Cita de Roosevelt

"Ningún país, sin importar su riqueza, puede permitirse el derroche de sus recursos humanos. La desmoralización causada por el desempleo masivo es nuestra mayor extravagancia. Moralmente es la mayor amenaza a nuestro orden social" (Franklin Delano Roosevelt)

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lunes, 25 de abril de 2022

Episodio de inflación transitorio

 

Resumen para personas con poco tiempo

La reputación del neoliberalismo se ha fundado en su éxito en la lucha contra la inflación. Pero es un fraude.

La era de la baja inflación se ha basado en el petróleo barato y en desplazar la fabricación al Sudeste asiático, donde los salarios son más bajos, a costa de una mayor fragilidad de las cadenas logísticas.

El reciente episodio de inflación, como no se había experimentado en Europa desde los años 80, demuestra que el neoliberalismo sólo ha conseguido estanflación cuando el cártel petrolero nos sube el precio del barril y deflación cuando nos lo baja; pero siempre con paro elevado.

Algunos economistas poco rigurosos atribuyen la inflación a la política monetaria poco convencional aplicada por los bancos centrales desde hace más de una década. Otros hablan de una economía recalentada que exigiría responder creando inflación.

En este artículo se demuestra que no tenemos una economía recalentada porque producimos menos que antes que la pandemia y además lo salarios siguen estancados.

En cambio se aporta evidencia de que las causas de la inflación están en

  1. las disrupciones y al comercio internacional y la actividad productiva generados por la pandemia.
  2. Las subidas de los precios de la energía.

Se argumenta que la inflación será transitoria y durará lo que tarden en resolverse los cuellos de botella logísticos y productivos y surtan efecto las medidas para moderar los precios de la energía.

El neoliberalismo se ufana en haber derrotado la inflación durante los años 70-80 del siglo pasado. El pensamiento neoclásico reivindica para sí saber cómo derrotar la inflación dando primacía a la política monetaria y cuestionando la utilidad de la política fiscal. Pero si fueran honestos, reconocerían que sólo han conseguido estanflación cuando el cártel petrolero nos sube el precio del barril y deflación cuando nos lo baja; aunque siempre con paro elevado. Derrotar el poder de negociación de la clase trabajadora era el objetivo real de la economía neoclásica; la inflación solo pasaba por allí.

[Si los neoliberales] fueran honestos, reconocerían que sólo han conseguido estanflación cuando el cártel petrolero nos sube el precio del barril y deflación cuando nos lo baja; pero siempre con paro elevado.

En los últimos meses hemos observados niveles de inflación que no se habían experimentado en Europa desde los años 80. La UE se vanagloriaba de la estabilidad de precios que había traído el euro pero el Banco Central Europeo (BCE) no conseguía alcanzar su objetivo de inflación anual inferior pero cercano al 2%. En realidad lo que teníamos era una deflación perpetua (bajos precios con alto desempleo) pero ellos estaban convencidos de que eran sus políticas monetarias –a través de una gestión que anclaba las expectativas en su pintoresca teoría de la inflación— las que habían conseguido el triunfo contra la inflación.

La era de baja inflación se fundó en un petróleo barato y en las estrategias de globalización que llevaron la producción industrial a los países de mano obra barata del sudeste asiático. De paso alargaron y fragilizaron las cadenas de suministro. El pensamiento dominante nos ha vendido como un éxito esta globalización que ha reducido los costes de fabricación. Pero se les olvida mencionar que estas estrategias también beneficiaron desproporcionadamente a las grandes corporaciones cuyos márgenes no han dejado de crecer, a costa de unos salarios menguantes. En España —con la excepción de la burbuja inmobiliaria y la política de sostenimiento de rentas salariales aplicada durante la pandemia— la participación de los salarios en el PIB no ha dejado de bajar desde los años 80.

 

[caption id="attachment_20730" align="aligncenter" width="655"] Ilustración 1. Participación de los salarios en el PIB al coste de los factores (Fuente: elaboración a partir de datos de AMECO)[/caption]

El sueño de los precios bajos ha llegado a un abrupto final en 2021 cuando la disrupción de las cadenas de suministro causada por la pandemia reveló la extrema fragilidad del modelo globalizador. Simultáneamente, las decisiones del cártel de países productores de petróleo nos ha recordado la imprudencia de no haber planificado la transición a otro modelo sostenible pese a estar más que avisados desde los años 70 del siglo pasado de la conveniencia de romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles.

El sueño de los precios bajos ha llegado a un abrupto final en 2021 cuando el impacto de la disrupción de las cadenas de suministro causado por la pandemia reveló la extrema fragilidad del modelo.

La parte más exaltada del neoliberalismo quiere volver a las viejas políticas ensayadas desde los años 80 a partir de una interpretación completamente fantasiosa de las causas del reciente episodio de inflación.

No han tardado demasiado las mentes más “preclaras” del pensamiento reaccionario en atribuir la inflación a fenómenos monetarios. Sin embargo estas lumbreras tendrían que explicarnos cómo las operaciones de flexibilización cuantitativa que el BCE lleva aplicando desde hace una década no generaron inflación antes de la pandemia. Las teorías de efectos retardados de la teoría cuantitativa del dinero resultan estrambóticas y no merecen mayor comentario.

Más preocupantes resultan las posturas de economistas neokeynesianos como el inmerecidamente celebrado Paul Krugman, quien esta semana publicaba un artículo expresando su alarma ante el episodio de inflación que estamos padeciendo y pidiendo políticas que resulten en un aumento del desempleo.

