Villaviciosa de Odón, 31 de marzo de 2020
Vamos a analizar uno de los textos más desafortunados que he encontrado hoy en la prensa económica. Me refiero a este artículo titulado "El déficit se disparará este ejercicio tras cerrar con su primera subida en seis años" publicado en el Diario Cinco Días, perteneciente al Grupo PRISA, que es prototípico de la ideología que se le trata de meter a la gente en la cabeza desde el dogma vigente.
La doctrina vigente está tan implantada gracias a un intenso lavado de cerebros que seguramente el mismo periodista escribió esta basura sin necesidad de pensarlo mucho. Le bastó tirar del listado de tropos que suele utilizar cuando habla de las cuentas públicas y seguramente pudo escribirlo en los 20 minutos que le daban en la redacción. La ventaja del adoctrinamiento en la fe verdadera es que puedes actuar de forma recta sin pensar demasiado.
El artículo presenta un dato económico -el déficit de las administraciones públicas, que el año 2019 alcanzó el portentoso valor de -2,64% en porcentaje del PIB- adornándolo de juicios de valor erróneos. El autor, perteneciente a ese colectivo de periodistas que no suele morder la mano que le da de comer, aprovecha la ocasión para arrear al gobierno actual que no debe de ser del agrado de los accionistas de Cinco Días.
El artículo delata el marco ideológico neoliberal en el que se encuadra el autor ya desde el titular. El déficit está "disparado", es decir, quiere que interpremos que es una variable cuyo control se le ha escapado al gobierno pero hay que tratar de que vuelva al redil. Una valoración más neutral habría sopesado el efecto positivo para la economía del tirón sobre la demanda que ejerce el déficit público. Pero ese relato no le conviene al dogma vigente. El déficit es un animal difícil de domesticar pero hay que conseguir que sea 0 permanentemente aunque ningún Estado lo haya conseguido en la Historia de la humanidad. En Alemania un Ministerio de Hacienda estatal elevó en su sede un monumento al "schwarze null", el cero negro, expresando el deseo de no entrar nunca en números rojos. Esto revela hasta qué punto una mera magnitud contable se ha sacralizado en la mentalidad de los dirigentes europeos.
Sin muchos preámbulos el periodista se refiere a continuación al "agujero fiscal". Se trata de describir el déficit como una carencia, algo que hay que rellenar. Pues bien, desde el punto de vista de la teoría moderna de la moneda (TMM) esa cifra lo que ha hecho es ayudar a que menos personas tuviesen un agujero en su bolsillo. El mal llamado déficit es en realidad el superávit de gasto público: la diferencia entre el dinero que ha inyectado el gobierno en los bolsillos de la gente y lo que les ha extraído vía impuestos. Resulta que un Estado no es un hogar. A diferencia de los mortales, que tenemos que conseguir euros antes de gastarlos, el Estado es cocreador, junto con el resto de los 19 estados miembros de la mal parida unión monetaria europea, de la moneda llamada insípidamente euro que utilizamos los demás y que necesitamos conseguir del Estado para pagar los impuestos.
En la misma frase aprovecha para decir que el déficit este año llegaría al 6%. Pues bien, considero que se equivoca y que es posible que llegue al 9% ó 10%. ¿Algo que deba preocuparnos? No necesariamente si el Banco Central Europeo cumple la función para la que sirven los bancos centrales aunque Christine Lagarde parece que aún no se ha enterado de cuál es ésa. Añadiré que ese déficit tiene que ser cuan alto sea necesario para recuperar el ritmo normal de nuestra economía después del parón inducido por la pandemia y no entrar en una gran depresión a continuación.
Fíjense en que, a continuación, en un ejercicio de falsificación consistente en facilitar información incompleta, nos suelta este gráfico.
Pues bien, yo mismo publiqué ayer un gráfico muy parecido, pero el mío recoge todos los datos que facilitó el Instituto Nacional de Estadística y -¡Oh, desdichada casualidad!- se le olvidó al periodista incluir en la infografía. Las barras rojas son las mismas pero yo añadí el dato también relevante de la capacidad de financiación que consiguió el año pasado el sector privado (hogares y empresas, es decir, todos nosotros). Eso es más dinero para amortizar préstamos, cubrir algún agujero, reparar algún balance de empresa en dificultades.
