Resumen para personas con poco tiempoLa reputación del neoliberalismo se ha fundado en su éxito en la lucha contra la inflación. Pero es un fraude. La era de la baja inflación se ha basado en el petróleo barato y en desplazar la fabricación al Sudeste asiático, donde los salarios son más bajos, a costa de una mayor fragilidad de las cadenas logísticas. El reciente episodio de inflación, como no se había experimentado en Europa desde los años 80, demuestra que el neoliberalismo sólo ha conseguido estanflación cuando el cártel petrolero nos sube el precio del barril y deflación cuando nos lo baja; pero siempre con paro elevado. Algunos economistas poco rigurosos atribuyen la inflación a la política monetaria poco convencional aplicada por los bancos centrales desde hace más de una década. Otros hablan de una economía recalentada que exigiría responder creando inflación. En este artículo se demuestra que no tenemos una economía recalentada porque producimos menos que antes que la pandemia y además lo salarios siguen estancados. En cambio se aporta evidencia de que las causas de la inflación están en
Se argumenta que la inflación será transitoria y durará lo que tarden en resolverse los cuellos de botella logísticos y productivos y surtan efecto las medidas para moderar los precios de la energía. |
El neoliberalismo se ufana en haber derrotado la inflación durante los años 70-80 del siglo pasado. El pensamiento neoclásico reivindica para sí saber cómo derrotar la inflación dando primacía a la política monetaria y cuestionando la utilidad de la política fiscal. Pero si fueran honestos, reconocerían que sólo han conseguido estanflación cuando el cártel petrolero nos sube el precio del barril y deflación cuando nos lo baja; aunque siempre con paro elevado. Derrotar el poder de negociación de la clase trabajadora era el objetivo real de la economía neoclásica; la inflación solo pasaba por allí.
[Si los neoliberales] fueran honestos, reconocerían que sólo han conseguido estanflación cuando el cártel petrolero nos sube el precio del barril y deflación cuando nos lo baja; pero siempre con paro elevado.
En los últimos meses hemos observados niveles de inflación que no se habían experimentado en Europa desde los años 80. La UE se vanagloriaba de la estabilidad de precios que había traído el euro pero el Banco Central Europeo (BCE) no conseguía alcanzar su objetivo de inflación anual inferior pero cercano al 2%. En realidad lo que teníamos era una deflación perpetua (bajos precios con alto desempleo) pero ellos estaban convencidos de que eran sus políticas monetarias –a través de una gestión que anclaba las expectativas en su pintoresca teoría de la inflación— las que habían conseguido el triunfo contra la inflación.
La era de baja inflación se fundó en un petróleo barato y en las estrategias de globalización que llevaron la producción industrial a los países de mano obra barata del sudeste asiático. De paso alargaron y fragilizaron las cadenas de suministro. El pensamiento dominante nos ha vendido como un éxito esta globalización que ha reducido los costes de fabricación. Pero se les olvida mencionar que estas estrategias también beneficiaron desproporcionadamente a las grandes corporaciones cuyos márgenes no han dejado de crecer, a costa de unos salarios menguantes. En España —con la excepción de la burbuja inmobiliaria y la política de sostenimiento de rentas salariales aplicada durante la pandemia— la participación de los salarios en el PIB no ha dejado de bajar desde los años 80.
[caption id="attachment_20730" align="aligncenter" width="655"] Ilustración 1. Participación de los salarios en el PIB al coste de los factores (Fuente: elaboración a partir de datos de AMECO)[/caption]
El sueño de los precios bajos ha llegado a un abrupto final en 2021 cuando la disrupción de las cadenas de suministro causada por la pandemia reveló la extrema fragilidad del modelo globalizador. Simultáneamente, las decisiones del cártel de países productores de petróleo nos ha recordado la imprudencia de no haber planificado la transición a otro modelo sostenible pese a estar más que avisados desde los años 70 del siglo pasado de la conveniencia de romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
El sueño de los precios bajos ha llegado a un abrupto final en 2021 cuando el impacto de la disrupción de las cadenas de suministro causado por la pandemia reveló la extrema fragilidad del modelo.
La parte más exaltada del neoliberalismo quiere volver a las viejas políticas ensayadas desde los años 80 a partir de una interpretación completamente fantasiosa de las causas del reciente episodio de inflación.