«La economía de Estados Unidos todavía parece sobrecalentada. El aumento de los salarios es algo bueno, pero en este momento están aumentando a un ritmo insostenible. Este crecimiento salarial excesivo probablemente no retrocederá hasta que la demanda de trabajadores vuelva a alinearse con la oferta disponible, lo que probablemente, —me da coraje decir esto— significa que necesitamos ver que el desempleo aumente al menos un poco.»

Paul Krugman es conocido por sus repentinos cambios de opinión. Lo mismo mañana te dice que no hay motivo para alarmarse por la inflación. Pero no tiene empacho en proponer un “poquito” de sufrimiento a parte de la población. Obviamente esas medidas de creación de desempleo no le afectarán a él personalmente. En cualquier caso, para que una estrategia de desempleo funcionara para bajar el precio del barril, tal como lo hizo en los años 70-80, no bastaría un poco de desempleo; la creación de desempleo tendría que ser masiva.

Lo que no está causando la inflación

En este artículo analizaré el actual episodio de inflación y explicaré por qué creo que será transitorio para entender por qué el análisis de los neoliberales exaltados yerra el tiro. Miraremos algunos datos —es un poco tedioso, lo sé, pero necesario para entender lo que está ocurriendo— En otro artículo posterior abordaré las políticas que están aplicando las autoridades, por qué creo que serán inútiles o contraproducentes y que recomendaciones de política económica propondría ante este episodio desde una óptica de teoría monetaria moderna.

Han sido varios los teóricos de la TMM, como Randall Wray o Bill Mitchell que han señalado que esta subida de precios ni mucho menos se puede atribuir a un “sobrecalentamiento” de la economía. Han advertido también de la naturaleza transitoria del fenómeno. Bill Mitchell ha advertido que “transitoria” no significa que vaya a durar unas semanas sino que durará mientras se den las actuales  tensiones inflacionistas como los confinamientos en China, que dificultan el tráfico de mercancías y que los trabajadores acudan a sus puestos de trabajo, o la estúpida e inoportuna guerra de Putin en Ucrania, o como la las decisiones de los países productores de subir el precio del barril. Este análisis se puede confirmar y completar con una revisión de los datos relevantes para nuestra economía.

Empecemos por preguntarnos si la economía española está sobrecalentada. Unos pocos datos nos confirman que no. Basta consultar los datos de PIB en volumen (una medida de la producción real) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) para comprobar que el primer trimestre de 2022 el nivel de producción seguía por debajo de los niveles prepandemia. Aunque el paro ha descendido sigue estando en el 13,33% y el INE nos informa de que el número total de horas efectivas semanales trabajadas por todos los ocupados  en el último trimestre de 2021 era inferior al del último trimestre de 2019. No hemos recuperado el nivel de producción previo a la pandemia y, por tanto, sigue sobrando capacidad productiva.

No hemos recuperado el nivel de producción previo a la pandemia y, por tanto, sigue sobrando capacidad productiva.

[caption id="attachment_20731" align="aligncenter" width="688"] Ilustración 2. PIB, índice de volumen encadenado ajustado por estacionalidad y efrectos de calendario (Fuente: INE)[/caption]

En la encuesta de Utilización de la capacidad productiva en los establecimientos industriales que publica el INE solo el 22,5 de los respondedores aseguró que estaban produciendo a más del 90% de su capacidad. Es un porcentaje superior al de los meses de la pandemia pero significa que un 77,5% de las empresas están por debajo del 90% y el 49,7% estaban por debajo del 79%.

Los datos de otras economías europeas o las de EEUU nos arrojarán similares resultados: no hemos recuperado los niveles de producción y ocupación anteriores a la pandemia. Es más, la actual crisis energética y la guerra ucraniana van a debilitar la recuperación económica pospandémica. Según la última encuesta entre pronosticadores profesionales que periódicamente realiza el BCE las proyecciones de crecimiento del PIB para 2022 se han revisado a la baja para los países de la zona euro, sobre todo para el segundo trimestre. Es una osadía afirmar que la economía esté recalentada y que hace falta adoptar medidas para reducir la actividad.

[caption id="attachment_20732" align="aligncenter" width="637"] Ilustración 3. Previsión de crecimiento trimestral del PIB de la zona euro según pronosticadores profesionales encuestados por el BCE (Fuente: Supply chain bottlenecks in the euro area and the United States: where do we stand? ECB Economic Bulletin, Issue 2/2022)[/caption]

La ministra Calviño y el gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, han pedido moderación salarial para evitar la aceleración de la inflación. Esta petición es innecesaria. No hay ninguna presión salarial en los precios. Muchos trabajadores están esperando todavía a que les reconozcan un incremento salarial por el poder adquisitivo perdido en 2021. Según datos que publica el Ministerio de Trabajo la subida salarial promedio acordada para 7.677.139 trabajadores — ¿qué habrá ocurrido con los demás?— por convenio se ha quedado en el 1,47%, más de cinco puntos porcentuales debajo de la inflación registrada el año pasado. Y eso ha sido un promedio. ¡La mayoría de los trabajadores se ha quedado en 1,18% o menos! La pérdida de poder adquisitivo de una clase trabajadora que ha perdido toda su fuerza negociadora hace décadas está siendo histórica. Lo que ganaron durante la pandemia ya ha sido fulminado.