También se le olvidó incluir al sector exterior. Si lo hubiese hecho se habría dado cuenta de que el ahorro del sector privado fue idéntico, hasta el céntimo, al desahorro del sector exterior y al superávit de gasto público del Estado. Bienvenido a un concepto que no le enseñaron en la facultad: la identidad de los balances sectoriales. No por casualidad, si dibujas el gráfico completo, éste resulta ser simétrico. El superávit de gasto público es el tapón de los agujeros del sector privado.
Me gustaría saber si el periodista hubiera preferido quedarse en el paro el año 2019 o que le hubiesen reducido la jornada. Me pregunto si el Diario Cinco Días consideraría la posibilidad de renunciar a toda la publicidad institucional que recibe de las administraciones públicas. También le sugiero al periodista la posibilidad de que done su sueldo íntegro al Estado dado que el déficit público (superávit de gasto público) le quita el sueño de esta manera.
A continuación asevera que
¡Vaya por Dios! Parecería que hubise habido una mala cosecha de medidas de austeridad. Habrá que infligir más miseria en la población en 2020; menos mal que ayuda la pandemia para que esto siga siendo un lacrimarum vallis. Se ve que este gobierno no hace caso de ese guardián de las esencias neoliberales, el Banco de España. Habría que atender a las ocurrencias de su gobernador quien, desde que le dieron sus funciones al Banco Central Europeo, supongo que necesita ocuparse reconvirtiendo la entidad en think tank neolibeal.
El escándalo no decrece en el siguiente párrafo pues,
En el siguiente párrafo el periodista se adentra en las razones de este "fracaso". Para empezar
Pues sí, hemos tenido que vivir con los presupuestos prorrogados del Gobierno de Mariano y resulta que las ministras han tenido que reprimir sus ansias por meter las tijeras que tanto le gustan a las personas de mentalidad franciscana. Es más, se han aprobado pecaminosas medidas que ayudaban algo a las personas más necesitadas. Esas medidas tan soeces se detallan en el siguiente párrafo:
Se ve que a esta orgía de gasto desenfrenada ha contribuido un aumento "inaudito" del Salario Mínimo Interprofesional. Llegados a este punto, sinceramente, le deseo al periodista, a sus jefes y a todo el consejo de administración que ganen el SMI, pero no el actual, el de antes. Estos dispendios inaceptables -probables causantes de una hiperinflación y pérdida de competitividad que estarán al caer cualquier día de este siglo- se ve que no habrían sido compensados por el correspondiente aumento de latigazos, perdón, impuestos.
Pero el mundo está lleno de pecadores. El espartano periodista apunta con un tembloroso dedo acusador a otros viciosos del gasto público:
El artículo de Cinco Días es un ejemplo acabado del periodismo basura que predomina en nuestra sociedad contemporánea, razón por la que ya hace varios años que me niego a comprar los diarios en papel o pagar una suscripción online a estos catecismos. Por eso prefiero remitirme a las fuentes estadísticas para estudiar la economía. Les aconsejo que hagan lo mismo.
Vamos a analizar uno de los textos más desafortunados que he encontrado hoy en la prensa económica. Me refiero a este artículo titulado "El déficit se disparará este ejercicio tras cerrar con su primera subida en seis años" publicado en el Diario Cinco Días, perteneciente al Grupo PRISA, que es prototípico de la ideología que se le trata de meter a la gente en la cabeza desde el dogma vigente.
La doctrina vigente está tan implantada gracias a un intenso lavado de cerebros que seguramente el mismo periodista escribió esta basura sin necesidad de pensarlo mucho. Le bastó tirar del listado de tropos que suele utilizar cuando habla de las cuentas públicas y seguramente pudo escribirlo en los 20 minutos que le daban en la redacción. La ventaja del adoctrinamiento en la fe verdadera es que puedes actuar de forma recta sin pensar demasiado.
El artículo presenta un dato económico -el déficit de las administraciones públicas, que el año 2019 alcanzó el portentoso valor de -2,64% en porcentaje del PIB- adornándolo de juicios de valor erróneos. El autor, perteneciente a ese colectivo de periodistas que no suele morder la mano que le da de comer, aprovecha la ocasión para arrear al gobierno actual que no debe de ser del agrado de los accionistas de Cinco Días.
