Cita de Roosevelt

"Ningún país, sin importar su riqueza, puede permitirse el derroche de sus recursos humanos. La desmoralización causada por el desempleo masivo es nuestra mayor extravagancia. Moralmente es la mayor amenaza a nuestro orden social" (Franklin Delano Roosevelt)

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jueves, 3 de marzo de 2022

Encuentro en Mallorca: conversación con Warren Mosler. Parte 2 de 3

Segunda parte de la entrevista. La anterior se encuentra en este enlace. 

Stuart Medina Miltimore (SMM): ¿Qué opinas de esta obsesión por el modelo de crecimiento impulsado por las exportaciones, que persiguen muchos países?

Warren Mosler (WM): Los viejos libros de texto muestran que es absurdo. Las importaciones son un beneficio real, las exportaciones son un coste real. No podría ser más obvio.

SMM: Sí, incluso Paul Krugman o Milton Friedman o cualquier economista clásico habrían dicho eso hace algunos años.

WM: Pero ya no.

SMM: Solo están pensando en términos de modelos de crecimiento impulsados por las exportaciones.

WM: Eso es solo la retórica que exigen los tipos de cambio fijos para generar reservas y poder mantener ese tipo de cambio fijo. Para eso se creó el FMI: ayudar a los países del sistema de tipo de cambio fijo a mantener reservas. Así que recomendaban estos modelos de crecimiento impulsados por las exportaciones. No porque sirvieran a su población o al nivel de vida o a los términos de intercambio o algo por el estilo, sino porque, bajo el sistema de Bretton Woods, eso era lo que tenía que hacerse para sostener ese sistema, para bien o para mal.

El sistema desapareció hace mucho tiempo, pero todavía lo están haciendo y todo el entendimiento sigue ahí. Lo están haciendo unilateralmente sin ni siquiera ser presionada por el FMI.

SMM: Espero que algunos de los lectores de esta entrevista sean latinoamericanos, donde hay una larga tradición u obsesión, si se puede decir así, por fijar el tipo de cambio o vincularlo al dólar estadounidense o administrarlo de una forma u otra estabilizar el tipo de cambio. ¿Qué les dirías? ¿Qué sentido tiene hacer eso?

WM: El lugar para comenzar es mirar la verdadera riqueza de la nación. Y luego puedes mirar la distribución de esa riqueza real. Entonces, la verdadera riqueza es lo que yo llamo su pila de cosas [para consumo] y todo lo que se produce en el país hace que su pila de cosas sea mayor. Todos los bienes y servicios que produce. Cuanta más gente trabaje, mayor es su pila de cosas que tiene que distribuir de alguna manera, a través de las fuerzas del mercado o lo que sea, entre todos.

Así pues, si deseas algo menos que el pleno empleo, estás sacrificando tu montón de cosas. Entonces, ¿por qué harías eso? ¿Por qué no conseguir el mayor montón de cosas posible? Independientemente de lo que estés produciendo, no quieres renunciar a eso para ajustar tus precios, que corresponde a la asignación. Probablemente desees tratar tu problema de asignación por separado. No sacrifiques a tus trabajadores y tu producción real. Tu producción real nacional es tuya, ¿verdad? Y esa es tu riqueza. La riqueza real, más cualquier cosa que importes de China, Japón o Corea, hace que tu pila sea mayor.

Tus importaciones menos tus exportaciones, que hacen que tu pila sea menor, son tus términos de intercambio reales. Simplemente haciendo tu montón mayor o menor Ahora, una vez que entiendas eso, puedes continuar preguntando si fijar el tipo de cambio ayudará a que tu pila sea mayor o menor. Lo que sucede si utilizas tipos de cambio fijos para mantener tus reservas de divisas es que se requieren episodios periódicos, a veces períodos prolongados, incluso perpetuos, de desempleo para mantenerte competitivo. Requiere que tu gente trabaje por menos calorías y no pueda permitirse comer la carne que produce por mor de mantener el tipo de cambio. Cuando tu objetivo es tu tipo de cambio y las reservas, te quedas por debajo del pleno empleo. Por lo tanto, si tu pila de cosas domésticas es más pequeña que de otro modo; estás renunciando a esa riqueza real.

Si utilizas tipos de cambio fijos para mantener tus reservas de divisas, eso requiere episodios periódicos, a veces períodos prolongados, incluso perpetuos, de desempleo para mantenerte competitivo.

Con una tasa de desempleo mundial que probablemente sea del 15%, las pérdidas de producción real en un año son probablemente mucho mayores que toda la destrucción de bienes y servicios reales provocada por todas las guerras en la historia del mundo. ¡Es descomunal!

SMM: Algunos de los economistas que abogan por este tipo de políticas de gestión cambiaria dirían que, dado que su capacidad de producción es limitada y que el empleo o el desempleo está determinado por su capacidad productiva, necesitamos administrar los tipos de cambio para poder permitirnos la compra bienes de capital que necesitamos para incrementar la capacidad productiva de nuestra economía [en el futuro].

WM: Hace doscientos años, cuando éramos una sociedad totalmente agrícola y el 99% de la gente trabajaba en el campo o morirían de hambre, ¿cuál era la tasa de desempleo?

SMM: Cero.

WM: Luego comenzamos a inventar tractores y todo lo demás, creando desempleo en el proceso. Así que esa gente ya no necesitaba hacer [ese trabajo]. Y luego llegó la industria, así que pasamos del 99% en la agricultura al 1% en la actualidad. Pero el desempleo no es del 99%. Luego la gente se fue a la industria, pero ahora, en los EE. UU,representa el 7% del empleo. Entonces, al 8% en agricultura e industria pero el desempleo no está en 92, es del 3%.

SMM: Hay una lógica retorcida en la idea de que, dado que no podemos crear más empleo, tenemos que crear desempleo.

WM: El punto es que siempre hay más que hacer que gente para hacerlo. Todos los días empezamos con demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlo con todo el mundo trabajando. Por tanto, nunca hay escasez de puestos de trabajo. Solo hay escasez de fondos.

… nunca hay escasez de puestos de trabajo. Solo hay escasez de fondos.

SMM: Estuve leyendo un artículo del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, que se publicó hace algunos años, cuando decidieron dejar flotar su divisa. Uno de los argumentos que dieron a favor de la flotación libre es que administrar el tipo de cambio crea moviemientos más bruscos en el tipo de cambio y, por lo tanto, más perturbaciones en la economía y el sistema financiero. Mientras que el sistema de flotación permite ajustes más suaves en el tipo de cambio a los movimeintos en respuesta a los desequilibrios comerciales.