[caption id="attachment_20741" align="aligncenter" width="605"] Ilustración 4. Variación salarial por convenio a diciembre de 2021 (Fuente: Ministerio de Trabajo)[/caption]

Lo que sí está causando la inflación

El análisis de los datos nos permite entender que una de las causas son las disrupciones al tráfico comercial y la actividad productiva que ocasionó y sigue ocasionando la pandemia de COVID-19. El Sudeste asiático fue el lugar donde se originó la pandemia y donde se produjeron los primeros cierres y confinamientos. Añádanse los cierres de fronteras, la suspensión de los vuelos y la interrupción del comercio internacional y no cuesta entender por qué bajó la producción, se vaciaron los almacenes y resultó imposible comprar una bicicleta, se sucedieron las roturas de stock o se presentaron problemas de suministro de semiconductores. Estos problemas han sido identificados por el BCE que publicó un interesante informe hace unos meses reconociendo el impacto de estos cuellos de botella en las economías de EEUU y Europa.

«Los cuellos de botella de la cadena de suministro surgen de la interacción de varios factores. En primer lugar, el fuerte repunte de la demanda mundial de bienes manufactureros, en parte inducido por la rotación del consumo de servicios en el contexto de las medidas de contención relacionadas con la pandemia, no fue acompañado por un aumento equivalente en la oferta de bienes. En segundo lugar, algunos sectores se han visto afectados por una grave escasez de oferta, en particular de semiconductores, con una oferta que lucha por adaptarse al aumento de la demanda de productos y equipos electrónicos, y en el sector de la automoción, que se está recuperando gradualmente tras una fuerte caída de la producción en 2020. Finalmente, las interrupciones en la industria de la logística, que resultan principalmente de la actividad de los buques portacontenedores, la congestión portuaria y las estrictas medidas de cierre en algunos países asiáticos clave que producen insumos intermedios, exacerbaron aún más los cuellos de botella en el suministro.»

Sin embargo estos cuellos se están descongestionando gradualmente

«las presiones de la cadena de suministro, aunque siguen siendo históricamente altas, han alcanzado su punto máximo y han comenzado a disminuir en ambas economías (…) Particularmente en los Estados Unidos, la proporción de pedidos sobre inventarios (…)  está mejorando, lo que sugiere que las empresas están comenzando a reconstruir los inventarios y que los cuellos de botella pueden estar disminuyendo.»

A las disrupciones del comercio internacional hay que añadir que los patrones de gasto fueron alterados por la pandemia. La población confinada en 2020 y 2021 no pudo gastar en ocio y restauración así que redirigió parte del gasto hacia otras partidas, fundamentalmente hacia televisores y otros juguetes electrónicos, que fue la partida de gasto familiar que más creció en 2020, alimentos y bebidas, equipos de telefonía electricidad. Muchos de estos gadgets se producen en el Sudeste Asiático y había que importarlos de allí. La mayor demanda y las dificultades para rellenar inventarios han debido contribuir al incremento de los precios.

Gasto por subgrupos, incremento anual20202019
09.1 T Equipos audiovisuales, fotográficos y de procesamiento de información18.45.1
02.1 T Bebidas alcohólicas15.46.7
12.5 T Servicios financieros n.c.o.p.11.4-5.0
04.5 T Electricidad, gas y otros combustibles8.95.7
06.1 T Productos, aparatos y equipos médicos5.53.9
08.1 T Equipos de telefonía y fax5.415.7
04.2 T Alquileres imputados de vivienda5.32.8
01.1 T Alimentos4.91.5
01.2 T Bebidas no alcohólicas4.2-5.9
10.2 T Enseñanza Secundaria y Postsecundaria no Superior2.5-1.8
08.2 T Servicios postales, de telefonía y fax0.8-3.3
04.4 T Suministro de agua y otros servicios relacionados con la vivienda0.21.8
12.4 T Seguros-0.8-0.7
04.1 T Alquileres reales de vivienda-1.38.5
05.3 T Aparatos domésticos-6.2-2.1
09.2 T Otros bienes para el ocio, el deporte y la cultura (juegos, instrumentos musicales, jardinería, mascotas, etc.)-7.8-1.0
10.3 T Enseñanza Superior -10.411.6
05.4 T Menaje y herramientas del hogar-11.3-1.5
12.1 T Cuidado personal-11.40.2
09.4 T Prensa, libros y artículos de papelería-11.9-5.1
05.5 T Bienes y servicios para el mantenimiento corriente del hogar-12.7-4.5
02.2 T Tabaco-13.0-5.1
05.1 T Muebles y accesorios, alfombras y otros revestimientos de suelos-13.0-1.4
10.1 T Enseñanza Infantil y Primaria -13.2-2.7
12.6 T Otros servicios n.c.o.p.-13.7-8.5
05.2 T Artículos textiles para el hogar-17.5-2.8
10.4 T Enseñanzas no definida por nivel-18.511.2
06.2 T Servicios médicos, ambulatorios y hospitalarios-19.62.5
07.2 T Utilización de vehículos personales-21.4-1.1
04.3 T Conservación y reparación de la vivienda-26.27.3
07.1 T Adquisición de vehículos-26.211.0
12.3 T Protección social-27.712.8
03.1 T Vestido-28.8-3.7
03.2 T Calzado-30.0-2.9
12.2 T Efectos personales n.c.o.p.-35.4-8.3
11.1 T Restauración y comedores-40.5-2.6
11.2 T Servicios de alojamiento-42.77.9
09.3 T Servicios recreativos, deportivos y culturales-45.64.8
07.3 T Servicios de transporte-52.8-5.4
09.5 T Paquetes turísticos-72.63.5

Si analizamos la inflación ‘subyacente’ (la que mide los precios al consumo excluyendo los de la energía) comprobamos que el problema procede sobre todo de la energía y, en menor medida, de los alimentos. A pesar de que hay alguna transmisión a los demás precios, como demuestra su trayectoria ascendente, en marzo estaba en el 3,4 % en tasa interanual. Alto para una población ya acostumbrada a la deflación perpetua pero soportable y que confirma que muchos sectores no están repercutiendo los incrementos de costes a sus precios.