El artículo delata el marco ideológico neoliberal en el que se encuadra el autor ya desde el titular. El déficit está "disparado", es decir, quiere que interpremos que es una variable cuyo control se le ha escapado al gobierno pero hay que tratar de que vuelva al redil. Una valoración más neutral habría sopesado el efecto positivo para la economía del tirón sobre la demanda que ejerce el déficit público. Pero ese relato no le conviene al dogma vigente. El déficit es un animal difícil de domesticar pero hay que conseguir que sea 0 permanentemente aunque ningún Estado lo haya conseguido en la Historia de la humanidad. En Alemania un Ministerio de Hacienda estatal elevó en su sede un monumento al "schwarze null", el cero negro, expresando el deseo de no entrar nunca en números rojos. Esto revela hasta qué punto una mera magnitud contable se ha sacralizado en la mentalidad de los dirigentes europeos.
Sin muchos preámbulos el periodista se refiere a continuación al "agujero fiscal". Se trata de describir el déficit como una carencia, algo que hay que rellenar. Pues bien, desde el punto de vista de la teoría moderna de la moneda (TMM) esa cifra lo que ha hecho es ayudar a que menos personas tuviesen un agujero en su bolsillo. El mal llamado déficit es en realidad el superávit de gasto público: la diferencia entre el dinero que ha inyectado el gobierno en los bolsillos de la gente y lo que les ha extraído vía impuestos. Resulta que un Estado no es un hogar. A diferencia de los mortales, que tenemos que conseguir euros antes de gastarlos, el Estado es cocreador, junto con el resto de los 19 estados miembros de la mal parida unión monetaria europea, de la moneda llamada insípidamente euro que utilizamos los demás y que necesitamos conseguir del Estado para pagar los impuestos.
En la misma frase aprovecha para decir que el déficit este año llegaría al 6%. Pues bien, considero que se equivoca y que es posible que llegue al 9% ó 10%. ¿Algo que deba preocuparnos? No necesariamente si el Banco Central Europeo cumple la función para la que sirven los bancos centrales aunque Christine Lagarde parece que aún no se ha enterado de cuál es ésa. Añadiré que ese déficit tiene que ser cuan alto sea necesario para recuperar el ritmo normal de nuestra economía después del parón inducido por la pandemia y no entrar en una gran depresión a continuación.
Fíjense en que, a continuación, en un ejercicio de falsificación consistente en facilitar información incompleta, nos suelta este gráfico.
Pues bien, yo mismo publiqué ayer un gráfico muy parecido, pero el mío recoge todos los datos que facilitó el Instituto Nacional de Estadística y -¡Oh, desdichada casualidad!- se le olvidó al periodista incluir en la infografía. Las barras rojas son las mismas pero yo añadí el dato también relevante de la capacidad de financiación que consiguió el año pasado el sector privado (hogares y empresas, es decir, todos nosotros). Eso es más dinero para amortizar préstamos, cubrir algún agujero, reparar algún balance de empresa en dificultades.
También se le olvidó incluir al sector exterior. Si lo hubiese hecho se habría dado cuenta de que el ahorro del sector privado fue idéntico, hasta el céntimo, al desahorro del sector exterior y al superávit de gasto público del Estado. Bienvenido a un concepto que no le enseñaron en la facultad: la identidad de los balances sectoriales. No por casualidad, si dibujas el gráfico completo, éste resulta ser simétrico. El superávit de gasto público es el tapón de los agujeros del sector privado.
Identidad de balances sectoriales desde 1999. Elaboración propia a partir de datos que publica el INE
A continuación asevera que
"2019 no solo fue un año perdido en términos de reducción del déficit, como se temía el Banco de España".
¡Vaya por Dios! Parecería que hubise habido una mala cosecha de medidas de austeridad. Habrá que infligir más miseria en la población en 2020; menos mal que ayuda la pandemia para que esto siga siendo un lacrimarum vallis. Se ve que este gobierno no hace caso de ese guardián de las esencias neoliberales, el Banco de España. Habría que atender a las ocurrencias de su gobernador quien, desde que le dieron sus funciones al Banco Central Europeo, supongo que necesita ocuparse reconvirtiendo la entidad en think tank neolibeal.