WM: Siempre puede utilizar una política fiscal anticíclica y una garantía de empleo para respaldar el pleno empleo. Pero no puedes hacer eso con un cambio fijo sin perder sus reservas de vez en cuando, lo que significa que debes flotar.

SMM: El argumento con el que replican estos economistas es que no es empleo real. No está creando trabajos reales ni generando resultados reales.

WM: Bueno, no; pero es solo a corto plazo, porque si tienes una garantía de empleo o una garantía de trabajo de transición, entonces los contratas en el sector público, sacándolos de la bolsa, o relajas la política fiscal y el sector privado los contratará, que lo harán. Sí, el día uno, no es pleno empleo, pero el día dos y el día tres sí lo es y esas personas salen inmediatamente de allí. Y es un proceso en el que mantienes la cantidad de personas en la bolsa de empleo garantizado en algún lugar entre el 2% o el 5%, algo así, de forma continuada. Entonces, en ese sentido, con el tiempo estás en pleno empleo.

SMM: ¿Cuál es tu opinión sobre las propuestas de utilizar la garantía de empleo como parte del Green New Deal y emplear a aquellos que se quedarán desempleados al cerrar minas de carbón o plataformas petrolíferas en el océano , presumiblemente en un programa de garantía de empleo? ¿Crees que eso tiene sentido?

WM: Me considero un progresista, ¿vale?. Pero para mí, esa no es una forma progresista de proporcionar mano de obra al sector público. Si deseas contratar a estas personas, ¡simplemente contrátalas! Contrata a los mineros del carbón para que hagan lo que quieras que hagan. No los pongas en una garantía de empleo a diez euros la hora. Si el trabajo en el sector público habitual es de 30 €, contrátalos por 30 €. El objetivo no es socavar la escala retributiva del sector público. Una vez que dotas por completo al sector público con los nuevos empleos verdes donde los quieres, el resto de las personas que quieres que transiten al sector privado, son las que se quedan en la garantía de empleo.

Y luego haces una política fiscal, das subvenciones públicas, préstamos o lo que quieras hacer para que el sector privado los contrate. Si no los quieres en el sector privado, si los quieres en el sector público, simplemente contrátalos.

SMM: El tamaño del sector público es una opción política que depende de las preferencias del electorado o de los representantes electos.

WM: Me reuní con un tipo del Pentágono hacia 1999 más o menos y, en unos tres minutos, salió a la luz todo lo que marcha mal en la contratación pública. Me dijo: «Realmente necesitamos fortalecer el ejército, así que vamos a hacer eso». Y le dije: «Bueno, mira, el desempleo está al 3% en este momento. Estamos a plena capacidad. Puedes hacerlo, pero, ahora mismo, vas a sacar a esas personas del sector privado. Va a ser una transferencia de recursos reales y vas a competir por ellos. Deberían haberlo hecho hace siete u ocho años cuando teníamos un alto nivel de desempleo debido a la recesión. Ese habría sido el momento de hacerlo si iban a fortalecer las fuerzas armadas». Me dijo: «Bueno, entonces no podíamos hacerlo porque teníamos un déficit presupuestario. No teníamos dinero. Hoy, con un superávit, podemos hacerlo».

Así que, esa pequeña historia, te dice todo lo que está mal sobre cómo opera el sector público en este momento. El sistema monetario no les da información sobre lo que deberían estar haciendo. Lo que da información al sector público es la economía real. ¿Cuántas personas queremos en el ejército? Si tenemos demasiadas, entonces no hay nadie para cultivar alimentos y construir automóviles. Si no tenemos suficientes, perderemos la guerra. Así es como tomas tus decisiones. Cuál es nuestro presupuesto y qué equilibrio tenemos no tiene nada que ver con eso. Lo que no les da información es de dónde obtienen el 100% de su información.

Cuál es nuestro presupuesto y qué equilibrio tenemos no tiene nada que ver con eso. Lo que no les da información es de dónde obtienen el 100% de su información.

SMM: Creo que fue Keynes quien entendió esto en su famoso tratado Cómo pagar por esta guerra. Entendió que lo que importaba son los recursos reales. Solo quería que la gente gastara menos y se pretendía que pagasen impuestos o guardasen su dinero en bonos patrióticos o lo que fuera.

WM: Lo cual es cierto pero, al mismo tiempo, pretende que el gobierno gaste obteniendo dinero a través de impuestos o pidiendo prestado para poder gastar, ¿no? Se podría argumentar que bajo el tipo de cambio fijo esas políticas eran ciertas y, aunque él no las apoyaba, todavía operaba en ese contexto.

SMM: Hablando de déficit y deuda del gobierno, comentemos lo de la moneda de platino de un billón de dólares. ¿Cuál es tu opinión sobre eso?

WM: Bueno, como sabes, salió de una discusión del blogger Carlos Mucha (Beowulf), que fue un muy buen comentario y dio lugar a una discusión que tuve con él en ese momento. Señaló que según la Constitución, o lo que sea, el Tesoro podría acuñar una moneda de platino, que sería un activo a valor nominal que la Fed estaría obligada a comprar. Eso pondría esos fondos en la cuenta del Tesoro. Mi respuesta a eso fue «está bien, pero realmente no lo necesitan. El fisco puede vender letras a tres meses y eso es lo que siempre ha hecho». Pero ciertamente es válido y es algo que podrían hacer si quisieran. Y no tengo ninguna objeción ni nada por el estilo. Pensé que era un buen hallazgo de su parte. Fue muy perspicaz de su parte darese cuenta de esa opción.

No ha pasado mucho desde entonces, excepto que fue visto como algo molón. Pero ahora nos topamos con el techo de la deuda y decíamos que el Tesoro podía vender todas las letras a tres meses de golpe. Pero el Congreso está diciendo «No, no queremos que venda letras de tres meses. No queremos que pague sus facturas». Entonces, la voluntad del Congreso es que el Tesoro no haga sus pagos. Sí, aprobamos el gasto; pero no le estamos aprobando los medios para obtener el dinero, presumiblemente porque no queremos que realmente gaste los créditos presupuestarios..

