Aconteció después de
dos años completos que el faraón tuvo un sueño: He aquí que él estaba de pie y
del Nilo subían siete vacas de hermoso aspecto y gordas de carne, y pacían
entre los juncos. Pero he aquí que otras siete vacas salían del Nilo, detrás de
ellas, de mal aspecto y flacas de carne. Estas se pusieron junto a las otras
vacas a la orilla del Nilo. Entonces las vacas de mal aspecto y flacas de carne
devoraron a las siete vacas de hermoso aspecto y gordas. Y el faraón se
despertó.
Si usted ha estado viviendo en España en los últimos años no
le habrá pasado desapercibida la gran
crisis económica que ha padecido este país. Muchos habrán experimentado por
sí mismos o por personas cercanas sus consecuencias. Algunos habrán perdido su
empleo y se habrán encontrado una larga temporada en el desempleo. Los
propietarios de un negocio quizás habrán sufrido caídas en sus ventas e incluso
puede que se hayan visto obligados a despedir a sus empleados por no poder
pagar sus salarios. Otros incluso habrán tenido que cerrar sus empresas al no
poder siquiera pagar a sus acreedores. Los menos simplemente habrán oído de
ella a través de los periódicos o la televisión. Lo que sí que es seguro es que
nosotros se la vamos a contar de otra manera.
Todos estos infortunios ocurren también en tiempos de
bonanza. Lo que define a una crisis económica es que suceden con mayor
frecuencia. Hay más personas que sufren y parece que el sufrimiento es más
prolongado que en circunstancias normales.
Sabemos que ha pasado una grave crisis de forma empírica. Pero
los economistas necesitamos encontrar una forma de medir la actividad
económica. Una forma de definir una crisis es ver cómo ha evolucionado una
magnitud que llamamos el Producto Interior Bruto (frecuentemente abreviado a
PIB). El PIB es la suma de todos los bienes y servicios que produce una
economía durante un determinado período, por ejemplo un trimestre o un año. En
España el Instituto Nacional de Estadística (INE) publica estimaciones del
producto interior bruto de cada trimestre y de cada año. Según el INE España
produjo bienes y servicios por valor de 1 billón de euros. Si representáramos
gráficamente la evolución de esta magnitud en el tiempo desde 1995 nos saldría
el siguiente gráfico. Muestra una curva ascendente desde 1995 hasta que la
tendencia se quebró en 2007. Desde entonces la línea empieza a descender con
pequeños repuntes. El gráfico demuestras que, por primera vez, al menos desde
1995, en 2008 en España cayó la producción.
Ilustración 1. Producto
Interior Bruto de España en millones de euros. Fuente: elaboración propia a
partir de datos publicados por el INE.
El lector debe tener siempre presente que el PIB se pude
medir de varias maneras. Una forma es estudiar el destino de toda la
producción. Si el ser humano dedica su esfuerzo a una actividad normalmente es
que quiere conseguir algo. El objetivo fundamental de la producción económica
es conseguir bienes de consumo: alimentos, vestimenta, vivienda, servicios de
ocio, atención sanitaria, vehículos, etc.. La mayor parte de lo que producimos
se consume muy poco tiempo después de salir de la fábrica. Sin embargo, a veces
preferimos producir bienes que no consumimos sino que utilizamos para producir
otros bienes como maquinaria, naves industriales, puertos, camiones de
transporte. A este acto de apartar bienes del consumo presente para poder
consumir más en el futuro lo llamamos inversión. También necesitamos que haya
seguridad, justicia, embajadas, ejércitos y otros bienes públicos que las
empresas no producen y que decidimos financiar entre todos a través del estado.
A la suma de estos servicios y bienes públicos que genera el estado lo llamamos
gasto público.
Hay productos que no disfrutamos porque los vendemos a los
extranjeros que llamamos exportaciones. Algunas personas y muchos economistas
piensan que exportar es algo beneficioso en sí mismo. Estos economistas quieren
que seamos muy competitivos para que podamos exportar mucho más. Si dejáramos
que estos economistas se salieran con la suya exportaríamos todo los que
producimos y no nos quedaría nada para consumir. No tendríamos alimentos, ni
vestimentas, ni casas, ni ninguno de los artículos que hacen nuestra vida
agradable y llevadera.
Es una forma peculiar de pensar porque, después de haber
dedicado muchas horas a producir un coche, por poner un ejemplo, ¿por qué
querríamos dárselo a un extranjero? A cambio de vender un coche al extranjero solo
recibiremos un crédito frente al extranjero. Si hacemos uso de esos créditos
comprando productos extranjeros nuestras exportaciones habrán servido para
algo. Afortunadamente, a la gente le gusta consumir algunos productos extranjeros. Por ejemplo, muchos españoles parecen muy aficionados a determinadas marcas alemanas de coches. Las
importaciones se suman a nuestro gasto final pero, como no las hemos producido
aquí, tenemos que restarlas del PIB. Sin embargo, algunos países han optado por
un modelo de crecimiento basado en exportar mucho más de lo que importan. Más
adelante volveremos a este asunto y demostraremos que no solo no tiene sentido
sino que, además, es perjudicial para la economía mundial. Por ahora nos
quedamos con el siguiente mensaje: las exportaciones son un coste y las
importaciones un beneficio.
