Cita de Roosevelt

"Ningún país, sin importar su riqueza, puede permitirse el derroche de sus recursos humanos. La desmoralización causada por el desempleo masivo es nuestra mayor extravagancia. Moralmente es la mayor amenaza a nuestro orden social" (Franklin Delano Roosevelt)

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miércoles, 2 de enero de 2019

¿De dónde viene el dinero?

Durante el mes de diciembre utilicé hilos de Twitter para describir de forma esquemática el origen del dinero. He recogido esa secuencia de twits en este post:

¿De dónde viene el dinero? Esta pregunta sencilla, sorprendentemente, no saben responderla muchos economistas formados en las facultades que enseñan la doctrina ortodoxa. El dinero actualmente no representa ningún metal precioso custodiado en un sótano del banco central. Tampoco representa toda la riqueza de la nación ni cosas por el estilo. El dinero es simplemente un reconocimiento de una deuda del emisor. Éste se compromete a redimirla cuando el tenedor la entrega. Por ejemplo, el dinero del estado se redime cuando alguien la entrega en pago de impuestos. Pero me adelanto. Veamos esto con más detalle.

Actualmente el dinero, en su mayor parte, no tiene forma física. El dinero toma la forma de apuntes contables en un ordenador. Pese al entusiasmo de los tecnoutópicos con la burbuja del Bitcoin, el dinero es digital desde hace décadas.

Existen tres formas de meter dinero en una economía: 
  1. creación de dinero por el estado, 
  2. creación de dinero por los bancos,
  3. creación de dinero desde el sector exterior.

Creación de dinero por el estado


El estado (hablo del que está dotado de soberanía monetaria, no de los que están integrados en la disfuncional unión monetaria europea), disfruta de un monopolio: define la unidad monetaria que se utilizará para medir los crédito, es el emisor de aquello que sirve para pagar impuestos
Una analogía es que el estado mantiene una gran hoja de cálculo en la que registra todos los créditos fiscales que ha obtenido el sector privado.

El estado necesita proveer bienes y servicios públicos para lo cual necesita contratar funcionarios, contratistas, comprar suministros, etc. Paga a estos proveedores con la moneda que emite.
El mecanismo es éste: un funcionario del Tesoro da la orden de pago al banco central, donde mantiene una cuenta. El banco central carga la cuenta del Tesoro y abona la cuenta del banco comercial donde el proveedor mantiene sus depósitos. Así se ha aumentado el saldo de la cuenta del banco comercial en el banco central. A estas cuentas las llamamos cuentas de reservas. El banco comercial, a continuación, carga en su contabilidad la cuenta del banco central y abona la de su cliente, el proveedor del estado.

¿Por qué los proveedores aceptan un apunte contable en pago de sus servicios? Porque ese dinero del estado es un crédito fiscal. El proveedor del estado está obligado a pagar impuestos. Todos estamos obligados a pagar tributos. Ese proveedor puede utilizar esos créditos para pagar sus impuestos y guardar los que le sobran o transmitirlos a un tercero que los necesite para pagar los suyos a cambio de otros bienes y servicios. En este post abordo en mayor profundidad el papel de los impuestos.

El proceso de pago de impuestos destruye el dinero creado en el paso anterior. Podemos hablar de una fase de flujo y otra de reflujo. Cuando alguien ordena el pago de impuestos a su banco, éste cara el depósito del contribuyente y abona una cuenta en el banco central. A su vez, el banco central carga la cuenta de reservas del Banco y abona la cuenta del Tesoro. Cuando el estado gastó se crearon nuevas reservas en el sector privado, cuando se pagan los impuestos estos saldos se reducen.

Así pues:

Gasto público=> aumento de reservas en el banco central a favor de los bancos comerciales=>aumento de depósitos en cuentas de hogares y empresas.

Pago de impuestos=>reducción de depósitos en cuentas de hogares y empresas=>reducción de reservas de los bancos comerciales en el banco central. Destruyen dinero.