Así que ahora la pregunta es, ¿qué tiene que hacer el Tesoro? ¿Acatan inmediatamente la voluntad del Congreso? ¿Se atienen a la Constitución, que dice que el gobierno tiene que cumplir con todas sus obligaciones? Y el presidente Obama dijo: «Es la voluntad del Congreso». Creo que el presidente Biden está diciendo lo mismo: «Es la voluntad del Congreso», y vamos a dejar que el Congreso lo arregle y luego nos diga qué hacer. No vamos a intentar socavar la voluntad del Congreso.

Mientras tanto, podría haber dicho «Tenemos un requisito constitucional de pagar nuestras facturas. Así que vamos a acuñar la moneda». Pero la decisión política se tomó por voluntad del Congreso. Y el Congreso contentó dando largas hasta diciembre. Puedes discutir qué es lo correcto o incorrecto o lo que deberían o no deberían hacer, pero la suya es una posición legítima.

Mi problema con esto es que no están bien informados sobre lo que sucede si alcanzamos el límite máximo de deuda. Dicen que impagaríamos nuestras facturas o que las letras del Tesoro no se amortizarían o que no realizaremos los pagos de los bonos y que nuestro crédito quedaría comprometido y, por lo tanto, no podríamos pedir prestado.

Sin embargo, éste no es el problema. Nada de eso realmente importa. Simplemente se comienza a negociar los atrasos como lo hicieron en Rusia en 1989 y lo superamos y dicen, bueno, el gobierno cerró.

Hemos tenido cierres gubernamentales antes. No ocurre nada particularmente grave. Los parques nacionales están cerrados, etc. La razón por la que no pasa nada malo es porque, aunque a los trabajadores no se les paga -no por el techo de la deuda, sino porque el gobierno está cerrado y no hay presupuesto- se pagan otras cosas y eso genera gastos para seguir funcionando. Se realizan muchos gastos automáticos, como los cheques del Seguro Social. Y el déficit sube.

SMM: Sí, los estabilizadores automáticos se activan porque hay más desempleo.

WM: Sí. Entonces, los estabilizadores automáticos se activan y se permite que aumente el déficit. Pero cuando se alcanza el techo de la deuda, se suspenden todos los estabilizadores. Una mejor manera de explicarlo es que, cuando el gobierno deja de gastar, los ingresos fiscales se precipitan. Antes eso estaba bien, pero ahora significa que tienes que recortar más. Lo que significa que en unos tres días habrá visto desaparecer el 25% del PIB. Es inimaginable lo procíclico que es el gasto deficitario. Y también gran parte del gasto proviene de crédito bancario. Los bancos no pueden prestar cuando el gobierno cierra y la gente está perdiendo sus trabajos porque sus préstamos son procíclicos. Así que ahora los estabilizadores automáticos necesarios para pasar son mucho más altos y están acelerando. Lo que obtienes es esta carrera acelerada hacia el fondo.

Nunca lo he visto descrito en ningún [análisis] de las consecuencias de alcanzar el techo de la deuda. Asumen que las consecuencias son las mismas cuando el gobierno cierra, por lo que se las pasan por alto. Pero son mucho, mucho más graves. Si se entendieran esas consecuencias, creo que no se les ocurriría ni acercarse porque sería gravemente catastrófico; mucho peor de lo que piensan. Es como un arma nuclear. Uno de los peligros es que podríamos estrellarnos por no entender las consecuencias.

las consecuencias de alcanzar el techo de la deuda. … serían gravemente catastróficas; mucho peor de lo que ellos creen. Es como una arma nuclear.

SMM: Una de las implicaciones de la TMM y la teoría política es que realmente el Parlamento, el Congreso, o como se llame el legislador, es el creador del dinero.

WM: Es la fuente del dinero. Es el gobierno el que impone una obligación fiscal y luego establece cuál es el crédito fiscal, el dólar o el euro, que se puede utilizar para pagarlo.

SMM: De hecho, en el presupuesto [del Gobierno] español, las partidas presupuestarias, las asignaciones para el gobierno se denominan “créditos presupuestarios”. No sé si es lo mismo en Estados Unidos. Eso significa que el gobierno tiene crédito para gastar y está autorizado a gastar hasta el límite que se establezca en el presupuesto.

WM: Muy bien.

SMM: Entonces, hay implicaciones de una teoría política que se derivan de la TMM, que creo que son profundas y trascienden la economía.

WM: Todo el sistema se basa en impuestos coercitivos. Eso no se comprende bien porque los impuestos crean una ansiedad en la población mal comprendida. Crea codicia y gente hambrienta de dinero que luego no puede dormir y comienza a tomar todo tipo de medicamentos y todo lo demás. Ésa es la ansiedad creada por las obligaciones tributarias continuadas. Es como si estuvieras en una bañera de la que el agua se escapa sin parar y tienes que trabajar para que el agua siga entrando. Y, literalmente, la gente se vuelve loca y loca. Es una fuerza muy poderosa para aprovisionar al gobierno. Gana guerras y crea el mayor nivel de vida, pero trae consecuencias psicológicas masivas para la población. Nunca he visto que esto se discuta.

SMM: No verías ese tipo de comportamiento en un tipo de sociedad tribal premonetaria. Tendrían otros problemas como encontrar comida, pero eso no tendría los efectos psicológicos que describiste.

WM: Eso no quiere decir que no haya una mejor manera de hacerlo o una manera diferente de hacerlo. Probablemente haya formas alternativas y los resultados serán muy diferentes. Tal vez ésta sea la forma deseada, pero eso no significa que no se reconozca, se entienda y se analice para ver lo que se está haciendo y cómo se pueden modificar algunos de estos efectos.

Enlace a la siguiente entrega

viernes, 17 de febrero de 2017

El dinero y el comercio internacional

En este post trataremos sobre la interacción entre economías ubicadas en zonas monetarias distintas que se conectan a través del comercio internacional. Concretamente examinaremos lo que ocurre cuando una economía incurre en un déficit comercial.

Supongamos que la empresa IMPORTASA, residente en la zona euro, desea importar vehículos fabricados por la empresa ACME ubicada en la zona monetaria del dólar de los EEUU. IMPORTASA quiere vender esos vehículos a otros residentes en la zona euro y por tanto a cambio recibirá depósitos denominados en esa moneda. Sin embargo ACME tiene como moneda funcional el dólar. IMPORTASA tiene un negocio que solo puede generar depósitos denominados en euros. ACME desea recibir dólares a cambio de la venta de los automóviles que fabrican. Esto plantea un dilema que puede ser resuelto de dos maneras.

