos por qué.

De nuevo apreciamos que las posiciones financieras netas negativas de unos sectores son idénticas a las posiciones financieras netas positivas de otros. Si el estado quisiera reducir su endeudamiento otro sector tendría que reducir sus activos financieros netos.

¿Qué tendría que pasar para que el sector público erradicara toda la deuda pública? Sencillamente tendría que incurrir en superávit durante un período muy prolongado de tiempo. Pero para ello el resto de los sectores institucionales tendrían que aceptar que su posición financiera neta se contrajera por el mismo importe por el cual desea el estado aumentar la suya. Esto se podría conseguir subiendo mucho los impuestos o bajando el gasto público durante varios años seguidos de forma drástica. Es decir, no sé si el Sr. Pérez Páramo se ha dado cuenta de que está abogando por un retorno a la nefasta austeridad con su estela de altas tasas de desempleo y miseria.

Pero repito que el sector privado desea tener ahorros. Es probable que una política de austeridad provocara una caída en sus activos financieros. Si sus activos caen por debajo de los niveles que desean mantener, es muy probable que en respuesta el sector privado intentaría aumentar su ahorro recortando su consumo. Esto llevaría a la economía a la deflación y la recesión. Llevado al extremo, si el estado quisiera exterminar la deuda pública, y el sector exterior siguiera negándose a aportarlos en su lugar (es decir, si Alemania siguiera negándose a reducir su superávit de balanza de pagos), podríamos llegar al absurdo de que los hogares verían cómo se confiscan sus activos reales (sus coches, sus hogares, etc...) para pagar sus impuestos pues no les quedarían ni dinero ni activos financieros con los que saldar sus obligaciones con Hacienda.

No olvidemos que el estado es el creador del dinero y que solo recupera una fracción de lo que crea vía impuestos.  Un estado que conserva su soberanía monetaria puede endeudarse sin peligro pues, al vencimiento de la deuda, lo único que tiene que entregar es otro instrumento de deuda del estado que no paga intereses y que se llama dinero. El estado podría incurrir en un déficit perpetuo y no pasa absolutamente nada. El estado gasta con dinero que ha creado él mismo. Su único límite es la capacidad real de la economía para suministrar bienes y servicios. Si lo excediere podría generar inflación. Pero siempre que gaste dentro de ese límite la deuda pública no es un peligro. Empeñarse en erradicar la deuda pública solo podría tener como consecuencia una deflación. Por tanto la erradicación de la deuda pública nunca puede ser un objetivo deseable.

Hagamos una pequeña aclaración. El estado también podría liquidar toda la deuda pagando el principal a su vencimiento. En este caso, simplemente estaría cambiando un pagaré que paga intereses por otro que no los paga, llamado dinero. Es probable que se creara un exceso de reservas que acabara de nuevo en el banco central y que los tipos de interés bajaran al pujar los bancos el precio de la deuda pública al alza. Pero la posición financiera neta del estado no cambiaría más que en la composición de las carteras: menos letras y bonos del Tesoro y más dinero en cuentas corrientes y depósitos a plazo.

¿Cuál debe ser el nivel adecuado de deuda pública? Abba Lerner, quien postulaba la teoría de las finanzas funcionales, consideraba que la política fiscal debía tener como principio director el análisis de su impacto en la economía. Este análisis debía guiar el presupuesto público y por tanto el equilibrio de ingresos y gastos es irrelevante. Lo importante es asegurar la prosperidad. Los principios de la gestión financiera equilibrada solo aplican a los individuos, no a un estado que conserva su soberanía monetaria.

La obsesión con el equilibrio entre ingresos y gastos del sector público es una de las mayores mistificaciones del pensamiento conservador y neoliberal. No quiero ocupar demasiado espacio de este post explicando de dónde viene esta obsesión. Se deriva en parte de una pobre compresión del papel del dinero en la economía. Para los economistas clásicos el dinero no es más que un velo, una útil mercancía utilizada en el comercio pero de la que podrían prescindir los agentes económicos si utilizaran otra mercancía o recurrieran al trueque. También podría proceder del temor cerval de las grandes fortunas al pago de impuestos. "Si el estado gasta luego vendrán a pedirme impuestos", piensa el conservador. Esto se ha pretendido generalizar a toda la población mediante lo que se llama la equivalencia Ricardiana: "si el estado se endeuda hoy, mañana aumentará los impuestos; ergo da igual que me cobre hoy los impuestos o mañana, por si acaso ya iré ahorrando ese dinero para pagarlos en el futuro." La equivalencia ricardiana no se sostiene en un análisis mínimamente riguroso del comportamiento real de los ciudadanos. También hay que añadir que los neoliberales llevan décadas tratando de desmontar el estado del bienestar alegando que es causante de espantosas aberraciones en el funcionamiento del mercado. A los neoliberales les irrita enormemente un estado que garantice el pleno empleo pues eso implica que las empresas deban competir por los recursos humanos viéndose incluso obligados a pagar sueldos decentes a cambio del trabajo. En fin, son muchas las causas que pueden explicar el miedo irracional al déficit y deuda públicos.