[caption id="attachment_20733" align="aligncenter" width="608"] Ilustrración 5. IPC, variación interanual a marzo de 2022 (Fuente: INE)[/caption]

Así lo confirma el análisis desagregado por grupos que facilita para marzo el INE. Los dos grupos que más contribuyeron al aumento de los precios fueron vivienda y transporte (un sector intensivo en energía).

[caption id="attachment_20734" align="aligncenter" width="609"] Ilustración 6. Grupos que más contribuyen a la inflación (Fuente: INE)[/caption]

Pero es que, además, el grupo de vivienda se descompone en cuatro subgrupos y, de nuevo, comprobamos que es el ‘045 Electricidad, gas y otros combustibles’ el que ha experimentado el mayor incremento: ¡80% en tasa interanual!

Variación anual del gasto de los  hogaresVariación anual en %
Subgrupos del grupo vivienda2022M03
041 Alquiler de vivienda0,9
043 Conservación y reparación de la vivienda4,8
044 Suministro de agua y otros servicios relacionados con la vivienda1,3
045 Electricidad, gas y otros combustibles80,0

Los datos no dejan lugar a muchas dudas. El factor que ha impulsado la inflación es el precio de la energía. La salida de la pandemia ha coincidido una decisión del cártel de países productores de petróleo de subir el precio del barril a niveles no observados desde 2014, que así trata de recuperar los ingresos perdidos durante la pandemia. El absurdo conflicto ruso-ucraniano ha empeorado la situación para Europa al llevar el precio del gas natural en Europa a niveles sin precedentes. Este impacto se ha amplificado con la liberalización del mercado eléctrico bajo un modelo de casación marginalista donde desde el primer hasta el último kW h se cotizan al precio de la energía más cara metida en el sistema (la producida con gas) como analizamos en un artículo anterior.

[caption id="attachment_20735" align="aligncenter" width="750"] Ilustración 7. Precio gas natural en Europa (Fuente: FRED St. Louis)[/caption]

El absurdo conflicto ruso-ucraniano ha empeorado la situación para Europa al llevar el precio del gas natural en Europa a niveles sin precedentes. Este impacto se ha amplificado con la liberalización del mercado eléctrico bajo un modelo de casación marginalista

¿Hasta cuándo?

Hay indicios de que los precios podrían empezar a descender en un plazo relativamente corto. Gracias a las exportaciones desde EEUU a Europa el precio del gas natural ha empezado a descender lo cual se reflejará en el precio de la electricidad. A la bajada de los precios de la luz esperamos que contribuya el acuerdo que ha logrado el Gobierno de España con la UE para que se reconozca una excepcionalidad ibérica y se desvinculen gas natural y electricidad. También ha caído algo en las últimas semanas el precio del barril.

[caption id="attachment_20736" align="aligncenter" width="644"] Ilustración 8. Exportaciones de gas natural desde EEUU a Europa.[/caption]

 

[caption id="attachment_20737" align="aligncenter" width="374"] Ilustración 9. Precios del gas natural en Europa.[/caption]

Esta impresión coincide con la de los expertos a los que consulta el BCE. En la última encuesta entre pronosticadores profesionales correspondiente al primer trimestre de 2022 que publica el BCE periódicamente se observa que la mayoría de estos considera que la expectativa de inflación para 2022 estaría entre el 2,5% y el 2,9%. Para 2023 y 2024 las respuestas modales son 2% -2,4% y 1,5%- 1,9% respectivamente. Es decir, según la teoría de las expectativas, que ha guiado tradicionalmente a los bancos centrales, lo mejor que puede hacer el banco central en estos momentos es no tocar los tipos de interés.

[caption id="attachment_20738" align="aligncenter" width="628"] Ilustración 10. Encuesta de pronosticadores profesionales del BCE: expectativas de inflación. (Fuente: Supply chain bottlenecks in the euro area and the United States: where do we stand? ECB Economic Bulletin, Issue 2/2022)[/caption]

No han desaparecido todos los nubarrones del horizonte. Ya hemos comentado cómo el modelo de globalización nos ha puesto a merced del atasco más monumental de la historia, todo para maximizar los beneficios de las grandes multinacionales que realmente disfrutan de la capacidad logística y poder de mercado para imponer estas estructuras contaminantes y frágiles a los consumidores. El rebrote de la COVID-19 y nuevo confinamiento decretado por el Gobierno chino en Shanghai, quizá la mayor zona fabril del mundo, puede generar nuevas tensiones logísticas. La siguiente figura muestra todos los barcos que están a la espera de descargar sus mercancías a la entrada de uno de los puertos con mayor tráfico comercial del mundo. Un atasco gigantesco que puede volver a causar retrasos de entregas y fabricación. Transitorio, repito, significa mientras se den las circunstancias actuales.