  1. Alguien en el país exportador desea obtener a cambio un depósito denominado en la moneda del país deficitario.
  2. Un residente en el país exportador nos concede un préstamo denominado en la divisa del país exportador. 
Operativamente este dilema lo resuelve una entidad financiera que puede intermediar entre el exportador y el importador. Pero en esencia el intermediario financiero simplemente traslada el problema a otra entidad o a otra persona.

Si pasamos del caso particular de una empresa al de una economía agregada y suponemos que ésta incurre en un déficit comercial es decir, que las compras a extranjeros han superado en valor a las exportaciones al resto del mundo el dilema es el mismo. Una vez saldadas todas las transacciones comerciales entre residentes y extranjeros, quedará una posición neta deficitaria denominada en alguna moneda; puede ser en nuestra moneda o en divisas extranjeras. Veamos ambos escenarios a continuación.

El país exportador desea obtener a cambio de sus exportaciones un depósito denominado en la moneda del país deficitario


En el primer caso, cuando nuestra economía es deficitaria, los extranjeros aceptan cobrar mediante depósitos denominados en euros. En el futuro estos depositantes podrían decidir ejercer este poder de compra y de esta manera la balanza comercial se equilibraría. Un déficit comercial en euros hoy podría transformarse en un superávit comercial en el futuro.


La conclusión relevante es que un déficit comercial simplemente puede ser la imagen refleja del deseo los extranjeros de mantener depósitos denominados en nuestra moneda. Esto es lo que hacen los chinos, los alemanes o los coreanos. Producen bienes y servicios que exportan a otros países. Estas naciones exportadoras, presentadas como parangón de la competitividad y el éxito por el pensamiento económico dominante, mantienen un superávit comercial durante muchos años con el resto del mundo. ¿Qué reciben a cambio? Simplemente una anotación contable en una divisa extranjera


Un caso paradigmático es el de la relación entre China y los EEUU. Los chinos exportan mucho al país americano. A cambio reciben depósitos en dólares. Podrían utilizarlos para ir a Disneylandia, comprar coches fabricados en Detroit o fármacos sintetizados por una farmacéutica americana. Sin embargo, prefieren mantener los depósitos en dólares, al parecer por tiempo indefinido. El gráfico siguiente muestra la balanza comercial de los EEUU con China que ha sido permanentemente deficitaria hasta alcanzar los 350 mil millones de dólares. En la prensa leeremos a menudo que EEUU está cada vez más endeudado con el país asiático. Eso sería peligroso para la nación americana porque el día que China no desee financiar a EEUU podría suponer el hundimiento de su economía. ¿De verdad? Piénsenlo otra vez: ¿qué pueden hacer los chinos si ya no desean tener depósitos en dólares? Pueden utilizarlos para comprar bienes y servicios a la venta en dólares, es decir, producidos en EEUU. No parece un escenario muy amenazante.

Fuente: US Census

Fugas del circuito


¿Es preocupante que los residentes de un estado se endeuden respecto al resto del mundo en su propia moneda? Sí hay un pequeño problema. Debemos ser conscientes de que cuando los extranjeros desean materializar el ahorro generado por sus ventas a nuestro país en depósitos denominados en nuestra moneda se produce una fuga del sistema económico. Las importaciones son un destino de las rentas generadas en nuestro país por los factores productivos (capital o trabajo). Si estas rentas no se destinan a comprar bienes y servicios producidos en nuestro país se producirá una caída de la demanda interna que puede llevar a una caída de la producción y un aumento del desempleo. Recordemos que a nivel macroeconómico

INGRESO=GASTO=PRODUCCIÓN.

Si imaginamos la economía como un circuito podemos visualizar las importaciones como una fuga que detrae poder de compra de éste. Esto es lo que representa de forma estilizada el siguiente gráfico.


Por tanto, si no todo nuestro ingreso se destina a gasto dentro de nuestra economía entonces la producción caerá. ¿Cómo conseguimos que no caiga la producción y se genere desempleo?

Para evitarlo tiene que existir algún agente nacional dispuesto a consumir más de lo que ingresa por importe equivalente al déficit comercial. Es decir, tiene que haber un agente dispuesto a endeudarse. Una posibilidad es que se endeude el sector privado. (Veremos en un post posterior que esto fue lo que ocurrió en España cuando entramos en el euro).

Pero si el sector privado desea ahorrar solo queda otro agente que puede desahorrar: el sector público, el gobierno. Para que no caiga la producción en nuestra economía el estado debe incurrir en un gasto deficitario para compensar las fugas de poder de compra al exterior. El estado puede suplir el poder de compra no utilizado con mayores inyecciones de gasto público o reduciendo los impuestos. Este es el célebre "déficit gemelo" que preocupaba por ejemplo a los economistas de la escuela de Cambridge.

Este endeudamiento del estado puede revertirse en el momento en que el sector exterior decide comprar más de lo que nos vende. En el caso de que tuviéramos un superávit comercial permanente podría ser conveniente que el estado redujera su gasto o aumentara los impuestos para evitar que la presión exportadora genere tensiones inflacionistas. La obsesión alemana por mantener un superávit de sus cuentas públicas es un ejemplo de una política que compensa el excesivo superávit exterior de su sector privado.

Los extranjeros nos han dado un préstamo en moneda extranjera. 


Examinemos el segundo caso. Por ejemplo, un banco en la zona dólar concede un préstamo en dólares al importador ubicado en la zona euro. Al hacerlo constituye un nuevo depósito en esa divisa a favor del importador quien lo puede utilizar para pagar a su proveedor extranjero.

Esta operación  crea un problema diferido. Si los importadores no pueden generar dólares en su propio negocio tendrán que vender euros para comprar dólares, dicho de otra manera, tendrán que encontrar a alguien que necesita euros y esté dispuesto a entregar dólares a cambio. Por ejemplo, el comprador de esos depósitos denominados en euros podría ser un exportador que ha conseguido dólares pero realmente necesita su moneda funcional para pagar a sus acreedores o pagar sus impuestos. (Operativamente estas transacciones no se hacen directamente entre importadores y exportadores sino que normalmente intervendrá alguna institución financiera que puede casar esta oferta y demanda). Sin embargo en este caso trasladamos el problema a otro agente nacional que se queda endeudado en una moneda extranjera. Este agente tiene que ser capaz de generar flujos de caja denominados en esa divisa en el futuro para pagar el principal más los intereses.

