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sábado, 30 de mayo de 2015

Los lunes al Sol (I)


Villaviciosa de Odón a 27 de mayo de 2015

Si hay una nación que parece tener un serio problema estructural con el empleo ésa es España. Salvo los nacidos antes de los años 60, prácticamente nadie en este país ha conocido una situación de pleno empleo. Quien más quien menos ha experimentado dificultades para incorporarse al mercado de trabajo, episodios más o menos duraderos de desempleo y condiciones laborales cada vez más degradadas; salvo que haya conseguido aprobar unas oposiciones, esté muy bien conectado o tenga unas habilidades y competencias muy demandadas por el mercado.

El registro histórico de desempleo es simplemente desolador. Solo durante un breve interludio, asociado a la burbuja inmobiliaria que siguió a nuestra entrada en la moneda común, conseguimos que la tasa de desempleo llegara a tener menos de dos dígitos. Más inquietante es reconocer que la democracia española ha sido incapaz de generar el pleno empleo. Si tenemos en cuenta que, además, la población activa es de las más bajas de los países de la OCDE la magnitud de la tragedia resulta aún mayor. Más desolador es constatar que las élites empresariales y políticas de este país no tienen ningún interés en resolver el problema. He conocido políticos socialistas que afirman seriamente que “el pleno empleo es inalcanzable”. Pero si lo es ¿qué pasa en Corea del Sur donde la tasa de desempleo es del 3,9% actualmente?


Elaboración propia a partir de datos de la población activa del INE (desde 2000) y fuentes diversas para años anteriores. Nota: hay cambios metodológicos a lo largo de la serie histórica que no he tratado de resolver.

¿Qué explica nuestra incapacidad histórica para resolver el problema del desempleo? La narrativa convencional, fuertemente influida por el pensamiento neoliberal, vendría a contar la siguiente historia. Por otra parte una legislación laboral con unos elevados costes de despido y enormes rigideces salariales desincentivaría la contratación de trabajadores. Añádase una economía escasamente competitiva, constituida mayormente por microempresas, incapaz de exportar, y centrada en los monocultivos del ladrillo y del turismo, que genera un empleo de baja calidad y muy sometido a los vaivenes de los ciclos de la economía.

La historia no ha variado en exceso en el tiempo. A finales de los 70 y principios de los 80, recién salidos del Franquismo y ante la obligación de integrar nuestra economía en la europea, hubo que reestructurar un sector industrial poco competitivo, cerrándose las empresas más obsoletas. Unos sindicatos combativos, amparados por una legislación restrictiva heredada del corporativismo franquista y convalidada en el Estatuto de los Trabajadores, se habrían mostrado reticentes a colaborar aceptando ajustes salariales para rebajar el desempleo. El ajuste durante las recesiones por tanto habría de producirse a costa del empleo.

Una idea repetida una y otra vez es que los incrementos salariales deberían adecuarse a las ganancias de productividad (esta idea, por ejemplo, la ha repetido múltiples veces ese político neoliberal llamado Felipe González). Idea absurda donde las haya pues se viene observando que la productividad del factor trabajo crece cuando aumenta el desempleo y viceversa, por tanto los salarios deberían subir en períodos de crisis y bajarían en períodos de auge económico ¿no es cierto?


En este gráfico, que he construido a partir de datos obtenidos de Eurostat y del INE, comparo la evolución del índice de productividad real tomando 2002 como base 100 y el coste laboral por hora efectiva en términos reales igualmente comando 2020 como base 100 (es un período amplio que cubre la burbuja y la crisis). Es cierto que los salarios crecieron más rápidamente durante la burbuja inmobiliaria pero ciertamente durante la crisis los costes laborales han caído de tal forma que todas las ganancias que consiguieron los trabajadores han sido laminadas. ¿No sería hora de plantear una subida salarial? Según el criterio de los neoliberales tocaría 

En los años 80 se añade al ramillete de explicaciones la incorporación al mercado de trabajo de las cohortes más numerosas que haya habido jamás en la historia de este país, la generación nacida en el baby boom. Encontrar acomodo laboral, al igual que ya fue complicado adaptar el sistema educativo a tal avalancha y luego lo fue en el mercado de la vivienda (lo cual en parte explicó el boom inmobiliario), fue un reto para la economía pero reconozcamos que también amplió espectacularmente el mercado de consumidores. Sin embargo, el baby boom ya peina canas y hoy más del 50% de los jóvenes están desempleados. Esa excusa ya no vale.