No han tardado demasiado las mentes más “preclaras” del pensamiento reaccionario en atribuir la inflación a fenómenos monetarios. Sin embargo estas lumbreras tendrían que explicarnos cómo las operaciones de flexibilización cuantitativa que el BCE lleva aplicando desde hace una década no generaron inflación antes de la pandemia. Las teorías de efectos retardados de la teoría cuantitativa del dinero resultan estrambóticas y no merecen mayor comentario.
Más preocupantes resultan las posturas de economistas neokeynesianos como el inmerecidamente celebrado Paul Krugman, quien esta semana publicaba un artículo expresando su alarma ante el episodio de inflación que estamos padeciendo y pidiendo políticas que resulten en un aumento del desempleo.
Paul Krugman es conocido por sus repentinos cambios de opinión. Lo mismo mañana te dice que no hay motivo para alarmarse por la inflación. Pero no tiene empacho en proponer un “poquito” de sufrimiento a parte de la población. Obviamente esas medidas de creación de desempleo no le afectarán a él personalmente. En cualquier caso, para que una estrategia de desempleo funcionara para bajar el precio del barril, tal como lo hizo en los años 70-80, no bastaría un poco de desempleo; la creación de desempleo tendría que ser masiva.
Lo que no está causando la inflación
En este artículo analizaré el actual episodio de inflación y explicaré por qué creo que será transitorio para entender por qué el análisis de los neoliberales exaltados yerra el tiro. Miraremos algunos datos —es un poco tedioso, lo sé, pero necesario para entender lo que está ocurriendo— En otro artículo posterior abordaré las políticas que están aplicando las autoridades, por qué creo que serán inútiles o contraproducentes y que recomendaciones de política económica propondría ante este episodio desde una óptica de teoría monetaria moderna.
Han sido varios los teóricos de la TMM, como Randall Wray o Bill Mitchell que han señalado que esta subida de precios ni mucho menos se puede atribuir a un “sobrecalentamiento” de la economía. Han advertido también de la naturaleza transitoria del fenómeno. Bill Mitchell ha advertido que “transitoria” no significa que vaya a durar unas semanas sino que durará mientras se den las actuales tensiones inflacionistas como los confinamientos en China, que dificultan el tráfico de mercancías y que los trabajadores acudan a sus puestos de trabajo, o la estúpida e inoportuna guerra de Putin en Ucrania, o como la las decisiones de los países productores de subir el precio del barril. Este análisis se puede confirmar y completar con una revisión de los datos relevantes para nuestra economía.
Empecemos por preguntarnos si la economía española está sobrecalentada. Unos pocos datos nos confirman que no. Basta consultar los datos de PIB en volumen (una medida de la producción real) que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) para comprobar que el primer trimestre de 2022 el nivel de producción seguía por debajo de los niveles prepandemia. Aunque el paro ha descendido sigue estando en el 13,33% y el INE nos informa de que el número total de horas efectivas semanales trabajadas por todos los ocupados en el último trimestre de 2021 era inferior al del último trimestre de 2019. No hemos recuperado el nivel de producción previo a la pandemia y, por tanto, sigue sobrando capacidad productiva.
No hemos recuperado el nivel de producción previo a la pandemia y, por tanto, sigue sobrando capacidad productiva.
[caption id="attachment_20731" align="aligncenter" width="688"] Ilustración 2. PIB, índice de volumen encadenado ajustado por estacionalidad y efrectos de calendario (Fuente: INE)[/caption]
En la encuesta de Utilización de la capacidad productiva en los establecimientos industriales que publica el INE solo el 22,5 de los respondedores aseguró que estaban produciendo a más del 90% de su capacidad. Es un porcentaje superior al de los meses de la pandemia pero significa que un 77,5% de las empresas están por debajo del 90% y el 49,7% estaban por debajo del 79%.
Los datos de otras economías europeas o las de EEUU nos arrojarán similares resultados: no hemos recuperado los niveles de producción y ocupación anteriores a la pandemia. Es más, la actual crisis energética y la guerra ucraniana van a debilitar la recuperación económica pospandémica. Según la última encuesta entre pronosticadores profesionales que periódicamente realiza el BCE las proyecciones de crecimiento del PIB para 2022 se han revisado a la baja para los países de la zona euro, sobre todo para el segundo trimestre. Es una osadía afirmar que la economía esté recalentada y que hace falta adoptar medidas para reducir la actividad.