Los riesgos del endeudamiento en moneda extranjera


En una economía que se endeuda en moneda extranjera y que no es capaz de generar divisas por importe suficiente para saldar la deuda habrá más compradores de divisas que vendedores. La consecuencia de la sobreoferta de moneda nacional y el exceso de demanda de divisas es que la primera se depreciará respecto a la segunda.

La depreciación de la divisa encarece las importaciones y abarata las exportaciones. Esto puede equilibrar la balanza comercial. Pero también tiene el inconveniente de que las personas y empresas previamente endeudadas en divisas extranjeras tendrán que ofrecer más unidades de su moneda nacional en el futuro cuando compren la moneda extranjera que necesitan para pagar a sus acreedores. Si no son capaces de  afrontar ese encarecimiento de sus préstamos externos pueden entrar en situaciones de insolvencia. (Además el encarecimiento de las importaciones  puede transmitirse a los precios finales causando inflación, sobre todo si la economía es muy abierta tema que trataremos en un post posterior). Es poco recomendable endeudarse en moneda extranjera salvo que uno tenga probada capacidad de generar los flujos de caja en la misma moneda que le permitan atender el servicio de su deuda.

En los años de la burbuja inmobiliaria española algunas entidades financieras ofrecieron a sus clientes de forma torticera e imprudente préstamos hipotecarios denominados en yenes o francos suizos. Estos bancos engañaron a sus clientes arguyendo que así podrían beneficiarse de los tipos de interés más bajos vigentes en esas zonas monetarias. Cuando el franco suizo se apreció respecto al euro algunos de los que picaron se encontraron con un encarecimiento imprevisto de sus cuotas hipotecarias. Los hogares normalmente perciben ingresos en la moneda de su propio país. Para ellos endeudarse en una moneda extranjera implica asumir un riesgo cambiario que puede tener proporciones excesivas para una economía doméstica.

El riesgo de endeudarse en moneda extranjera también es relevante para los los estados. Muchos gobiernos de economías menos desarrolladas han recurrido a financiación en divisas para abastecerse de tecnología extranjera, bienes de capital o armamento. Estas compras se financian frecuentemente con deuda externa denominada en divisas extranjeras. Este tipo de operaciones son las que pueden originar una crisis de deuda externa.

Tal fue el caso de los países de América Latina en los años 70 cuyas economías llegaron a acumular un nivel de endeudamiento externo equivalente a casi el 50% de su renta nacional bruta. El proceso fue fomentado por bancos de inversiones que animaron a los gobiernos a entrar en unas operaciones de financiación que se revelarían muy imprudentes El problema de endeudamiento se vio acentuada por la depreciación de sus monedas que elevó el valor nominal de estas deudas expresadas en la divisa nacional. Estas economías llegaron a un punto en el que ya no fueron capaces de generar suficientes divisas procedentes de sus exportaciones como para atender el servicio de su deuda externa y además seguir importando bienes básicos del extranjero. La necesidad de destinar una gran parte de las exportaciones a pagar intereses y principal a los acreedores extranjeros implicó que una parte importante de sus recursos se desviaran a un uso socialmente inútil. Para atender esos pagos los estados tuvieron que aplicar políticas de austeridad que perjudicaron sobre todo el gasto social, deprimieron la economía y dejaron a muchas personas sin empleo y sumidas en la miseria. La crisis de la deuda causó una década pérdida en América Latina.

Por tanto, debemos ser conscientes de que la ventaja de ser un emisor en régimen de monopolio se limita a todos los bienes y servicios que se hallan a la venta en la moneda que emite el estado y no aplica a los bienes y servicios producidos en el extranjero.

Analicemos la balanza de capitales desagregada por divisas


Tradicionalmente los países publican una balanza comercial que muestra el saldo de las exportaciones y las importaciones de bienes y servicios. Si añadimos la balanza de rentas, que recoge los pagos al extranjero por intereses, dividendos, salarios pagados a trabajadores extranjeros menos los ingresos por los mismos conceptos, obtenemos la cuenta corriente.

El saldo de la balanza por cuenta corriente está compensado por la balanza de capitales que recoge la financiación neta recibida del extranjero si mantenemos un déficit o la financiación neta concedida a extranjeros si conseguimos un superávit en la balanza por cuenta corriente.

Cuando una economía incurre en un déficit comercial más o menos prolongado esto no representa un riesgo mientras los extranjeros están dispuestos a mantener saldos denominados en la moneda del país deficitario. En cambio, si los extranjeros prefieren que los pagos se hagan en su propia moneda o en la de un tercer país, imponen sobre los importadores la obligación de realizar una serie de pagos periódicos al acreedor en esa moneda con posterioridad. Además si estas empresas u hogares no los pudieran conseguir su estado no podrá rescatarlos —por ejemplo, nacionalizando sus negocios— para saldar su deuda con el acreedor extranjero.

El gobierno debe evitar o minimizar el endeudamiento en moneda extranjera. Si nos endeudamos en nuestra moneda el gobierno siempre podrá garantizar que los extranjeros cobrarán su deuda. Incluso, si hubiese alguna entidad financiera o empresa del sector privado excesivamente endeudada en euros el estado siempre podría nacionalizarla si considera que su quiebra o liquidación dañaría la economía nacional.

En cambio si nos endeudamos en otra divisa para comprar bienes y servicios al extranjero podemos encontrarnos con problemas para atender los pagos en el futuro porque tenemos que asegurarnos de que podremos hacernos con esas divisas en el futuro.

Esto es especialmente válido para economías menos desarrolladas.

¿Quiere esto decir que un país pobre no debe importar bienes del extranjero? La realidad es si un país es pobre y carece de tejido industrial para producir bienes y servicios que realmente interesen a los nacionales de otros países ninguna política de tipos de cambio puede resolver ese problema. En este caso un gobierno responsable tratará de encauzar las entradas de divisas extranjeras hacia la compra de bienes extranjeros que sean realmente de primera necesidad como fármacos o material sanitario o bienes de capital que pueden mejorar la capacidad productiva del país en el futuro.