Una conclusión importante de esta visión del dinero es que el estado no puede ser nunca insolvente, si se endeudamiento en su propia moneda. (Lo de Macri endeudando su país en dólares de EEUU es de juzgado de guardia, ver el análisis aquí). El estado siempre podrá crear nueva moneda para atender nuevas necesidades de gasto público. No tiene una limitación financiera.

Antes de que empiecen a hiperventilar los creyentes en la teoría cuantitativa del dinero hay que advertir que esto no es necesariamente inflacionista. La limitación a la que se enfrenta el estado es de recursos reales de la economía. El estado puede comprar todo aquello que se encuentra a la venta en si territorio a cambio de su moneda. Si no está en venta incluso puede conseguirlo subiendo los impuestos suficientemente. Sin embargo si nos acercamos a ese límite real puede desencadenarse un proceso inflacionario.

Ante las tensiones inflacionistas el estado puede tomar muchas medidas: subir los impuestos para reducir el poder de compra del sector privado, bajar el gasto público, eliminar las clausulas de indexación, etc. El monopolista siempre puede fijar el precio de aquello que produce.

En este sentido el estado puede determinar qué exige a cambio de entregar una unidad monetaria. Si exige una hora de trabajo a cambio de una unidad monetaria está determinando una relación de valor.
Si al año siguiente tal estado ofrece 1,10 unidades monetarias a cambio de una hora de trabajo entonces está despreciando voluntariamente su moneda y creando una inflación del 10%.

Si el estado no encuentra comprador de su moneda puede ser porque los impuestos sean demasiado bajos o porque su sistema de recaudación es ineficaz. Esto es frecuente en países poco desarrollados con estados débiles o fallidos. En este caso lo que puede hacer es renunciar a ejecutar mayor gasto público o aumentar la presión fiscal.

Pero esta no es la situación en los países avanzados. Es más, existe sobrada demanda por el dinero del estado y abundantes recursos desempleados. Por tanto el estado puede prestar nuevos servicios públicos sin aumentar los impuestos. Es decir, aumentar el déficit fiscal. En España, con una altísima tasa de desempleo, la izquierda tiene una actitud equivocada. Cree que hay que subir los impuestos antes de prestar nuevos servicios públicos. Pero en realidad lo procedente es aumentar el déficit fiscal hasta que desaparezca el desempleo. La razón es que el déficit fiscal es el ahorro privado. Y en España los balances de hogares y empresas están muy deteriorados.

De hecho, la posición normal del estado debe ser tener un déficit tan elevado como sea necesario para que se alcance el pleno empleo con estabilidad de precios y se satisfagan las necesidades de ahorro de la población.

En un estado con un sistema de prestaciones sociales poco desarrollado y amenazas constantes al sistema de pensiones paradójicamente el déficit público tendría que ser más elevado.

La creación de dinero bancario


Como dije anteriormente, hay tres formas de meter dinero en una economía: a través del gasto público, gracias a las exportaciones de bienes y servicios y mediante la creación de depósitos bancarios. Paso a explicar el dinero bancario.


Los depósitos bancarios surgen cuando un banco concede un crédito a un cliente. Imaginemos que Vd. consigue un préstamo hipotecario del banco X. Lo que ocurre es que el banco introduce una serie de asientos contables en su contabilidad.Para los que tengáis nociones de contabilidad es algo parecido a esto:


DEBE                                                                             HABER
 __________________________________________________
100.000 € Préstamo                   I             Depósito cc 100.000 €


En el mismo acto el banco ha constituido un préstamo y ha abierto un depósito bancario a favor del cliente. ¡Presto! El dinero bancario ha surgido de la nada gracias a un teclado de ordenador.

No ha sido necesario obtener un depósito de otro cliente para prestárselo a otro cliente. Vaciar la cuenta corriente de otro cliente sería fraudulento. De hecho eso es lo que hace un prestamista, no un banco. Tampoco ha sido necesario mover lingotes de oro. La teoría de los fondos prestables no es cierta.

Frente a lo que suelen decir algunos periodistas de prensa económica, la idea de que el Banco Central Europeo va a a reactivar el mercado de crédito inyectando reservas no es cierta. Crear nuevas reservas no se traslada a nuevos préstamos. Los bancos necesitan las cuentas de reservas para saldar pagos entre ellos.