[caption id="attachment_20739" align="aligncenter" width="553"] Ilustración 11. Mapa de los barcos esperando a descargar en el puerto de Shanghai.[/caption]

Conclusiones

No hay ninguna evidencia de que el episodio de inflación que estamos viviendo pueda deberse a un sobrecalentamiento de la demanda, a reclamaciones salariales desorbitadas o a políticas monetarias que llevan aplicándose desde hace más de una década. En cambio sí sobran evidencias de que las subidas de precios se deben a causas coyunturales como las disrupciones logísticas y la subida de los precios de la energía. Hay quienes quieren vendernos un relato ficticio para justificar las mismas políticas desacertadas de siempre: más austeridad en la implacable lucha del neoliberalismo contra las clases populares. En el siguiente artículo contrastaremos las recetas del mainstream con las propuestas que haría un gobernante informado por un conocimiento de la TMM.

Keep calm and learn MMT

sábado, 4 de septiembre de 2021

El precio de la luz: ¿quién paga el cambio de modelo energético?

 Imaginemos esta conversación en el cuartel general de una empresa eléctrica:

—¡Jefe! El precio del Mw/h en el pool eléctrico está en máximos históricos. Si vaciamos los embalses podemos producir luz a coste cero y cobrarla a precios que no sé si veremos de nuevo.

—¡Buena idea! Bajemos la producción en las centrales de ciclo combinado que el gas está a precio de caviar. Pero acuérdate de no cubrir toda la demanda de luz con renovables. Nos interesa que el último Mw/h de demanda se cubra con oferta de la central de ciclo combinado.

Desde hace meses se vienen batiendo records históricos en el precio de la luz. Para el consumidor acogido a la tarifa PVPC (precio voluntario del pequeño consumidor) el precio alcanzó en agosto la cifra sin precedentes de 26 céntimos por kilovatio/hora en los tramos de hora punta. Morir electrocutado nunca había salido tan caro.

Una persona inocente podría sorprenderse porque Josep Piqué, antiguo ministro de Industria y Energía que gestionó la privatización de la última empresa pública de electricidad, ENDESA, nos vendía en una entrevista del año 1996 la bondad de

privatizar la actual presencia del Estado en el sector eléctrico y, al mismo tiempo, liberalizar el sector para introducir competencia y provocar una rebaja de los precios. (…) Eso significa que (…) el Gobierno debe garantizar la competencia en el sector eléctrico. Pero no mediante su presencia en las empresas, sino ejerciendo la potestad de regular las condiciones de mercado.



Sarcasmos contra el neoliberalismo aparte resulta evidente que el dogma privatizador de aquella época simplemente trataba de justificar el suculento negocio de comisiones que algunos bancos obtuvieron con las salidas a bolsa de estas empresas. No había ninguna razón de eficiencia para privatizar una empresa de abastecimiento de energía que, al fin y al cabo, constituye un monopolio natural. Hay tradición en este país. Recordemos como se justificaron y qué resultados se obtuvieron con las desamortizaciones de Madoz y Mendizábal.

Al indagar sobre las causas del encarecimiento de la luz hay que conocer los componentes que integran su precio. Estos incluyen el coste de producción de la energía, los pagos por los peajes de transporte y distribución, los cargos que corresponden por la energía consumida y diversos impuestos. Es sobre todo en la generación donde se ha producido el encarecimiento y cinco factores explican esta subida.

  1. El sistema de casación de precios marginalista en el mercado mayorista
  2. La subida del precio del gas natural
  3. El mercado de derechos de emisiones de CO2
  4. Los impuestos que recaen sobre la electricidad
  5. La estructura oligopólica de la industria.

El precio mayorista de producción se determina en el mercado diario de energía, operado por el Operador del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE), única institución que ha realizado el sueño iberista de integración de España y Portugal. Esto demuestra que, cuando los intereses están alineados, las oligarquías se olvidan de las patrias. El OMIE recibe las ofertas de generación, ordenándolas de menor a mayor según el precio de venta, y las demandas, ordenándolas de mayor a menor según el precio de compra. El precio de la electricidad y la cantidad de energía que va a vender y comprar cada uno de los agentes se determina a partir de un punto de equilibrio entre la oferta y la demanda. Este mercado es ‘marginalista’, es decir, todas las energías que entran al mercado cobran lo mismo que la más cara adjudicada. Los costes de producción más bajos los ofrecen las centrales nucleares, la producción hidroeléctrica y las energías renovables. Los más caros las centrales que dependen de combustibles fósiles como las de ciclo combinado o las de cogeneración.

Podría darse una situación en la que el precio negociado fuera cero cuando una central nuclear prefiriera regalar la electricidad a parar la producción porque los costes de puesta en marcha son muy elevados. Sin embargo las fuentes energéticas más económicas no suelen ser suficientes para cubrir la demanda y la oferta se tiene que completar con la producción procedente de centrales que dependen de combustibles fósiles. Y esta parece ser la clave del problema porque, si los costes de producción en estas centrales se disparan, sin importar cuanta producción de renovables se meta en el sistema, el sistema marginalista asegura que todos los Mw/h introducidos en el mercado se venderán al precio más caro aunque se hayan producido a coste cero. Así es como las eléctricas obtienen los “beneficios caídos del cielo”.


Ilustración 1. Precio medio de casación en el mercado (Fuente: https://www.omie.es/es/market-results/interannual/daily-market/daily-prices?scope=interannual)

Desde finales del año pasado los precios de casación no han dejado de batir records históricos (figura 1). Hace un año los precios diarios no superaban los 50 € y este mes se han superado los 120 €/MwH. Una de las causas es el precio del gas natural utilizado en generación eléctrica en centrales de ciclo combinado. Durante la pandemia, los precios de los combustibles fósiles cayeron a plomo. Pero la recuperación de la actividad económica está causando tensiones en los mercados de materias primas y el precio del gas empezó a recuperarse pasado el verano de 2020 (Ilustración 2). Sin embargo el gas natural no está ni mucho menos en máximos históricos y su precio está oscilando dentro de bandas habituales desde el máximo alcanzado en vísperas de la crisis financiera global. Aunque el reciente encarecimiento del precio del gas haya contribuido a la subida del precio de generación esto no basta para explicar por qué estamos en un máximo histórico.