Lo que debe minimizar o desincentivar es la entrada de bienes suntuarios que son socialmente poco útiles. Lamentablemente, en muchos estados subdesarrollados, muchos de ellos con débiles mecanismos democráticos de control y elevadas desigualdades sociales, las élites suelen poner la economía a su servicio y podemos ver cómo una parte de los ingresos por exportaciones, normalmente de materias primas producidas gracias al duro trabajo de campesinos y mineros, se destina a la importación de vehículos de lujo y otros bienes suntuarios. Esto no solo expone el país a crisis de deuda futuras sino que supone un ejemplo de cómo las élites explotan a las clases populares.

Una política que fomente la sustitución de importaciones o las restricciones al libre movimiento de capitales pueden ser aconsejables para las economías menos desarrolladas o para las que no cuentan con una divisa utilizada como moneda de reserva. El gobernante prudente permitiría la constitución de préstamos a favor de empresas y ciudadanos de esa economía denominados en moneda extranjera condicionada a la comprobación de que los depósitos se destinen a la compra de equipamiento que aumenten el potencial productivo de la economía en el futuro. También puede ser útil limitar los depósitos constituidos a favor de extranjeros para especular en los mercados financieros. Este tipo de operaciones suele generar movimientos de grandes capitales que pueden causar una gran volatilidad en la cotización de la divisa.

Es desafortunado que los servicios estadísticos nacionales no suelen publicar la balanza de capitales desagregada por divisas. Un incremento del endeudamiento externo denominado en divisas extranjeras sería un motivo de alerta mientras que un endeudamiento en la propia moneda plantea menos problemas. Una balanza de capitales que no desagrega por divisas hace que perdamos de vista esa información crítica.

En un post posterior hablaremos de los regímenes cambiarios y defenderemos la necesidad de que el tipo de cambio sea flotante para asegurar una verdadera soberanía monetaria. También hablaremos de qué determina las posiciones ahorradoras o deficitarias de los sectores de una economía.

jueves, 16 de octubre de 2014

Mientras Roma arde Nerón toca la lira

Ni brotes verdes, ni raíces vigorosas ni capullos en flor: la economía europea se hunde en la deflación y con ella arrastra a la española. Recientemente hemos conocido las estadísticas de exportaciones y éstas han vuelto a caer en agosto un 2,6% respecto al año anterior. El dato es desalentador en sí pero también es un serio toque de atención porque supone una impugnación de toda la política económica propugnada por Bruselas fielmente aplicada por el Sr. Rajoy.

Cuando se inició la crisis, allá por 2008, se fraguó un consenso internacional sobre la necesidad de aplicar políticas expansivas de corte keynesiano para sacar a las economías de las garras de una gran depresión como la del año 29. De hecho la crisis fue profundísima y su impacto en el comercio exterior fue notable. Sin embargo las medidas de estímulo implantadas por los gobiernos europeos y EE.UU. de forma coordinada permitieron que en 2010 y 2011 las exportaciones españolas crecieran a un buen ritmo incluso a tasas cercanas al 19% interanual.

Este ciclo se agotó cuando Bruselas, Merkel y Sarkozy hicieron un diagnóstico erróneo de la crisis de deuda soberana griega achacándola a problemas estructurales y a un gasto público excesivo que, por extensión, (no en vano España se ubicaba entre los países PIGS), debían acometerse en nuestro país. No quisieron ver que el ataque contra nuestra deuda soberana no tenía nada que ver con nuestros niveles de endeudamiento (muy bajos) ni con nuestro gasto público sino con un nefasto diseño de las instituciones que gobiernan el euro. En 2011 esta visión de los países acreedores se impuso así como su nefasta receta: grandes dosis de austeridad sazonada de medidas de liberalización del mercado de trabajo, a cuyas instituciones se achacaron las elevadas tasas de desempleo. Se postulaba desde Bruselas en aquella época que la salida para la crisis española eran un potaje con los ingredientes de la “consolidación fiscal” es decir, los recortes de gasto público para reducir la deuda, y la “devaluación interna”, es decir, bajar los salarios a la clase trabajadora para que la economía fuera más competitiva y crecieran las exportaciones. Este brebaje tóxico fue literalmente impuesto de forma chantajista por el Sr. Tritchet, a la sazón presidente del Banco Central Europeo, cuya célebre carta ha sido recientemente publicada por Zapatero en su libro El Dilema. 600 Días de Vértigo. Nadie en Bruselas quiso ver que la nube tóxica que dejó el estallido de la burbuja inmobiliaria venía en parte por un exceso de ahorro alemán y no solo de nuestro vicio nacional por el ladrillo destructor de paisajes (ver mi artículo al respecto en (http://chartalismo.blogspot.com.es/2014/09/hazle-un-favor-tu-vecino-monta-una.html ).

Fuente: Informe mensual de Comercio Exterior. Agosto 2014.

Pues bien, tres años después somos testigos de las consecuencias de esta dieta: la demanda se ha hundido en toda Europa hasta llevarnos a una depresión que ya es peor y más duradera que la terrible Gran Depresión de los años 30. Al hundirse la demanda en toda Europa nuestras exportaciones caen y por tanto aumenta nuestro déficit en la balanza comercial. Esto no permite mejorar nuestra posición de deuda externa. Además, pese, o mejor dicho, gracias  a las medidas de austeridad la deuda pública en nuestro país ha alcanzado ya casi el 100% del PIB.

Somos muchos los que advertimos de que esto era exactamente lo que ocurriría, no solo quien estas líneas suscribe sino también grandes economistas como Paul Krugman, Richard Koo, Stieglitz, José Carlos Díez, Paul De Grauwe, etc…. En vez de escucharnos nos llamaron Casandras, cenizos, aguafiestas y agoreros. Richard Koo, quien ha descrito muy bien la crisis de balance de Japón durante los años 90, explica que cuando a una burbuja especulativa le sucede la crisis los agentes económicas tratan de reducir su endeudamiento. Si en el sector privado todos, hogares y empresas, tratan de hacerlo a la vez caen las rentas y nadie consigue reducir su nivel de endeudamiento. Es necesario que otro sector, ora el exterior, ora el público, asuma una parte de esa deuda para facilitarle su desapalancamiento.