La narrativa no ha experimentado demasiados cambios. Para los economistas del mainstream el problema sigue siendo el desajuste de la oferta laboral a las necesidades del mercado, los salarios reales elevados, la falta de movilidad laboral, etc. Una y otra vez se aducen factores estructurales para explicar las altas tasas de desempleo de nuestra economía. Esta narrativa es la que justifica la necesidad de introducir las llamadas reformas estructurales. Todavía hace unos meses un informe de la CE sobre los desequilibrios macroeconómicos de España se señalan los siguientes objetivos para el mercado de trabajo.

CSR 3:Pursue new measures to reduce labour market segmentation to favour sustainable, quality jobs, for instance through reducing the number of contract types and ensuring a balanced access to severance rights.
Continue regular monitoring of the labour market reforms.
Promote real wage developments consistent with the objective of creating jobs.
Strengthen the job-search requirement in unemployment benefits.
Enhance the effectiveness and targeting of active labour market policies, including hiring subsidies, particularly for those facing more difficulties in accessing employment.
Reinforce the coordination between labour market and education and training policies.
Accelerate the modernisation of public employment services to ensure effective personalised counselling, adequate training and job-matching, with special focus on the long-term unemployed.
Ensure the effective application of public-private cooperation in placement services before the end of 2014, and monitor the quality of services provided. Ensure the effective functioning of the Single Job Portal and combine it with further measures to support labour mobility.[1]
Para los técnicos de la Comisión Europea los culpables del elevado desempleo serían:
  1. La falta de formación de los trabajadores y la falta de acoplamiento entre las habilidades ofertas y demandas,
  2. Unos salarios reales que se resisten a bajar.
  3. Las rigideces del mercado de trabajo: esos trabajadores que no quieren moverse de su pueblo.
  4. Unos servicios públicos de empleo ineficaces.
  5. Los tipos de contratos laborales que generan un mercado dual donde unos tienen protección frente al despido y otros no. Con la expresión “acceso equilibrado a derechos de indemnización por despido” yo leo bajárselos a los que todavía conservan esos derechos.
Planteemos algunas objeciones a estos argumentos para fastidiar un poco la narrativa neoliberal de Bruselas.
  • Si el problema es que los trabajadores no están bien formados ¿por qué será que los jóvenes mejor formados —científicos, ingenieros, médicos, enfermeros— se están marchando a vivir en otros países donde les pagan mejores sueldos y les dan contratos estables? 
  • Los técnicos de la CE y otros neoliberales quieren que los sueldos bajen aún más. ¿Qué pretenden, hundir otra vez el consumo para acentuar la espiral deflacionista? Porque seamos honestos: resulta fatigoso seguir oyendo a sucesivos gobernadores del Banco de España pedir la moderación salarial y de rentas. Es posible que renunciando a cualquier aspiración de un salario digno consiguiéramos que todos tuvieran empleo. Pero entonces ¿qué nos quedaría sino una economía devastada con un consumo anémico? Una observación más: si el PIB es igual a la suma de rentas del trabajo, excedente bruto de explotación (el valor añadido creado por los empresarios y otras rentas como alquielerses e intereses) e impuestos sobre la producción netos de subvenciones a la producción, ¿no están pidiendo los gobernadores del Banco de España y demás prebostes neoliberales una moderación permanente en el crecimiento del PIB? ¿Sorprende que hayamos llegado pues a lo que algunos llaman el estancamiento secular? 
  • Solo un ciego podría pensar que, en medio de una profunda depresión que ha dejado a la cuarta parte de la fuerza laboral en el paro, una simplificación de los tipos de contratos va a reducir la tasa de paro en más de unas pocas décimas. Reconozcamos que después de la enésima reforma laboral el paro sigue siendo insultantemente alto. Llevamos haciendo reformas laborales ya desde la presidencia de Felipe González. ¿Qué más tenemos que hacer? Quizás el famoso contrato único consiguiera acabar con la dualidad del mercado de trabajo (igualando por abajo a todos). Pero solo los políticos siguen creyendo que se puede resolver el problema del desempleo recurriendo al BOE. 
  • Una agilización de los servicios de colocación estaría bien para reducir el paro friccional (aquél que se produce por pequeños desajustes en el mercado de trabajo) pero no acierto a comprender cómo una avalancha incontenible de parados en las oficinas de empleo puede ser eficazmente atendida por unos pocos funcionarios si resulta que no hay demanda para emplear trabajadores. No estaría mal que el estado colaborara a reducir el desempleo doblando o incluso triplicando el número de personas ocupadas en estas oficinas de empleo pero dudo que realmente consiguieran mejorar una situación de devastación como la actual.
Sorprende la ceguera de unos técnicos que solo puede justificarse por su infatuación con la economía de la oferta, ésa que nunca presta atención a las debilidades de la demanda como explicación a los problemas laborales; ésa que se cree la Ley de Say: toda oferta crea su demanda. Tércamente insisten en que el culpable sigue siendo el trabajador que no se forma, que no se mueve y que no quiere bajarse más el sueldo.