Lo que ocurre es lo siguiente: ahora que el cliente ha conseguido 100.000 € en su cuenta podrá girar un cheque a favor del promotor o constructor que le entregará la vivienda. Si el constructor tiene su cuenta en otro banco, ese cheque o transferencia se llevará a una cámara de compensación. Los bancos calculan a diario los importes deudores y acreedores que deben compensar entre ellos. El saldo se liquida con una transferencia de cuentas de reservas en el banco central. Estas transacciones ocurren dentro de la "hoja de cálculo" que mantiene el banco central. Solo los bancos participantes en el sistema pueden tener acceso a este tipo de cuentas. Las reservas no se pueden prestar a particulares pero los bancos se prestan reservas entre ellos en el llamado mercado interbancario.

Los bancos calculan periódicamente su posición de reservas. Si están cortos de reservas pueden pedirlas prestadas en el mercado interbancario. Si hay escasez en el sistema también pedirlas prestadas al banco central, que no dudará en facilitarlas si no quiere cargarse el sistema de pagos y el sistema bancario, salvo que el banco tenga problemas de liquidez o solvencia. Pero las reservas no limitan su capacidad de prestar. La teoría del multiplicador que se enseña en las facultades es falsa. Es uno de los mitos sobre el dinero que desarrollo en este post.


Como consecuencia de la operación de compra de la vivienda los depósitos que fueron creados con el préstamo original ahora acaban en manos de otra persona o empresa. Esos depósitos pueden circular por la economía porque el dinero bancario tiene la máxima aceptación. Esa aceptación procede del respaldo del estado. En primer lugar los depósitos son convertibles en monedas y billetes en el acto. En la jerarquía de dineros el del estado siempre está por encima. Además están el fondo de garantía de depósitos y el respaldo del banco central. El banco en este caso es un deudor que que solo puede redimir su obligación entregando un dinero de jerarquía superior (dinero del estado) o aceptándolo para cancelar el principal los intereses adeudados de los préstamos que concede. Por otra parte el banco no está limitado por la existencia de reservas en su actividad crediticia. Un banco concederá un nuevo préstamo si ve que hay una oportunidad de hacer negocio y si entran por la puerta de sus oficinas empresarios o clientes solventes. Eso significa que deben presentar proyectos rentables o capacidad de devolver el préstamo con otros activos que sirvan de garantía o capacidad de generar rentas en el futuro. Si entran clientes solventes por la puerta de la oficina bancaria el banco estará encantado de prestar. Por eso decimos que la oferta monetaria es endógena. Los bancos prestan cuando ven oportunidades, no prestan cuando desconfían de las posibilidades de que les retornen el dinero más los intereses. Por eso la oferta de dinero se comporta de forma procíclica.

El dinero creado por el sector exterior


En dos hilos anteriores he explicado cómo se introducen el dinero del estado y el dinero bancario en la economía. En este último hilo hablaré de otra posibilidad: el dinero creado por el sector exterior.

Para ello partimos del análisis de la balanza comercial. Todos los países comercian con el exterior. Exportan e importante mercancías. También venden servicios como el turismo o los compran, por ejemplo, servicios de telemarketing prestados desde Sudamérica. Además podemos ceder nuestros factores de producción al extranjero a cambio de una renta. Por ejemplo trabajadores extranjeros que trabajan aquí y que remiten parte de sus rentas al extranjero.Todos estos componentes forman lo que se llama convencionalmente la balanza por cuenta corriente. Esta balanza es positiva cuando las exportaciones, las ventas de servicios o las rentas del extranjero por cesión de nuestros factores productivos superan a las importaciones, pagos por servicios recibidos o pagos de rentas al extranjero.