[caption id="attachment_20732" align="aligncenter" width="637"] Ilustración 3. Previsión de crecimiento trimestral del PIB de la zona euro según pronosticadores profesionales encuestados por el BCE (Fuente: Supply chain bottlenecks in the euro area and the United States: where do we stand? ECB Economic Bulletin, Issue 2/2022)[/caption]La ministra Calviño y el gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, han pedido moderación salarial para evitar la aceleración de la inflación. Esta petición es innecesaria. No hay ninguna presión salarial en los precios. Muchos trabajadores están esperando todavía a que les reconozcan un incremento salarial por el poder adquisitivo perdido en 2021. Según datos que publica el Ministerio de Trabajo la subida salarial promedio acordada para 7.677.139 trabajadores — ¿qué habrá ocurrido con los demás?— por convenio se ha quedado en el 1,47%, más de cinco puntos porcentuales debajo de la inflación registrada el año pasado. Y eso ha sido un promedio. ¡La mayoría de los trabajadores se ha quedado en 1,18% o menos! La pérdida de poder adquisitivo de una clase trabajadora que ha perdido toda su fuerza negociadora hace décadas está siendo histórica. Lo que ganaron durante la pandemia ya ha sido fulminado.
[caption id="attachment_20741" align="aligncenter" width="605"] Ilustración 4. Variación salarial por convenio a diciembre de 2021 (Fuente: Ministerio de Trabajo)[/caption]Lo que sí está causando la inflación
El análisis de los datos nos permite entender que una de las causas son las disrupciones al tráfico comercial y la actividad productiva que ocasionó y sigue ocasionando la pandemia de COVID-19. El Sudeste asiático fue el lugar donde se originó la pandemia y donde se produjeron los primeros cierres y confinamientos. Añádanse los cierres de fronteras, la suspensión de los vuelos y la interrupción del comercio internacional y no cuesta entender por qué bajó la producción, se vaciaron los almacenes y resultó imposible comprar una bicicleta, se sucedieron las roturas de stock o se presentaron problemas de suministro de semiconductores. Estos problemas han sido identificados por el BCE que publicó un interesante informe hace unos meses reconociendo el impacto de estos cuellos de botella en las economías de EEUU y Europa.
«Los cuellos de botella de la cadena de suministro surgen de la interacción de varios factores. En primer lugar, el fuerte repunte de la demanda mundial de bienes manufactureros, en parte inducido por la rotación del consumo de servicios en el contexto de las medidas de contención relacionadas con la pandemia, no fue acompañado por un aumento equivalente en la oferta de bienes. En segundo lugar, algunos sectores se han visto afectados por una grave escasez de oferta, en particular de semiconductores, con una oferta que lucha por adaptarse al aumento de la demanda de productos y equipos electrónicos, y en el sector de la automoción, que se está recuperando gradualmente tras una fuerte caída de la producción en 2020. Finalmente, las interrupciones en la industria de la logística, que resultan principalmente de la actividad de los buques portacontenedores, la congestión portuaria y las estrictas medidas de cierre en algunos países asiáticos clave que producen insumos intermedios, exacerbaron aún más los cuellos de botella en el suministro.»
Sin embargo estos cuellos se están descongestionando gradualmente
«las presiones de la cadena de suministro, aunque siguen siendo históricamente altas, han alcanzado su punto máximo y han comenzado a disminuir en ambas economías (…) Particularmente en los Estados Unidos, la proporción de pedidos sobre inventarios (…) está mejorando, lo que sugiere que las empresas están comenzando a reconstruir los inventarios y que los cuellos de botella pueden estar disminuyendo.»
A las disrupciones del comercio internacional hay que añadir que los patrones de gasto fueron alterados por la pandemia. La población confinada en 2020 y 2021 no pudo gastar en ocio y restauración así que redirigió parte del gasto hacia otras partidas, fundamentalmente hacia televisores y otros juguetes electrónicos, que fue la partida de gasto familiar que más creció en 2020, alimentos y bebidas, equipos de telefonía electricidad. Muchos de estos gadgets se producen en el Sudeste Asiático y había que importarlos de allí. La mayor demanda y las dificultades para rellenar inventarios han debido contribuir al incremento de los precios.