Veamos la otra parte del análisis convencional: el ya manido problema del modelo económico. Sin negar que la economía española tiene un problema de competitividad, llevamos hablando de la necesidad de un cambio de modelo económico que nunca se produce. ¿Será porque hay alguna barrera que lo impide? Sí, ya sabemos que hay que apostar por la economía del conocimiento y que hay que invertir en I+D. Pero ¿alguien se ha parado a pensar por qué los empresarios no invierten más en tecnología? ¿Es que son tontos y no son capaces de ver lo que resulta evidente para los arbitristas? Se nota que nunca han tratado de crear una empresa tecnológica en este país.

Modelo económico y mercado laboral: las dos reformas pendientes que siempre se abordan y nunca consiguen su objetivo. Una cosa sí han conseguido los neoliberales: que en el reparto de rentas las salariales cada vez pesen menos y también que tengamos la distribución de la renta más injusta de Europa Occidental.

¿Y si resultara que todo el énfasis en la flexibilización del mercado de trabajo estuviera completamente errado? Cuando llevamos 30 años planteando las mismas quejas y proponiendo las mismas recetas y resulta que el desempleo sigue siendo insultántemente alto ¿no será porque nos estamos haciendo las preguntas equivocadas?

En el siguiente post trataré de dar una visión alternativa al problema del desempleo.



[1] Country Report Spain 2015 Including an In-Depth Review on the prevention and correction of macroeconomic imbalances

1 comentario:

  1. Hay un problema, de demanda evidente: las horas trabajadas son menos que cuando llegó el PP. luego hay una insuficiencia de demanda interna y externa. Es ridícula decir que mejorando la fiesta va a aumentar al demanda.
    También es falso decir que el salario debe igualar a la oleoducto idead laboral. Como explican en el BLS, la productividad laboral es la productividad total dividido por las horas trabajadas, pero a ella contribuyen todos los factores, incluida tecnología. Cómo se distribuya entre salarios y beneficios depende de de la tasa de paro u de la competencia entre las enredas por captar mano de obra... Lo cual tiene algo que ver con al demanda -me digo a mí mismo sigilosamente.
    Es decir, la economía es dinámica, y la tasa de crecimiento no depende -o no depende solo- de la calidad de la oferta. Cuanto más recursos opón utilizados haya, más bajo será el POb y más bajos los salarios.
    Esto aparte de toda consideración de distribución de renta.

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