Otra cuestión es que, debido a que hemos renunciado a nuestra soberanía monetaria y hemos encomendado las labores del banco central a una institución europea, el BCE, el estado no pueda seguir endeudándose en euros eternamente sin arriesgarse a que "el mercado" le retire su confianza. 
Si el Sr. Pérez Paramo hubiese abogado por una reducción de la deuda debido al defectuoso diseño de la moneda común europea podría entenderlo. Sería una indeseable consecuencia del tinglado monetario europeo.

Efectivamente, un estado que carece de soberanía monetaria deberá endeudarse en una moneda que no controla. En el caso del estado español, éste debe endeudarse en euros y por tanto su capacidad de creación de dinero está limitada a lo que le consienta el mercado. Si se endeuda excesivamente podría darse una crisis de deuda soberana como la que sufrió Grecia en 2010. En esa situación el mercado puede exigir un tipo de interés cada vez más elevado. El servicio de la deuda puede llevarse una porción cada vez más elevada de los ingresos tributarios. Incluso puede darse el caso de que el estado no pueda conseguir colocar sus emisiones en el mercado y que sus ingresos sean insuficientes para pagar a sus acreedores. En un caso extremo el estado podría verse obligado a suspender pagos, el llamado 'default'. 

Pero debe constar que en el caso del estado español, este peligro se da porque hemos decidido renunciar a nuestra propia moneda y no hemos exigido a cambio la creación de un estado federal europeo con una capacidad de gasto suficiente que recicle superávit de los países exportadores netos a los países deudores.  Si el estado se endeudara en reales o pesetas, no habría ningún riesgo derivado del endeudamiento del sector público. Pero si se endeuda en euros puede llegar un punto en el que el mercado decida rebajar la calificación de nuestra deuda y negarse a seguir financiando a nuestro estado. Debe quedar claro que ésta es una trampa en la que nos han metido irresponsablemente nuestros políticos. 

Pero el corolario de esta reflexión no es que el estado debe "erradicar" toda la deuda pública. Esto sería nefasto para nuestra economía pues, reitero, la llevaría a una severa depresión. Ya lo vivimos en 2011 y 2012 y aun no hemos salido de esa deflación inducida por Bruselas, Tritchet, ZP y Rajoy.

Si los economistas del colectivo econonuestra están preocupados realmente por el bienestar de los ciudadanos entonces deberían pedir no una eliminación de la deuda pública sino la salida de España de ese engendro de unión monetaria o la creación de una verdadera unión política y fiscal europea. ¡Qué decepción! Otro colectivo de economistas impregnados de neoliberalismo.

viernes, 13 de marzo de 2015

Un modelo macroeconómico de flujos-fondos consistente

El gran Wynne Godley, de quien ya he hablado en otros posts de este blog, realizó una aportación fundamental a la Macroeconomía al advertir la lógica interrelación entre las posiciones financieras de los sectores institucionales de la economía. Desde el punto de vista de la renta el Producto Interior Bruto de una nación es igual a los salarios, los impuestos y el excedente bruto de explotación (que es una forma retorcida de referirse a los beneficios empresariales).

Se puede expresar esta identidad mediante la ecuación: PIB=W+E+T

Donde W=Salarios, E=Excedente Bruto de Explotación, T=Impuestos
Para la economía española esta relación, de forma tabulada, es la siguiente:

Datos en millones €

Desde el punto de vista de la demanda el PIB es igual al consumo, el gasto público, la inversión y las exportaciones menos las importaciones (porque parte del gasto no podrá ser atendido por la producción interior).