Ilustración 2.Precio del gas natural Henry Hub tomado de https://markets.businessinsider.com/commodities/natural-gas-price

Un mercado fake

La justificación de los elevados precios experimentados en el mercado mayorista de la electricidad también se explica con el histórico aumento del precio en el mercado de emisiones de CO2. Este es un mercado completamente virtual que ha creado la Unión Europea bajo la ilusoria pretensión de que los problemas de emisiones se podrían arreglar con “mecanismos de mercado”. En este mercado la Unión Europea asigna gratuitamente unos cupos de emisiones a las empresas contaminantes. Estas cuotas se reducen anualmente con la finalidad de alcanzar los objetivos acordados en convenios internacionales. Si una empresa no utiliza todo el cupo asignado puede vender los derechos sobrantes a otras empresas que estén dispuestos a pagar por contaminar más. Incluso cuando una empresa no necesita adquirir derechos de emisiones en el mercado la lógica de mercado implica que imputará a su precio final de producción el coste de oportunidad de no venderlos y por tanto el precio del CO2 se incorpora a su precio de oferta. En España el 47,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero sobre el total sujeto al mercado de derechos de emisión corresponde a centrales térmicas de combustibles fósiles (Pacce, et al., 2021, p. 9). Si en la oferta eléctrica entra producción de centrales térmicas es obvio que el encarecimiento del CO2 impacta en el precio final de la luz aunque solo una fracción haya causado emisiones de CO2. Recordemos que éste es un mercado marginalista y que todos y cada uno de los kw/h vendidos, se hayan generado con combustibles fósiles o no, van a incorporar ese coste en su precio final.

¿Por qué ha creado la UE este mercado? El argumento es que, de esta manera, los productores de energía no contaminante van a sacar un mayor margen de beneficio y tendrán un incentivo para invertir. En cambio, las industrias más contaminantes tendrán un mayor coste y menor rentabilidad por lo que tendrán un incentivo para invertir en tecnologías que reduzcan sus emisiones o abandonar la actividad.

Este ingenioso sistema ha conseguido que los derechos de emisiones de CO2 se hayan encarecido significativamente desde finales de 2020 y están en máximos históricos, superándose por primera vez, los 57 euros por tonelada de CO2 equivalente en agosto de 2021 (Ilustración 3). La UE ha hecho de aprendiz de brujo y ha conseguido crear un sistema de extracción de rentas a los hogares demoníaco. De esta manera solo las empresas eléctricas se apropian de los beneficios de la producción con energías renovables mientras el consumidor sigue pagando como si toda la producción fuera con no renovables.

De esta manera solo las empresas eléctricas se apropian de los beneficios de la producción con energías renovables mientras el consumidor sigue pagando como si toda la producción fuera con no renovables


Ilustración 3. Precio de futuros de emisión de carbono (fuente: https://www.investing.com/commodities/carbon-emissions)

La causa principal de este aumento de la cotización de los derechos de emisión está en una decisión del Consejo Europeo de acelerar el ritmo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero entre 1990 y 2030 desde el 40 % anterior hasta el 55 %, (una aceleración del ritmo de descenso anual desde el 1,74 % hasta el 2,2 % a partir de 2021). Además, los derechos de emisión se redefinieron como instrumentos financieros, de modo que, desde entonces, los participantes en el mercado no incluyen solamente las empresas excedentarias y deficitarias de derechos de emisión. Es decir, se ha tolerado la entrada de especuladores. Por último se ha exigido la creación de una ‘reserva de estabilidad de mercado’ por monto de 900 millones de euros, un instrumento destinado a hacer frente a posibles perturbaciones en el mercado de derechos de emisión que pudieran generar desequilibrios excesivos entre oferta y demanda, y, por tanto, oscilaciones demasiado bruscas e intensas en los precios. La puesta en marcha de esta reserva se había pospuesto pero se retomó a partir de 2019 (Pacce, et al., 2021, p. 11).

Según un estudio publicado por el Banco de España

el encarecimiento de los permisos de emisión de CO2 explicaría una quinta parte de ese incremento del precio, mientras que los mayores precios del gas representarían la mitad de este [en concreto, 19,6 puntos porcentuales (pp) y 50,3 pp, respectivamente] (Pacce, et al., 2021).

Impuestos clasistas

Aunque el precio negociado en el pool eléctrico fuera 0 tu factura nunca será 0. Eso se debe a que el precio final de la factura de la luz no se fija solo en el pool eléctrico, sino que está compuesta por multitud de partidas, de las cuales muchas son costes regulados por el gobierno y otras directamente impuestos. Una factura eléctrica normal se compone de término de potencia, término de energía, alquiler de equipos, impuesto eléctrico e IVA. De hecho, los costes regulados y los impuestos vienen a representar algo más del 65% del coste de la luz.