En su terquedad Merkel no quiso oír hablar de otras propuestas como las de estimular la inversión pública en su país para reducir el obsceno superávit comercial alemán o mutualizar parte de la deuda soberana europea. Hubiera sido más acertado ayudar a España permitiendo que exportara más y que el sector público no recortara sus gastos de forma drástica. Hoy las bolsas recompensan nuestra “virtud” con fuertes caídas en todo el mundo y un repunte de nuestra prima de riesgo que delatan la preocupación por una balanza por cuenta corriente que no deja de deteriorarse, elevadas tasas de desempleo y empobrecimiento de aquí a la eternidad. En toda la prensa económica y en los bancos centrales de EE.UU. y Reino Unido ya se señala a Europa como la causante de la tercera recesión. Sin embargo Merkel hoy vuelve a insistir en que los países de la zona Euro deben mantenerse en al senda de la austeridad… hasta caer por el abismo. Esta mujer recuerda a Nerón tocando la lira mientras arde Roma.


sábado, 27 de septiembre de 2014

Hazle un favor a tu vecino: monta una fiesta. Es hora de que los alemanes se diviertan.

Haciendo alarde de músculo comercial

La semana pasada la Comisión Europea publicó un informe sobre la marcha de las exportaciones europeas (Euro area international trade in goods surplus €21.2 bn ). Uno no puede dejar de notar un cierto tono triunfalista, un tonillo de satisfacción de las autoridades europeas sobre el éxito exportador europeo.

Yo creía que el mercantilismo era una idea obsoleta del siglo XVII pero me equivocaba. Muchos todavía creen que un déficit comercial es síntoma de un mal que socava nuestra economía, una atrofia de nuestra musculatura industrial. En cambio un superávit comercial haría patente la superioridad de nuestra industria competitiva, sana, vigorosa y capaz de abrirse mercados en el extranjero, seduciendo a clientes extranjeros con el diseño y la calidad de nuestros productos bien diseñados y fabricados, apreciados por su gran calidad y atractivo. El alemán exportador hoy pasea confiado por el mundo, seguro de su éxito como país, modelo a imitar por las escleróticas economías de la periferia europea.

Imaginemos un concierto de naciones hipermusculadas compitiendo en un imaginario campeonato de culturismo exportador. Si todas ellas exhibieran ubérrimos balances comerciales dotados de generosos y carnales superávits comerciales ¿sería posible que no hubiera ninguna con un déficit en su balanza comercial? Sabemos que es imposible. Quizás en un mundo ideal las naciones comprarían bienes y servicios por valor equivalente al de los que exportan dejando las balanzas saldadas con precisión milimétrica en 0,0000 €. Pero también sabemos que eso es imposible. Siempre habrá alguna nación con un superávit comercial y por tanto siempre habrá al menos una con un déficit comercial.

Balanzas sostenibles

Sería ideal que las balanzas comerciales oscilaran en torno a cero, unos años con signo positivo y otros con déficit. No hay duda de que un déficit en la balanza comercial puede llegar a ser insostenible si se prolonga en el tiempo. Cuando una nación importa mucho más de lo que exporta esa diferencia tiene que financiarse; es decir, su economía se está endeudando frente al exterior. Si la situación se prolonga Kenneth y Rogoff nos cuentan que se llega a la crisis y se paga una penitencia de años sin crecimiento.

Eso no significa que un déficit comercial sea siempre pernicioso. Permite a un país financiar su crecimiento económico con deuda externa si tiene una capacidad de ahorro doméstica limitada. Por ejemplo España invirtió durante los años de la burbuja el 30% de su PIB pero solo tenía un ahorro equivalente al 20%; la diferencia tenía que financiarse del exterior.

Pero un déficit prolongado puede llegar a ser insostenible. No importa tanto que una economía tenga un déficit como que pueda atender los pagos de la deuda externa ya sea con crecimiento económico ya con exportaciones futuras. España acumuló varios años de déficit en la balanza comercial llegando incluso en 2007 a un déficit equivalente al 10% de su PIB, algo que debería haber encendido todas las alarmas en el puesto de mando pero cuya gravedad se menospreció porque "estábamos en el euro". Es importante la moneda en la que te endeudas. EE.UU. ha incurrido durante varios años en déficit comerciales elevadísimos. Pero se endeuda en su propia moneda ya que los extranjeros aceptan encantados el billete verde.Si te endeudas en una moneda extranjera durante mucho tiempo en cambio puedes llegar a tener problemas de solvencia cuando el acreedor deja de confiar en ti.¿Era el Euro la moneda de España o era una moneda extranjera? Visto con retrospectiva parece más bien que lo segundo.



Alemania: el superávit perpetuo

Veamos el comercio exterior desde la otra orilla ¿Puede un país vivir en un superávit comercial perpetuo?. Los datos publicados por la CE revelan que, como todos los anteriores, de nuevo este año Alemania arroja un superávit en su balanza comercial por valor 100 mil millones € hasta el 30 de junio, o sea 200 MM € en términos anuales ó más del 7% de su PIB. Alemania lleva años exhibiendo una extraordinaria fortaleza exportadora. El gráfico que facilitamos a continuación muestra como además ese vigor exportador se acentuó a partir de la creación del Euro.  Así como sabemos que un déficit prolongado no lo es ¿puede ser sostenible un superávit para la eternidad?





Para responder entendamos primero qué significa que un país tenga un superávit de 200 MM € cada año, como en el caso germano. En primer lugar:  que produce una cantidad de bienes y servicios superior a la que puede absorber su mercado doméstico. Si el ahorro es igual a la producción de bienes y servicios menos el consumo, se desprende que además genera un ahorro que no es capaz de invertir en su propia economía y que forzosamente debe invertir fuera de su país.

Desde la creación del Euro y la entrada en vigor del tratado de Maastricht los alemanes han podido destinar estos excedentes de ahorro al resto de Europa sin incurrir en riesgos de cambio de moneda y con la ventaja de que no existe ninguna limitación al libre movimiento de capitales y mercancías. El lector se dará cuenta de la enorme masa de ahorro que Alemania ha puesto a disposición de Europa si considera que esos 200 MM € que exporta cada año son equivalentes al 20% del PIB español. La conclusión es evidente: desde los años 2000 la economía alemana ha financiado las burbujas inmobiliarias de España e Irlanda y además los derroches de los gobiernos portugués y griego.