En forma de ecuación: PIB=C+G+I+X-M

Donde C=Consumo, G=Gasto Público, I=Inversión, X=Exportaciones, M=Importaciones

De nuevo, los datos para la economía española en forma tabulada:
Datos en millones €

Es evidente la identidad entre ambas ecuaciones

A)   W+E+T≡PIB≡C+I+G+X-M
Es evidente que no podía ser de otra forma. La suma de todos los bienes y servicios que produce una nación tiene que ser igual a los ingresos de todos los agentes que participan en el proceso productivo. Por supuesto estas magnitudes aplican a las transacciones que ocurren dentro de la esfera de la economía formal. Numerosas actividades económicas no se retribuyen y no se reflejan en el PIB, Pensemos por ejemplo en las tareas domésticas o el intercambio de favores entre vecinos.

Si pasamos los términos de la derecha de la ecuación a la izquierda tenemos la siguiente expresión:

B)            W-C+E-I+T-G+M-X=0
La expresión W+E- C-I  recoge los ingresos del sector privado (salarios + excedente bruto de explotación) menos el consumo y la inversión o formación bruta de capital fijo (la variación en inventarios es una forma mas de inversión). Si esta expresión es mayor que cero se deduce que el sector privado gasta menos de lo que ingresa y por tanto está generando un ahorro neto positivo. Dicho de forma más técnica: tendrá capacidad de financiación. Al contrario, si el resultado es negativo entonces el sector privado tendrá que tomar prestado de otros sectores para cubrir su gasto; tendrá necesidad de financiación.

T-G son los impuestos menos el gasto público. Si T>G entonces el gobierno estará en superávit. Por el contrario, si T<G se deduce que el gobierno incurre en un déficit fiscal.

Por último, M-X es el saldo de la balanza comercial. Si las importaciones (M) son menores que las exportaciones (X) nuestra economía tendrá un superávit comercial y tendrá capacidad de financiar al resto del mundo. Lo contrario resultará en una necesidad de financiación del resto del mundo.

Agrupemos estos tres balances de los sectores privado, gubernamental y exterior y llamemos a la expresión S=W+E-C ahorro del sector privado:

C)           (S-I)+(T-G)+(M-X)=0

Dicho de otro modo, el ahorro del sector privado más el déficit o superávit del estado más el saldo de la balanza comercial siempre será 0. Pero obviamente el ahorra de cada sectorial no siempre será 0. Puede ocurrir que S-I<0 y que T-G<0. Se deduce que lógicamente M>X, es decir, si en una economía el sector privado necesita captar ahorro y el gobierno incurre en un déficit, entonces el saldo de la balanza comercial tendrá que ser negativo, es decir, el sector exterior tendrá que financiar la economía nacional.

Veamos un ejemplo numérico para la economía española. En el año 2013 las magnitudes fueron:
C= 610.314
G= 204.218
I= 194.310
ΔI= 4.582
X= 331.073
M= 295.316
W= 490.253
T= 100.338
E= 458.590

Y reagrupando los importes para llegar a la expresión C) obtenemos:

S-I= 139.636 M€
T-G=-103.880 M€
M-X=-39.757 M€

Que, como era de suponer, suman 0. En 2013 observamos que el sector privado no destinó todo su ahorro a la inversión. Lo que le sobró se destinó al gobierno para financiar su déficit y a reducir nuestra deuda con el exterior (o financiar al resto del mundo). Ésta es una observación interesante aunque su utilidad es limitada. Además, esta información está muy agregada y muchas transacciones entre sectores se han eliminado en el proceso de consolidar las cifras. Por ejemplo, los impuestos que facilita la contabilidad nacional para las cuentas agregadas no son todos los que cobra el estado. Faltan los impuestos sobre la renta y los beneficios o las cotizaciones sociales. Tampoco vemos las rentas y otras transferencias que se producen desde un sector a otro.

La realidad es más compleja y existen numerosas relaciones entre los sectores institucionales de una economía. Si quisiéramos entenderlas mejor sería necesario entender que se producen una serie de flujos de unos sectores a otros y que, como resultado de estos flujos, se acumulan una serie de posiciones netas que reflejan derechos de unos sectores sobre otros. Un déficit público durante un período (variable flujo) debe resultar en una acumulación de deuda de las administraciones públicas. En un artículo publicado por Godley y Lavoie(1) se representa en una matriz un modelo simplificado de este tipo de relaciones :


Si nos fijamos en la primera línea es obvio que el consumo de los hogares debe suministrarlo alguien, en este modelo las empresas (Firms). Por tanto reflejamos este flujo como una salida de fondos de los hogares con un signo menos y la entrada, por valor equivalente, en las empresas con signo +. El total de la primera línea suma 0, obviamente. Igualmente, la renta la perciben los hogares, en forma de salarios o beneficios empresariales que pagan de nuevo las empresas. Si vamos repasando cada línea de la matriz vemos que a cada flujo de salida de un sector le tiene que corresponder otro de entrada en otro sector. 