La energía eléctrica en España estaba sometida a un IVA del 21% así que, por cada euro que aumenten los costes de producción repercutidos en factura, añádase ese porcentaje. Adicionalmente nos encontramos con el impuesto sobre el valor de la producción de la energía eléctrica, que grava con un 7 % el valor de la generación de todas las centrales. Pero, conociendo el grado de concentración que se da en este mercado no resulta sorprendente que las empresas trasladen, en mayor o menor medida, este impuesto al precio ofertado en el mercado. En este sentido, dado el aumento de la base imponible, según el citado informe del Banco de España, hasta 6,9 puntos porcentuales del incremento observado podrían explicarse por el impacto de este gravamen en el precio de casación (Pacce, et al., 2021). De forma inoportuna, el Gobierno decidió reintroducir en 2020 un nuevo Impuesto Especial a la Electricidad (IEE), que grava el suministro de energía eléctrica para consumo al tipo del 5,11269632%. Si quieren ejemplos de la regresividad del sistema fiscal español no busquen más. Para compensar la escalada de precios el Gobierno ha rebajado, temporalmente, el IVA al 10%. Sugiero que lo deje permanentemente allí o incluso más abajo siempre que intervenga el mercado para asegurarse de que las empresas eléctricas no aprovechen su poder de mercado para apropiarse de esa rebaja en lugar de repercutirla al cliente final.

Facturación por tramos horarios

Esta evolución de los precios coincide con la entrada en vigor el 1 de junio del nuevo sistema de facturación por tramos horarios. El interés en incluir la discriminación horaria de manera obligatoria se debe a la saturación que experimentan las redes de transporte y distribución de electricidad durante las denominadas horas punta. Con el nuevo formato de factura se busca incentivar el traslado de la demanda eléctrica hacia otras horas en las que las infraestructuras están menos usadas. La medida está pensada por ejemplo para que los propietarios de un vehículo eléctrico aprovechen las ‘horas valle’ para recargar el vehículo. Pero la realidad social actual es que la mayoría de la población no dispone de un vehículo eléctrico. Pocos usuarios tienen capacidad real de desplazar su consumo a horarios nocturnos. Al final para la mayoría de las personas utilizar la tarifa de ‘horas valle’ supone, como mucho. poner la lavadora por la noche. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico explicaba que esta medida supondría una reducción de la factura de la luz de los pequeños consumidores a medio y largo plazo … en serio.

Márgenes de oligopolio

El modelo de casación de precios carácter marginalista en el mercado mayorista podría ser sustituido por otro modelo. Por ejemplo uno en el que cada participante en el mercado ofertara su propio precio. El problema es que es improbable que el resultado fuera muy distinto al que estamos observando ahora. Las empresas no tratan de cubrir sus costes variables sino de maximizar su beneficio. Siempre habrá oferentes que se vean obligados a ofertar un precio más alto y los demás conocerán esa situación y acercarán sus ofertas al precio más alto por muy bajos que sean sus costes variables. Pero es que esta última afirmación es una perogrullada porque, al fin y al cabo, el mercado de generación son cuatro gatos. Iberdrola, ENDESA y Naturgy representa el 83% de la oferta. Estamos hablando de oligopolios que naturalmente buscan maximizar sus beneficios, trasladando todos los costes al consumidor final, y además conocen perfectamente los costes de cada sistema de generación pues operan en todos ellos. No sería de extrañar que el oligopolio eléctrico encontrara una forma de capturar la rebaja temporal del IVA. Aunque nos visten el pool eléctrico como un mercado estas empresas han conseguido estar en misa y repicando.

El oligopolio eléctrico permite que las compañías encuentren el mix energético que maximiza su beneficio. Una consulta a las cuentas anuales consolidadas de los mayores operadores (Iberdrola, ENDESA y Naturgy) nos permite comprobar que sus márgenes netos oscilan habitualmente entre el 8% y el 11% y eso también procede de las facturas que pagamos los consumidores. De estas facturas también salen los costes de construir las vistosas sedes corporativas y los emolumentos de sus altos directivos. Como los del Sr. Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, quien cobra 12,2 millones € cada año, sin duda una merecida compensación por los riesgos que ha asumido como emprendedor en el mercado eléctrico. El mercado eléctrico es un ejemplo de manual de extracción de rentas: un oligopolio que explota de forma inmisericorde su dominio de mercado. La pretensión europea de que el negocio eléctrico opera como un mercado de competencia perfecta o bien es de una ingenuidad pasmosa o forma parte de una conspiración entre políticos y empresas para esquilmar a los consumidores.



Ilustración 4. Cuotas de mercado del mercado eléctrico (Fuente: CNMC)

Transición ecológica regresiva

A los actuales gobernantes se les ha debido olvidar que el mercado se regula. Se han hecho tan entusiastas del libre cambio que ya no encuentran el manual de instrucciones para intervenir en el mercado. A veces se pronuncian como si los mercados fueran instituciones naturales, como los ecosistemas, que se rigen por leyes universales —difíciles de comprender, sí, pero en los que no hay que intervenir para no alterar los equilibrios que se alcanzan espontáneamente en ellos.

Es evidente que el actual mercado no procede de un proceso darwiniano de selección de las especias de generadores de electricidad sino de un diseño institucional muy concreto elaborado sobre las premisas del fundamentalismo del mercado que confía en que los incentivos adecuados darán resultados óptimos. El problema es que Vd., querido lector, y yo, somos quienes ponemos los incentivos.