No hay nada que ningún gobierno español hubiese podido hacer para frenar esta avalancha de dinero pues, repito, dentro de la UE hay libre circulación de capitales y nuestros bancos y cajas de ahorros estaban encantados de tomar estos fondos para financiar nuestra insana afición a enladrillar el campo y la costa. Quizás las administraciones públicas españolas hubiesen podido aplicar políticas fiscales para desalentar la inversión en el sector inmobiliario; pero no lo hicieron. En su Libro El Dilema, 600 Días de Vértigo el presidente Zapatero desvela que valoró la posibilidad de suprimir la desgravación fiscal a la vivienda y añade «desisitimos de ello por el rechazo social que podría haber generado» −es lo que tiene gobernar con las encuestas en la mano, que luego pierdes las elecciones−. Pero por mucho que nos fustiguemos ahora por no haber hecho los deberes la verdad es que, cuando entra la marea, no hay barrera humana que pueda represarla. El dinero caliente alemán habría encontrado otra rendija por donde colarse.

¿Por qué genera Alemania tanto ahorro? Podría uno pensar que esta potencia exportadora reportaría enormes beneficios a los trabajadores alemanes. La realidad es que éstos han visto su poder adquisitivo mermado por una política de represión salarial como explica Neil Irwin en un artículo publicado recientemente en The New York Times. La renta per cápita disponible real de los alemanes de renta media simplemente no ha crecido ni siquiera al ritmo de las ganancias de productividad entre 1990 y 2010. Esto ha permitido que Alemania se volviera übercompetitiva, no pudiera consumir todo lo que produce y exportara billones de euros de ahorro a costa de crear una crisis de deuda en la zona Euro. Muy interesante el análisis sobre costes laborales unitarios comparados que hace Francesco Saraceno en http://fsaraceno.wordpress.com/2014/09/11/labour-costs-who-is-the-outlier/ : demuestra que la nación con el comportamiento aberrante ha sido Alemania.





De resultas durante la última década Alemania ha acumulado una posición financiera neta respecto al resto del mundo sencillamente gigantesca de 1,1 billones € (100% del PIB español ó el 41 % del PIB alemán). Vistas así las cosas ¿verdad que el elevado superávit alemán empieza a verse como causa de un desequilibrio grave en la economía europea? Merkel y los bancos alemanes deben estar muy preocupados acerca de la posibilidad de cobrar esta deuda y quizás esto explique su irracional obsesión con la austeridad de los demás países: quieren que los gobiernos ahorren para que los PIGS puedan pagar la deuda. Merkel y Bruselas quieren que tu estado haga recortes en sanidad y educación y que esos recursos se destinen a devolver los préstamos a la Landesbank de turno. Irracional porque la austeridad y la depresión económica impiden que los gobiernos recauden impuestos y ahorren. Irracional porque la única forma de que Alemania se cobre las deudas es gastándose el crédito que ha concedido al resto del mundo.

Frente a la austeridad utilicemos la cabeza

En cuanto llegó la crisis griega, gestionada tan penosamente por las autoridades europeas, el chantajista Jean Claude Tritchet al frente del BCE y el dúo Merkel-Sarkozy  los capitales alemanes se retiraron de los mercados periféricos, causando el hundimiento de nuestra burbuja inmobiliaria, contagiando a la deuda pública y elevando a la estratosfera la llamada prima de riesgo. Esta hemorragia se ha tapado mediante la barra libre de liquidez que ha abierto el BCE a nuestros bancos. Los capitales alemanes se han retirado de la periferia pero inadvertidamente siguen aquí: el dinero lo depositan ahora en el BCE que vuelve a prestárselo a los bancos del sur. Vean si no la evolución de los saldos del TARGET2,

Fuente: http://www.eurocrisismonitor.com/


Para resolver la crisis europea Alemania predica virtuosismo. "Fijaos en nosotros", dicen, "también tuvimos problemas e hicimos las dolorosas reformas que hogaño nos han convertido en una gran potencia exportadora". Pero estas reformas "mercantilistas" las pudieron hacer porque había otras naciones dispuestas a incurrir en un déficit comercial. Es hora de que los flujos se reviertan y de que Alemania se cobre sus préstamos al resto del mundo de la única forma posible: sí, incurriendo en un pecaminoso déficit comercial. Es la única manera de que nosotros, los PIGS ibéricos podamos pagar nuestra deuda y volver a crecer. A la pleamar del ahorro alemán debe seguir la bajamar.

La débil demanda interna alemana cercena las oportunidades de inversión en el sector privado. En su blog Paul de Grauwe explica que ha llegado la hora de revertir la desacertada decisión tomada en 2010 de reducir la inversión pública. Esto se podría hacer a un coste muy bajo pues el país se endeuda a tipos de interés cero.  Para sacar a Europa de su marasmo deflacionista Alemania debería liderar un programa de inversión pública. Actualmente su tasa de inversión pública es de las más bajas de la eurozona: un magro 1,6% del PIB frente al 2,3% en el resto de países. Es hora de que los alemanes organicen unos juegos olímpicos, suban los salarios de sus funcionarios, construyan algunos aeropuertos, introduzcan un salario mínimo y manden a sus jubilados a las islas griegas de vacaciones. Como alternativa podrían condonarles la deuda a los griegos y los españoles y dejar que quiebren sus bancos, esos que incautamente prestaron el dinero a los países del sur. Los alemanes perderían sus ahorros pero es lo que pasa cuando los guardas debajo del colchón y nunca los usas: que acabas siendo el más rico del cementerio.



Nota técnica:


Veamos la relación entre ahorro y saldo comercial. Sabemos que el Producto Interior Bruto (PIB) es la suma de todos los bienes y servicios que produce una economía. Desde el punto de vista del gasto por tanto el PIB es igual al consumo de los hogares (C), la inversión de las empresas (I), el gasto del gobierno (G) y las exportaciones (X) menos las importaciones (M), o sea PIB=C+I+G+X-M.

Sabemos también que el ahorro (S) es la diferencia entre lo que produce una economía y lo que gasta. Si restamos del PIB el consumo (C) y el gasto público (G) obtenemos el ahorro de una economía S=PIB-C-G=I+X-M, por tanto el ahorro es igual a la inversión más el saldo comercial. Esta es una simple identidad contable. Si un país no comerciara con el resto del mundo el ahorro sería siempre igual a la inversión. Pero cómo vivimos en una economía abierta sabemos que si un país quiere invertir más de lo que ahorra puede captar ahorro del exterior (déficit comercial). Por el contrario, como en el caso alemán, si consume menos de lo que produce y no encuentra oportunidades de inversión  en cuantía equivalente a ese ahorro, puede prestárselo al resto del mundo.