El cambio en la posición financiera neta (aumento de riqueza si es positivo, endeudamiento si es negativo) es lo que permite saldar las columnas de la matriz. En el ejemplo de Godley y Lavoie la primera columna, que corresponde a los hogares, muestra la renta como una entrada de fondos (+Y) que se destina a pagar impuestos (-T) y al gasto (-X). Además el sector privado percibe una renta en forma de intereses que cobra sobre préstamos realizados al Gobierno en un período anterior (+rGD-1) donde "r" es el tipo de interés. Por tanto la renta disponible del sector privado es Y+r.GD-1-T. Esta renta se destina a gasto en consumo e inversión (-X). Como el sector privado ha ahorrado se produce una aumento en su riqueza financiera, lo cual supone una salida de los fondos que, en este ejemplo, presta al Gobierno -ΔV=+ΔGD. Vemos que la primera columna también debe quedar saldada a 0. y lo mismo debe ocurrir con todas las demás columnas.

Este esquema nos permite realizar proyecciones macroeconométricas a la vez que nos aseguramos de que se mantiene una consistencia entre flujos y fondos. Si hacemos una proyección macroeconométrica, representamos los flujos en otra matriz y vemos que hay alguna línea o columna que no suma cero entonces cabe concluir que no hemos sido consistentes: nos hemos olvidado de algún flujo entre un sector y otro.

He intentando realizar un ejercicio similar pero tomando datos de la contabilidad nacional de España para 2013. Mi primer intento no fue muy satisfactorio pues pretendía reflejar el reparto del PIB entre lo sectores instituciones (lo que se llama el valor añadido bruto de cada sector). Para conseguir que todas las líneas quedaran saldadas tuve que añadir una columna a la que llamé 'producción' que vendría a representar a toda la economía española como sector consolidado. Lo hice de esta manera porque no tenía forma de saber qué parte de las exportaciones y de las importaciones se debían atribuir a cada sector institucional.


Elaboración propia a partir de datos de la contabilidad nacional publicada por el INE

Salvo por alguna diferencia de redondeo, todas las columnas y filas cuadran. Aparecen también muchas de las transacciones que a nivel agregado se eliminan por consolidación.Pero la columna 'producción' no dejaba de parecerme un artefacto que servía para reflejar la composición de la demanda que no conseguía repartir entre los sectores. 

Es interesante constatar que la matriz permite calcular el ahorro de cada sector institucional y además observar cómo el ahorro o desahorro se canalizó a los otros sectores.  Lógicamente las revalorizaciones de los activos de unos sectores se corresponden con las minusvalías en los valores de otros sectores. Asimismo, los cambios en las posiciones financieras netas de unos sectores quedan compensados con los de otros. Por ejemplo, las administraciones públicas recibieron 115 mil millones € de los demás sectores. También las empresas y las instituciones financieras (sectores productores en mi matriz) han recibido financiación por valor de 43 mil millones y 63 mil millones € respectivamente. ¿Quién aporto la financiación? Los hogares y el sector exterior, lógicamente.

El mantenimiento de estas identidades se refleja en la contabilidad nacional al estudiar las cuentas financieras. De forma agregada veremos que las variaciones de flujos y posiciones financieras netas para cada sector en la siguiente tabla creada a partir de datos facilitados en la contabilidad nacional.Veremos que de nuevo las variaciones de activos financieros netos, las revalorizaciones de activos y las posiciones financieras netas de todos los sectores suman 0.



Sería deseable contar con una contabilidad nacional basada en flujos de fondos pero no he sabido encontrarla. Así pues me conformaré por ahora con esta matriz para hacer lo que me propongo a continuación: hacer una proyección de la economía española en 2014 a partir de un modelo parecido a los que ha desarrollado Godley y compararla con la realidad comprobando además que se mantiene la consistencia entre flujos y fondos.


(1) Fiscal Policy in a Stock-Flow Consistent (SFC) Model.Wynne Godley and Marc Lavoie-
Abril 2007