Podemos definir el PIB por tanto como la suma de consumo,
gasto público, inversión y exportaciones menos las importaciones. Esta relación
la podemos representar con la siguiente ecuación:
PIB=C+G+I+X-M
donde C representa el consumo, G el gasto público, I la
inversión, X las exportaciones y M las importaciones.
Hemos visto que el PIB es la suma de todos los gastos
finales. Imaginemos el PIB como un montón de bienes (coches, ropa, casas,
alimentos, etc…) que se ponen a disposición de todos los que participan en el proceso productivo. Vamos a llamar a estos partícipes agentes económicos. Estos agentes son los trabajadores, los empresarios, los capitalistas y el estado. A cambio de su participación en el proceso productivo perciben unas rentas. Podemos ver el
PIB, como una gran tarta de rentas que hay que repartir entre los que han
participado en la actividad económica. Lo que tenemos que entender que la tarta de
rentas forzosamente es igual a la montaña de bienes disponibles para el
reparto.
Esto es relativamente fácil de entender. Veamos qué ocurre
cuando alguien compra un producto a un empresario. Pero el ingreso del
empresario no será íntegramente suyo. Para producir los bienes que vende el
empresario necesitará contratar trabajadores, compras bienes intermedios a
otros empresarios, pagar unos intereses por los capitales prestados, pagar
alquileres de sus oficinas o de su nave industrial, pagar impuestos al estado y
dotar fondos de amortización por el uso de los equipos que utiliza antes de
calcular su propio beneficios. Es decir, el empresario necesita organizar los
factores de producción contratándolos y retribuyéndoles de alguna manera. Por
tanto los ingresos por ventas se distribuyen entre los factores de producción.
El exceso de la venta sobre el coste de sus consumos intermedios es el valor
que ha añadido el empresario. Por tanto es fácil ver que el valor añadido de
cada etapa productiva se reparte entre impuestos, salarios y lo que se llama el
excedente bruto de explotación. Las
compras que se hacen unos empresarios a otros, que llamamos consumo intermedio,
a su vez se distribuirán entre los factores que han intervenido en su
producción en una cadena que puede ser más o menos larga según el grado de
integración empresarial. Cada etapa productiva genera un valor añadido y por
tanto es fácil entender que el PIB necesariamente es igual a la suma de los
valores añadidos que han generado todos los participantes en el proceso
productivo puesto que cada consumo intermedio incorpora el valor añadido
generado por otro empresario. Por tanto la segunda definición del PIB es que es
igual a la suma de los salarios, los impuestos sobre la producción y el
excedente bruto de explotación.
Es decir
PIB=W+E+T
donde W es el símbolo que empleamos para
los salarios, E para el excedente bruto de explotación y T para los impuestos.
Para entender por qué el PIB es igual a la suma de las
rentas de los factores puede ser útil el siguiente gráfico que representa una
economía en la que el único producto a la venta son los zapatos. Claramente los
zapatos son un producto de consumo y por tanto no existe inversión. Asumimos
además que no hay comercio exterior y, por ahora, que tampoco el gobierno
presta ningún servicio público. En este modelo simplificado solo hay dos etapas
productivas. El zapatero fabrica los zapatos y para tal fin primero compra cuero
(su consumo intermedio) y emplea un aprendiz al que paga un salario. Después de
pagar un impuesto sobre sus ventas lo que queda es lo que llamamos excedente
bruto de explotación. A su vez supongamos que un ganadero suministra el cuero
y, como no necesita comprar ningún insumo para alimentar a su ganado, toda su
venta equivale a su valor añadido. Este se reparte entre salarios, impuestos y
el excedente bruto de explotación del ganadero.
Ilustración 2. Identidad
entre PIB y suma de los valores añadidos brutos en una economía con dos etapas
productivas y un único producto
La siguiente ecuación es cierta siempre para cualquier
economía, sea cual sea su modelo económico:
C+I+G+X-MºPIBºW+E+T
El gasto agregado es
idéntico al ingreso agregado. Todo gasto de alguien es el ingreso de otro. Recordemos
esta identidad contable porque nos ayudará a entender por qué la política de
austeridad, tan popular entre algunos políticos y economistas, solo puede
resultar en el empobrecimiento de todos.
Debemos tener siempre presente esta identidad fundamental pues volveremos a
ella más adelante.
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