El escándalo no decrece en el siguiente párrafo pues,
"lejos de acercarse a su objetivo de cerrar el año en el entorno del 2%, el Gobierno se alejó de él".Deben de ser unos incompetentes, ¡mira que no poder alcanzar un simple objetivo de déficit! El problema es que, dentro del propio Gobierno las ministras Montero y Calviño también duermen mal por su bajo rendimiento. Tranquilas. Es normal. Los saldos de las cuentas públicas no pueden ser un objetivo. El superávit de gasto público es el resultado de las políticas que aseguran otros objetivos más valiososos que un mero guarismo contable. Felicítense por haber ayudado a que familias y empresas tengan un mejor resultado este año. Ministra Calviño, abandone ese rictus de rigor franciscano y celebre que más familias vivan mejor gracias a sus pequeños fracasos. Ministra Montero, olvídese de las tijeras por este año. Nadie las recordará en 2030 por ser las ministras que no alcanzaron su objetivo de déficit de 2019 y sí por no haber sabido proponer un plan de recuperación potente con aumentos significativos del déficit público en 2020. Esto no son las Austerity Olympics. Al fin y al cabo si a la gente no le sale del nabo gastar más o contratar más personal será imposible que sus impuestos recauden más.
En el siguiente párrafo el periodista se adentra en las razones de este "fracaso". Para empezar
"un año de parálisis política en el que la prórroga presupuestaria de las cuentas de 2018 se complementó con el fuerte gasto social que acompañó a los llamados viernes sociales".
Pues sí, hemos tenido que vivir con los presupuestos prorrogados del Gobierno de Mariano y resulta que las ministras han tenido que reprimir sus ansias por meter las tijeras que tanto le gustan a las personas de mentalidad franciscana. Es más, se han aprobado pecaminosas medidas que ayudaban algo a las personas más necesitadas. Esas medidas tan soeces se detallan en el siguiente párrafo:
"Las elecciones generales del 28 de abril" -¡Pecadores! Seguro que lo hicieron para ganar las elecciones- "el Ejecutivo había elevado el gasto en pensiones y sueldos públicos; ampliado el permiso de paternidad de cinco a ocho semanas (con la idea de alcanzar 12 progresivamente); había regularizado las cotizaciones de los cuidadores de dependientes; había tomado medidas en el alquiler; impulsado la igualdad de género en las empresas o la regularización de los horarios laborales, con un coste de al menos 1.100 millones de euros para la Seguridad Social."Todo ello bastante horrible para la gente. ¡Cuánto mejor habríamos estado con medidas que siguieran empobreciendo a la gente. Así, los patronos que emplean a los periodistas del Grupo PRISA pueden seguir ofreciendo condiciones laborales de mierda a personas desesperadas.
Se ve que a esta orgía de gasto desenfrenada ha contribuido un aumento "inaudito" del Salario Mínimo Interprofesional. Llegados a este punto, sinceramente, le deseo al periodista, a sus jefes y a todo el consejo de administración que ganen el SMI, pero no el actual, el de antes. Estos dispendios inaceptables -probables causantes de una hiperinflación y pérdida de competitividad que estarán al caer cualquier día de este siglo- se ve que no habrían sido compensados por el correspondiente aumento de latigazos, perdón, impuestos.
Pero el mundo está lleno de pecadores. El espartano periodista apunta con un tembloroso dedo acusador a otros viciosos del gasto público:
"en esta ecuación también jugaron en contra los excesos de gasto en los que incurrieron las comunidades autónomas, en año electoral por la cita del 26 de mayo."Menos mal que desde la prensa económica hay personas virtuosas que nos señalan el recto camino de la pobreza y el martirio. Supongo que en el tono fustigante debe influir que estamos en Cuaresma.
El artículo de Cinco Días es un ejemplo acabado del periodismo basura que predomina en nuestra sociedad contemporánea, razón por la que ya hace varios años que me niego a comprar los diarios en papel o pagar una suscripción online a estos catecismos. Por eso prefiero remitirme a las fuentes estadísticas para estudiar la economía. Les aconsejo que hagan lo mismo.
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