Gasto por subgrupos, incremento anual | 2020 | 2019 |
09.1 T Equipos audiovisuales, fotográficos y de procesamiento de información | 18.4 | 5.1 |
02.1 T Bebidas alcohólicas | 15.4 | 6.7 |
12.5 T Servicios financieros n.c.o.p. | 11.4 | -5.0 |
04.5 T Electricidad, gas y otros combustibles | 8.9 | 5.7 |
06.1 T Productos, aparatos y equipos médicos | 5.5 | 3.9 |
08.1 T Equipos de telefonía y fax | 5.4 | 15.7 |
04.2 T Alquileres imputados de vivienda | 5.3 | 2.8 |
01.1 T Alimentos | 4.9 | 1.5 |
01.2 T Bebidas no alcohólicas | 4.2 | -5.9 |
10.2 T Enseñanza Secundaria y Postsecundaria no Superior | 2.5 | -1.8 |
08.2 T Servicios postales, de telefonía y fax | 0.8 | -3.3 |
04.4 T Suministro de agua y otros servicios relacionados con la vivienda | 0.2 | 1.8 |
12.4 T Seguros | -0.8 | -0.7 |
04.1 T Alquileres reales de vivienda | -1.3 | 8.5 |
05.3 T Aparatos domésticos | -6.2 | -2.1 |
09.2 T Otros bienes para el ocio, el deporte y la cultura (juegos, instrumentos musicales, jardinería, mascotas, etc.) | -7.8 | -1.0 |
10.3 T Enseñanza Superior | -10.4 | 11.6 |
05.4 T Menaje y herramientas del hogar | -11.3 | -1.5 |
12.1 T Cuidado personal | -11.4 | 0.2 |
09.4 T Prensa, libros y artículos de papelería | -11.9 | -5.1 |
05.5 T Bienes y servicios para el mantenimiento corriente del hogar | -12.7 | -4.5 |
02.2 T Tabaco | -13.0 | -5.1 |
05.1 T Muebles y accesorios, alfombras y otros revestimientos de suelos | -13.0 | -1.4 |
10.1 T Enseñanza Infantil y Primaria | -13.2 | -2.7 |
12.6 T Otros servicios n.c.o.p. | -13.7 | -8.5 |
05.2 T Artículos textiles para el hogar | -17.5 | -2.8 |
10.4 T Enseñanzas no definida por nivel | -18.5 | 11.2 |
06.2 T Servicios médicos, ambulatorios y hospitalarios | -19.6 | 2.5 |
07.2 T Utilización de vehículos personales | -21.4 | -1.1 |
04.3 T Conservación y reparación de la vivienda | -26.2 | 7.3 |
07.1 T Adquisición de vehículos | -26.2 | 11.0 |
12.3 T Protección social | -27.7 | 12.8 |
03.1 T Vestido | -28.8 | -3.7 |
03.2 T Calzado | -30.0 | -2.9 |
12.2 T Efectos personales n.c.o.p. | -35.4 | -8.3 |
11.1 T Restauración y comedores | -40.5 | -2.6 |
11.2 T Servicios de alojamiento | -42.7 | 7.9 |
09.3 T Servicios recreativos, deportivos y culturales | -45.6 | 4.8 |
07.3 T Servicios de transporte | -52.8 | -5.4 |
09.5 T Paquetes turísticos | -72.6 | 3.5 |
Si analizamos la inflación ‘subyacente’ (la que mide los precios al consumo excluyendo los de la energía) comprobamos que el problema procede sobre todo de la energía y, en menor medida, de los alimentos. A pesar de que hay alguna transmisión a los demás precios, como demuestra su trayectoria ascendente, en marzo estaba en el 3,4 % en tasa interanual. Alto para una población ya acostumbrada a la deflación perpetua pero soportable y que confirma que muchos sectores no están repercutiendo los incrementos de costes a sus precios.
[caption id="attachment_20733" align="aligncenter" width="608"] Ilustrración 5. IPC, variación interanual a marzo de 2022 (Fuente: INE)[/caption]Así lo confirma el análisis desagregado por grupos que facilita para marzo el INE. Los dos grupos que más contribuyeron al aumento de los precios fueron vivienda y transporte (un sector intensivo en energía).
[caption id="attachment_20734" align="aligncenter" width="609"] Ilustración 6. Grupos que más contribuyen a la inflación (Fuente: INE)[/caption]Pero es que, además, el grupo de vivienda se descompone en cuatro subgrupos y, de nuevo, comprobamos que es el ‘045 Electricidad, gas y otros combustibles’ el que ha experimentado el mayor incremento: ¡80% en tasa interanual!