Quién vende algo al extranjero recibe algo a cambio. Normalmente será un depósito en un banco extranjero denominado en moneda extranjera o un depósito en su propia moneda que antes estaba en manos del comprador extranjero. Viceversa, quien compra algo del extranjero entrega un depósito denominado en su propia moneda o un depósito en moneda extranjera depositado en otro país. Cómo se obtienen esos depósitos en moneda extranjera sería materia para otra discusión. Puede que lo tuviera antes porque hubiese exportado antes, puede comprarlo a un exportador o puede que se lo haya prestado un banco extranjero. En cualquier caso, al final de cada período, una economía puede encontrarse con un déficit o superávit en la balanza por cuentas corriente. Si nuestro país tiene déficit los extranjeros habrán acumulado activos financieros que son pasivos financieros para nuestro país. Los extranjeros pueden tener depósitos a su nombre en euros en un banco español. O una entidad española puede haber reducido un saldo en una cuenta extranjera. El efecto neto es que el país deficitario ha reducido sus activos financieros netos respecto al resto del mundo.

La parte de la balanza comercial que financia el déficit por cuenta corriente se llama convencionalmente balanza de capitales. Su saldo es, por identidad contable, necesariamente igual al de la balanza por cuenta corriente pero de signo contrario. En otras palabras

Balanza por cuenta corriente+balanza de capitales=0

Una economía con déficit por cuenta corriente está endeudándose con resto del mundo. Genera activos financieros para otros países. Eso no es un favor que le hace el resto del mundo. Si los chinos venden sus portátiles y los alemanes sus BMW al resto del mundo y deciden no gastar los activos financieros que reciben a cambio es porque prefieren mantener esos saldos financieros. Los países que tienen un superávit en la balanza por cuenta corriente están financiando al resto del mundo. A cambio de sus exportaciones reciben meros apuntes contables.

Normalmente los países que mantienen superávit comercial durante muchos años lo consiguen a base de suprimir el crecimiento de salarios. Así sus empresarios consiguen un excedente de producción que sus trabajadores no consumen.El éxito comercial se basa a menudo en mantener a la población trabajadora viviendo por debajo de las posibilidades. En definitiva esto permite a los empresarios obtener un beneficio que se materializa en un ahorro monetario ubicado en otro país. Por tanto el superávit comercial es una de las fuentes de inyección de dinero en una economía que estimulan la producción y la demanda. Un país como Alemania consigue que su sector privado doméstico tenga un ahorro positivo pese a que el estado alemán mantiene un superávit fiscal gracias a su permanente saldo comercial positivo. En cambio, en una economía con un déficit comercial permanente, se produce una fuga en el sistema. Los consumidores destinan parte de su renta a comprar producción del extranjero. Cómo Ingreso=gasto=producción eso significa que parte de la producción nacional no se venda. Una producción que no se vende llevará a los empresarios a reducir su producción, lo cual aumentará el paro. Una solución es que los hogares se endeuden, como ocurrió durante nuestra burbuja inmobiliaria. Así los consumidores pueden comprar sus BMW y los pisos construidos en su país y el resto de la producción nacional. Pero el endeudamiento privado suele tener un recorrido limitado.

La otra es que el estado mantenga el nivel de producción y demanda elevando su gasto o bajando impuestos. Normalmente el déficit comercial suele ir acompañado de un déficit fiscal. Esta solución deja a todos contentos. Los exportadores tienen sus apuntes contables, los consumidores del país deficitario consumen más de lo que produce su economía. Quizá el perdedor sea el trabajador alemán o chino, que claramente vive por debajo de sus posibilidades. Está claro que el sector externo genera activos financieros para los países exportadores, pero estos nunca se reparten de forma equitativa. Otras cuestiones por analizar: los efectos sobre el desempleo de aquellos países cuyos gobiernos se empeñan en mantener políticas de austeridad cuando tienen un déficit comercial y qué pasa cuando un país con déficit por cuenta corriente pretende mantener dijo el tipo de cambio.

Un modelo circuitista

En la serie de hilos anteriores traté de explicar el origen el dinero. Intentemos representarlo gráficamente. Partiré de un circuito económico estilizado donde solo hay intercambio real de mercancías y servicios. Los hogares reproducen la fuerza de trabajo que emplean los empresarios para producir bienes y servicios que se destinan a la venta en el mercado doméstico o a la exportación.


