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miércoles, 8 de julio de 2015

Mitología griega

Un interminable lustro ha transcurrido desde que se inició la crisis griega. Durante estos cinco años los políticos europeos y los responsables del FMI han recurrido a una narrativa que culpaba a los griegos y justificaba las políticas de austeridad. Este relato tiene una evidente inspiración ideológica neoliberal y está plagado de errores cuando no de falsedades. Pero eso no ha sido óbice para que los medios más influyentes lo hayan repetido ad nauseam con el celo del propagandista. Hemos sido testigos de cómo los dirigentes europeos y los representantes del FMI han reprendido reiteradamente a los griegos con un insultante tono de superioridad moral.

La campaña ha tenido éxito y me atrevería a afirmar que una gran parte de la sociedad comparte esta narrativa. Por eso, cuando llegaron al poder Tsipras y Varufaquis con un discurso radicalmente distinto acerca de las causas de la crisis y exigiendo cambios de políticas, muchos han reaccionado con indignación. Quizás por eso oímos a dirigentes socialistas españoles como Felipe González o Pedro Sánchez, por ejemplo, declarando que Tsipras se ha equivocado al convocar el referéndum o al retar a la troika para renegociar las condiciones del rescate. Uno esperaría más solidaridad de los dirigentes del centro izquierda con el nuevo gobierno.


Aunque el propio Varufaquis ha definido acertadamente a la Economía no como una ciencia sino como ideología con ecuaciones, creo que eso no nos exime de tratar los datos y hechos con algo más de rigor. Si se le dan al lector algunos que cuestionan asertos reiteradamente afirmados quizás aprecie que los políticos de Syriza tienen algo de razón en sus reivindicaciones. También puede que sirva para que el lector reciba con menos hostilidad las propuestas que postulan otras políticas económicas y entender por qué la austeridad impuesta desde la Troika estaba condenada a fracasar. Esta es la selección de mitos que pretendo desmontar o poner en contexto.

Mito nº 1. El gobierno griego gastó sin mesura en los años previos a la crisis.

La siguiente tabla muestra cómo evolucionó el nivel de gasto público en proporción al PIB de varios países de la Unión Europea y la media para los países de la UE..

Fuente: Eurostat


Al lector le costará encontrar la curva de Grecia en el gráfico porque está enterrado entre las de otros países europeos. Si Grecia hubiera hecho algo distinto a lo que hicieron los demás, su curva sería fácil de localizar en el gráfico. Una vez hallada entre la maraña podrá comprobar cómo en los años previos a la Crisis Financiera Global (CFG) el gasto público griego osciló entre el 44% y el 47% del PIB, cerca de la media de los 27 países de la Unión Europea (UE27) y no muy superior al de Alemania. Ya iniciada la crisis todos los países aplicaron políticas expansionistas e incrementaron su gasto; hasta que llegó la reacción neoliberal de 2010. Realmente Grecia no tuvo un comportamiento excepcional. Fue más aberrante el de España que prefirió mantener un nivel de gasto público muy bajo similar al de algunos países de Europa Oriental.

Mito nº 2. El Gobierno griego ha sido incapaz de recaudar impuestos

Este mito es parcialmente cierto. Grecia mantuvo un permanente déficit público durante los años anteriores a la crisis. Al igual que otros estados mediterráneos salidos de dictaduras derechistas, Grecia tiene un estado raquítico con escasos recursos para obligar al pago de impuestos. España resolvió el problema optando por un nivel de prestaciones sociales inferior al de la media comunitaria. Grecia prefirió mantener un déficit elevado. Por esta razón quizás Grecia consiguió mantener un nivel de empleo más elevado que España durante los años anteriores a la crisis.

Pero eso era antaño; hogaño Grecia podría considerarse el estado más virtuoso de la Unión Europea pues mantiene un superávit estructural o cíclicamente ajustado. Es decir, si no hubiese desempleo, Grecia tendría un superávit fiscal mayor que el de Alemania. El problema es que un posicionamiento fiscal de este tipo es fuertemente contractivo, especialmente si coincide con una profunda depresión. La razón es que en una recesión se contrae el consumo privado. Una reducción adicional del gasto público en estas circunstancias solo puede llevar a una contracción aún mayor de la economía.


En macroeconomía el gasto agregado es idéntico al ingreso de todos los factores e idéntico a los productos y servicios que produce la economía durante un período (el PIB). Es crítico entender estas identidades contables para entender por qué la austeridad está siempre condenada al fracaso. Reducir el gasto agregado de todos los sectores no genera un ahorro, como se dice a menudo equivocadamente, sino a una reducción del PIB. En las negociaciones con el gobierno de Tsipras la Troika pretendía imponer un nuevo ciclo de austeridad que llevaría inevitablemente a una profundización de la depresión.

Mito nº 3. La deuda griega es tan elevada debido a su sobredimensionado gasto militar.

Es cierto que Grecia ha mantenido un nivel de gasto militar en porcentaje del PIB más elevado que muchos países europeos. Ese gasto quizás podía haberse utilizado en otros gastos socialmente más útiles o en reducir el déficit. Sin embargo, en la Grecia salida de la dictadura de los coroneles y con una convulsa historia de guerras civiles, el estamento militar consiguió reservarse un mayor trozo de la tarta presupuestaria. La tensa relación con su vecino turco sin duda ha contribuido a esta hipertrofia militarista. Sin embargo esta partida ha venido cayendo en los últimos años. Si tenemos en cuenta que en la razón gasto militar/PIB el denominador ha caído más de un 25% esta caída es aún más espectacular. En las negociaciones con la Troika se estaban discutiendo recortes adicionales entre 200 y 400 millones €. No estaría de más recordar que los EE.UU. llevan años pidiendo a sus socios europeos que incrementen su gasto militar hasta un umbral de al menos el 2%.