Variación anual del gasto de los hogares | Variación anual en % |
Subgrupos del grupo vivienda | 2022M03 |
041 Alquiler de vivienda | 0,9 |
043 Conservación y reparación de la vivienda | 4,8 |
044 Suministro de agua y otros servicios relacionados con la vivienda | 1,3 |
045 Electricidad, gas y otros combustibles | 80,0 |
Los datos no dejan lugar a muchas dudas. El factor que ha impulsado la inflación es el precio de la energía. La salida de la pandemia ha coincidido una decisión del cártel de países productores de petróleo de subir el precio del barril a niveles no observados desde 2014, que así trata de recuperar los ingresos perdidos durante la pandemia. El absurdo conflicto ruso-ucraniano ha empeorado la situación para Europa al llevar el precio del gas natural en Europa a niveles sin precedentes. Este impacto se ha amplificado con la liberalización del mercado eléctrico bajo un modelo de casación marginalista donde desde el primer hasta el último kW h se cotizan al precio de la energía más cara metida en el sistema (la producida con gas) como analizamos en un artículo anterior.
[caption id="attachment_20735" align="aligncenter" width="750"] Ilustración 7. Precio gas natural en Europa (Fuente: FRED St. Louis)[/caption]El absurdo conflicto ruso-ucraniano ha empeorado la situación para Europa al llevar el precio del gas natural en Europa a niveles sin precedentes. Este impacto se ha amplificado con la liberalización del mercado eléctrico bajo un modelo de casación marginalista
¿Hasta cuándo?
Hay indicios de que los precios podrían empezar a descender en un plazo relativamente corto. Gracias a las exportaciones desde EEUU a Europa el precio del gas natural ha empezado a descender lo cual se reflejará en el precio de la electricidad. A la bajada de los precios de la luz esperamos que contribuya el acuerdo que ha logrado el Gobierno de España con la UE para que se reconozca una excepcionalidad ibérica y se desvinculen gas natural y electricidad. También ha caído algo en las últimas semanas el precio del barril.
[caption id="attachment_20736" align="aligncenter" width="644"] Ilustración 8. Exportaciones de gas natural desde EEUU a Europa.[/caption][caption id="attachment_20737" align="aligncenter" width="374"] Ilustración 9. Precios del gas natural en Europa.[/caption]
Esta impresión coincide con la de los expertos a los que consulta el BCE. En la última encuesta entre pronosticadores profesionales correspondiente al primer trimestre de 2022 que publica el BCE periódicamente se observa que la mayoría de estos considera que la expectativa de inflación para 2022 estaría entre el 2,5% y el 2,9%. Para 2023 y 2024 las respuestas modales son 2% -2,4% y 1,5%- 1,9% respectivamente. Es decir, según la teoría de las expectativas, que ha guiado tradicionalmente a los bancos centrales, lo mejor que puede hacer el banco central en estos momentos es no tocar los tipos de interés.
[caption id="attachment_20738" align="aligncenter" width="628"] Ilustración 10. Encuesta de pronosticadores profesionales del BCE: expectativas de inflación. (Fuente: Supply chain bottlenecks in the euro area and the United States: where do we stand? ECB Economic Bulletin, Issue 2/2022)[/caption]No han desaparecido todos los nubarrones del horizonte. Ya hemos comentado cómo el modelo de globalización nos ha puesto a merced del atasco más monumental de la historia, todo para maximizar los beneficios de las grandes multinacionales que realmente disfrutan de la capacidad logística y poder de mercado para imponer estas estructuras contaminantes y frágiles a los consumidores. El rebrote de la COVID-19 y nuevo confinamiento decretado por el Gobierno chino en Shanghai, quizá la mayor zona fabril del mundo, puede generar nuevas tensiones logísticas. La siguiente figura muestra todos los barcos que están a la espera de descargar sus mercancías a la entrada de uno de los puertos con mayor tráfico comercial del mundo. Un atasco gigantesco que puede volver a causar retrasos de entregas y fabricación. Transitorio, repito, significa mientras se den las circunstancias actuales.
[caption id="attachment_20739" align="aligncenter" width="553"] Ilustración 11. Mapa de los barcos esperando a descargar en el puerto de Shanghai.[/caption]Conclusiones
No hay ninguna evidencia de que el episodio de inflación que estamos viviendo pueda deberse a un sobrecalentamiento de la demanda, a reclamaciones salariales desorbitadas o a políticas monetarias que llevan aplicándose desde hace más de una década. En cambio sí sobran evidencias de que las subidas de precios se deben a causas coyunturales como las disrupciones logísticas y la subida de los precios de la energía. Hay quienes quieren vendernos un relato ficticio para justificar las mismas políticas desacertadas de siempre: más austeridad en la implacable lucha del neoliberalismo contra las clases populares. En el siguiente artículo contrastaremos las recetas del mainstream con las propuestas que haría un gobernante informado por un conocimiento de la TMM.
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