El mercado de derechos de emisión se justifica por la necesidad de conseguir una transición hacia un mix energético sostenible menos dependiente de los combustibles fósiles. Entre 2017 y 2019 las emisiones de CO2 del sector eléctrico se redujeron un 35% lo cual se presenta como una validación de la eficacia del sistema (Pacce, et al., 2021, p. 16). Impresionante, sí, pero eso no prueba que otro sistema no hubiese producido una transición aún más veloz. Reconocemos la importancia de luchar contra el cambio climático y eso exige un cambio de modelo energético. Pero ¿es necesario hacerlo a costa de una masiva extracción de rentas desde los hogares a los accionistas de las empresas energéticas?

Un Green New Deal

La propuesta del Green New Deal, presentada desde la óptica de la TMM, plantea un modelo de transición alternativo más justo e inclusivo. Es obvio que cambiar el mix energético exigirá costes e inversiones. Pero desde Red MMT podemos imaginar un diseñó alternativo del mercado eléctrico que consiga ese objetivo. La generación y, sobre todo, la distribución eléctrica encajan bastante bien en la definición de monopolio natural. Podríamos nacionalizar las empresas eléctricas, pagando un precio justo a sus actuales accionistas —no analizaremos ahora cuál sería éste pero no debería ser la cotización actual en los mercados que descuentan rentas de monopolio, esas que precisamente tratamos de eliminar—. No lloren por los accionistas; al fin y al cabo el accionista de ENDESA es una empresa estatal italiana. Una empresa pública podría asumir la misión de cobrar la luz a precios que reflejaran los costes reales de producción sin necesidad de generar beneficios para retribuir a sus accionistas. Tampoco necesitaría “incentivos” para realizar las inversiones en plantas de generación que empleen energías renovables ya que hacer esas inversiones podría resultar de una decisión política adoptada en las Cortes Generales. La transición sería más rápida y la luz, un bien básico de primera necesidad, saldría más económica. En este modelo también se prescindiría del mercado ficticio de emisiones, los dividendos de los accionistas, los costos de las sedes corporativas, los ejecutivos parasitarios y otros gastos suntuarios. La financiación de las inversiones en generación renovable se podría realizar desde el Estado, ya con inyecciones de capital, ya con préstamos desde un banco público de desarrollo industrial. Estas inversiones se podrían amortizar gradualmente con un pequeño recargo por Kw/h en la factura. Si todavía fuera necesario incorporar algo de producción basadas en combustibles fósiles y se imputara el coste del gas natural al Kw/h el precio de la luz seguiría experimentando oscilaciones como consecuencia de las variaciones en el precio del hidrocarburo, pero atenuadas porque se utilizaría un promedio de los costos de generación, no el costo marginal.

“La solución es más Europa”

Es dudoso que dentro del marco institucional de la UE esta propuesta fuera viable. La propia ministra de transición ecológica responsabiliza a Europa de la incesante subida de la electricidad y asegura que la UE

no tiene la menor intención de introducir cambios marginalistas (…) Europa está satisfecho con el mercado que hay ahora y no quieren cambiar el modelo porque creen que es eficiente y simple, y sirve para desplazar las decisiones de inversión en muchos países europeos que van por detrás de nosotros en la transformación del sistema energético, y nosotros creemos que esto no es razonable, que los consumidores deben beneficiarse ya del menor coste de las energías renovables y no seguir pagando toda la energía al precio más alto que es el combustible fósil que además debe que pagar por el CO2 (Cadena SER, 2021).

Como siempre, la solución para todos los problemas es “más Europa” … para los beneficios de las eléctricas. Nos queda la duda de saber si a los tecnócratas de Bruselas y a los políticos neoliberales les mueve un fundamentalismo de mercado del tipo “sostenella y no enmendalla” o intereses inconfesables. Pero es conocida la predilección de los políticos retirados por los consejos de administración de empresas energéticas.

También hay que recordar que declarar impotencia, como hace el Gobierno de España, ilustra perfectamente lo que Grande llamó la ‘paradoja de la debilidad’. La necesidad de cumplir con los tratados y compromisos europeos aumenta la autonomía de funcionarios y gobernantes respecto a los intereses de la población (Grande, 1996) a la vez que se alega impotencia… como hace la ministra. Los corazones pétreos de los tecnócratas de Bruselas son insensibles a la pobreza energética, la irritación de los votantes españoles y el enojo de los socios menores del Gobierno. Pero que sepamos España tiene asiento en el Consejo Europeo donde, en coalición con otros estados europeos, podría patalear, abominar y gritar hasta que consiguiera un cambio de modelo.

La conversación que imaginamos al principio probablemente nunca se haya producido y además sería ilegal. Pero no es necesaria. El bolsillo izquierdo sabe lo que quiere el bolsillo derecho porque ambos quieren lo mismo. Por favor, que siga la transición energética, pero con un poquito de combustibles fósiles en el mix.

Referencias

Cadena SER, 2021. El Gobierno sigue buscando fórmulas para bajar la factura de la luz pero no ve realista intervenir el mercado. [En línea] Available at: https://cadenaser.com/programa/2021/08/12/hoy_por_hoy/1628749830_616257.html
[Último acceso: 17 Agosto 2021].

Grande, E., 1996. The state and interest groups in a framework of multi‐level decision‐making: The case of the European Union. Journal of European Public Policy, pp. 3:3, 318-338.

Pacce, M., Sánchez, I. & Suárez-Varela, M., 2021. EL PAPEL DEL COSTE DE LOS DERECHOS DE EMISIÓN DE CO2 Y DEL ENCARECIMIENTO DEL GAS EN LA EVOLUCIÓN RECIENTE DE LOS PRECIOS MINORISTAS DE LA ELECTRICIDAD EN ESPAÑA, Madrid: Documentos Ocasionales nº 2120.