Mito nº 4. La crisis de deuda se debe al endeudamiento público.

Si bien Grecia salió de la crisis petrolera de los años 70 con un elevado nivel de deuda pública, lo cierto es que los niveles respecto al PIB se mantuvieron desde entonces relativamente estables. Por tanto la elevada deuda pública fue una herencia de décadas anteriores. 


Al igual que en España, fue el sector privado el que se endeudó de forma insostenible en la primera década del siglo. Después de la CFG fueron el deseo del sector privado de reducir su endeudamiento con el consiguiente desplome del consumo y la inversión privados; la concomitante caída en la recaudación fiscal y aumento del gasto público por efecto de los estabilizadores automáticos (gasto en prestaciones de desempleo y otras políticas anticíclicas); y el desplome del denominador (el PIB) los que llevaron la deuda pública a niveles insostenibles. En el siguiente gráfico la curva azul muestra el crédito al sector privado en miles de millones de euros y la curva roja la deuda griega en porcentaje del PIB.




Numerosos países han mantenido niveles de deuda pública elevados sin excesivas consecuencias. Ejemplos de ello son EE.UU. y Japón. Sin embargo estos países no tienen problemas de solvencia. ¿Nunca se ha preguntado el lector por qué Grecia no puede sostener un nivel de deuda del 175% de PIB y Japón sí puede con una que duplica su PIB? La razón reside en que un estado emisor de moneda nunca puede quebrar (con la condición de que se endeude en su propia moneda y no en una moneda extranjera).

Supongamos que mañana un acreedor del estado japonés exige el cobro de un bono por valor de 100 millones de yenes. El Tesoro del Japón simplemente le entregará a cambio otros 100 millones de yenes que ha creado el Banco de Japón de la nada. Se habrá producido un simple intercambio de una deuda por otra deuda, unos papeles por otros.


En cambio al vencimiento de un bono emitido por el estado griego éste se tiene que asegurar de que cuenta con el importe equivalente en euros y éstos los tiene que conseguir vía impuestos. Grecia no puede crear euros pero antes sí podía crear dracmas de la nada. Fueron la conversión de la deuda histórica griega de dracmas a una moneda que no controla y la pérdida de un banco central que actuara como prestamista de último recurso las que han convertido la deuda griega en un problema.

Mito nº 5. El gobierno griego maquilló sus cuentas para entrar en el euro.

Este mito es cierto pero no seamos tan "meapilas". Si la UE no hubiese marcado los arbitrarios límites del Tratado de Maastricht para entrar y permanecer en el Euro, Grecia y otros países no habrían tenido que recurrir al expediente de falsear sus cuentas. No hay ningún criterio científico que diga que la deuda pública de un estado tenga que ser inferior al 60% ni el déficit público inferior al 3%. Las reglas de ese tratado fueron una ocurrencia de los políticos franceses y alemanes. Digamos que los países de la Eurozona se pusieron la soga al cuello.

Sí, en 2001 Goldman Sachs realizó un préstamo secreto que le permitió al gobierno griego ocultar el nivel real de su deuda. Lo trágico es que la transacción tuvo tal complejidad que el Gobierno griego no entendió el producto que estaba comprando ni pudo juzgar sus riesgos y costes [Bill Mitchell en Eurozone Dystopia (2015) citando a Dunbar y Martinuzzi (2012)].  


Sin embargo en ejercicios de creatividad contable Grecia estuvo muy bien acompañada de otros países, incluida la "virtuosa" Alemania. En 1997, Theo Waigel, a la sazón ministro de Hacienda alemán, preocupado porque su país no conseguía cumplir con el criterio de déficit exigido por el Tratado de Maastricht, intentó que el Bundesbank valorara sus reservas de oro a precios de mercado para registrar un beneficio que enjugara el desequilibrio de ese año. En este caso el banco central se opuso pero Alemania cayó en su propia trampa pues no tardó en convertirse en el primer país que incumplió las normas del Tratado de Maastricht. Todos los países hicieron la vista gorda para asegurar el éxito de la operación.

Mito nº 6. Naciones europeas como España han sido solidarias con Grecia.

Recientemente el presidente Rajoy soltó, con ese tono solemne que emplea para decir obviedades, una de sus frases más brillantes refiriéndose a Grecia: «una cosa es ser solidario y otras es serlo a cambio de nada". Es verdad que España ha sido muy solidaria, pero no con el pueblo griego, sino con los bancos alemanes y franceses que eran los principales acreedores de Grecia en 2009. En ese año los bancos españoles prácticamente no tenían exposición a ese país, es decir apenas habían concedido préstamos al país heleno. Los grandes acreedores eran los bancos franceses y alemanes.


A través de los mecanismos de rescate europeos, la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera y el programa SMP del BCE, España indirectamente ha prestado avales y garantías a Grecia por importe de 27 mil millones €. Sin embargo, la mayor parte de estos fondos se utilizaron para cancelar los préstamos bancarios pendientes a 31 de diciembre de 2009. El programa europeo de rescate de los bancos franceses y alemanes a costa del pueblo griego ha sido muy eficaz.
Fuente: Banco Internacional de Pagos para los datos de los bancos; FEEF y BCE para las ayudas del plan de rescate a Grecia

Conclusión

Lo malo de analizar los datos desde distintas ópticas es que te pueden arruinar una bonita fábula. Si los políticos europeos, los medios y los economistas fueran más objetivos y honestos, habrían reconocido ya que la crisis la ha provocado una unión monetaria mal diseñada.



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