Los hogares compran esas mercancías y otras producidas en el extranjero para satisfacer sus necesidades de consumo. Hay también un gobierno que extrae recursos de la economía para entregar bienes y servicios públicos. Este circuito no se puede poner en marcha sin un agente que aporte crédito. Podemos imaginar que los bancos pueden adelantar el dinero necesario para que los empresarios contraten a los trabajadores e iniciar el ciclo productivo.




Los trabajadores cobran un salario que entra como renta en los hogares con la cual pueden comprar el producto de su trabajo en el mercado. De esta forma el empresario recupera el dinero que adelantó inicialmente y distribuir los beneficios a sus accionistas. También podemos imaginar que los bancos financien el consumo de los hogares con préstamos hipotecarios o préstamos al consumo. El dinero llegará a los empresarios que lo utilizarán para contratar trabajadores o pagar dividendos. Si el circuito funciona bien, tanto empresarios como hogares obtendrán fondos en el futuro para reintegrar los préstamos.

La amortización de los préstamos cancela el dinero inicialmente creado por los banqueros (por eso las fechas se pintan en rojo). El banquero espera recuperar más dinero del que prestó inicialmente. Quiere obtener unos intereses de donde salen sus beneficios. ¿Cómo es eso posible si solo existe el dinero que el mismo puso en circulación? ¿Quizá creando nuevos préstamos por mayor importe que los anteriores?

Es de esperar que los banqueros reinicien el siguiente ciclo productivo con nuevos préstamos pero eso no tiene que ocurrir necesariamente. Si las expectativas económicas empeoran podrían optar por no prestar.

Es obvio que en este esquema falta algún agente económico.Además el ciclo económico descrito tiene fugas. Hay compras que se hacen a productores extranjeros y por tanto las rentas que han pagado pueden no retornar al empresario. Los beneficios repartidos en forma de dividendos suelen acabar retenidos como ahorros y no se gastan.

El gobierno puede aportar los fondos adicionales que necesita la economía. El estado compra parte de la producción y emplea a parte de la fuerza de trabajo al ejecutar el gasto público.

Este gasto inyecta nuevo dinero en la economía y puede mantener el nivel de demanda para compensar todas las fugas del sistema: ahorro e importaciones. Incluso si los bancos deciden no dar préstamos el estado puede suplir la caída de demanda en el sector privado.aceptado antes tiene que imponer una obligación de pagar impuestos a la población.

Solo el estado puede aportar aquello que la población puede utilizar para pagar los impuestos. La población buscará con avidez ese dinero que necesita para redimir sus obligaciones tributarias. También pueden utilizar el dinero bancario para pagar los impuestos y el estado lo acepta (otra razón por la que el dinero bancario tiene aceptación).

Pero recordemos que los préstamos bancarios tienen que ser devueltos. Así pues el dinero bancario utilizado para pagar impuestos tiene que reponerse con nuevo dinero creado por el estado. Si no, los empresarios y hogares no podrán devolver los préstamos adelantados por los bancos. Los impuestos destruyen el dinero creado por el estado (no financian al estado), por eso están ilustrados con flechas rojas que llevan a un cubo de basura. Así pues, aunque los impuestos son necesarios para que el dinero sea aceptado es importante que siempre sean algo menores al gasto público. De lo contrario, entraríamos en un proceso deflacionista como el que asola a la Europa de la austeridad y la obsesión compulsiva y dogmática por el equilibrio presupuestario. Así que los beneficios de los empresarios y de los banqueros son en parte posibles porque el estado crea el dinero que permite materializar sus beneficios en forma monetaria.

Recordemos que las importaciones representan una fuga del circuito económico. Pero, a sensu contrario, las exportaciones representan una fuente de divisas y endeudamiento externo que dan salida a la producción que no consume la población nativa.

Kalecki desarrolló la famosa ecuación de beneficos. Estos son iguales a : +inversión +consumo de los capitalistas +déficit del gobierno +superávit comercial +endudamiento de los trabajadores. El circuito económico y monetario descrito recoge algunas de estas fuentes de beneficio. En un post anterior expliqué esta ecuación.

Todos los gráficos anteriores se pueden describir en este gráfico resumen pero está mucho más atestado.

sábado, 29 de julio de 2017

¿Qué es el dinero?: Parte VII. Unas notas históricas

Unas notas históricas


Este post forma parte de una serie sobre el dinero:


En este post abordo algunas notas históricas sobre el dinero.

Henry explica que en una sociedad igualitaria sin jerarquías no hay necesidad de utilizar dinero. La transformación en sociedades jerarquizadas y estratificadas lleva naturalmente a la emanación del dinero porque tiene que desarrollarse algún método para determinar, extraer y distribuir los excedentes agrícolas, desde el campo hasta los palacios y los tempos. Es la autoridad suprema (el rey, los sacerdotes) quien somete la población a tributos, determina la unidad de cuenta y el medio en que se pueden saldar (Henry, 2004).

Cuando los españoles conquistaron el Perú aprovecharon la institución preexistente de la mita para explotar la mano de obra indígena aunque obviamente despojada de su antiguo sentido religioso y comunal del período incaico. El sistema de la mita colonial dio lugar a todo tipo de abusos y repetidas quejas sobre la explotación a la que se sometía a los indios. Lo que convertía la mita en un impuesto odioso era su carácter racial dentro de un régimen colonial. Esta infame institución podría haber sido suprimida imponiendo a la población conquistada un tributo monetario. En una economía monetaria la población sojuzgada por el colonialismo se habría visto forzada a buscar empleo en las minas y empresas que pagarían con la moneda necesaria para redimir los impuestos. El efecto habría sido el mismo: la administración virreinal habría conseguido los mineros que necesita empleando asalariados en lugar de trabajo forzado.

Sabemos por evidencia arqueológica obtenida de Mesopotamia y Egipto que el crédito existía hace miles de años y que éste precede a la creación de la moneda. Si definimos el dinero como una operación de crédito entonces podríamos aceptar la historia de que el dinero podría haber surgido de las transacciones en el sector privado como aseguran los economistas clásicos y neoclásicos desde Adam Smith aunque no en la forma de dinero mercancía que ellos imaginan.

Sin embargo que fue el estado el que promovió y creó la normativa legal necesaria para que funcionasen los mercados. Esto incluye por supuesto la definición de una unidad de cuenta.En las antiguas civilizaciones de Egipto y Mesopotamia el volumen de los excedentes empezó a ser tan elevado y las obligaciones de redistribución tan complejas que los funcionarios necesitaron desarrollar un sistema para registrar las cuentas de la producción agrícola, los excedentes acumulados, los tributos de pueblos sometidos y las obligaciones tribales de reyes y sacerdotes.  Estos cálculos se realizaban con mayor sencillez empleando una unidad de cuenta que permite asignar un valor a cada tributo en especie y permite calcular la relación de intercambio para que un vasallo pueda saldar su deuda con una mercancía u otra. En el antiguo Egipto, por ejemplo, el ‘deben’ fue una antigua medida de peso que empezó a utilizarse como unidad de cuenta. Un ejemplo de utilización de una unidad de cuenta en una sociedad no monetaria quedó registrado en una cita egipcia del año 1275 A.C. que narra cómo un mercader ofreció a la señora Erenofre una niña esclava cuyo precio se fijó en 4 deben 1 kite (Grierson, 1977, pág. 17). Sin embargo no existía dinero físico de tal denominación pues la moneda no se inventó hasta el siglo VI A.C. El desarrollo de unidades de cuenta, normalmente basadas en equivalencias de valor para la plata o el cobre, precedió a la creación de la moneda.

En excavaciones arqueológicas de Babilonia se han encontrado tabletas de cerámica del tamaño de una pastilla de jabón que documentan contratos llamadas "tabletas shubati". Las más antiguas datan de hace 2000 a 3000 años. La plabra shubati presente en todas ellos significa "recibido". Son registros de transacciones en términos de she, probablemente un tipo de grano. Estos registros anotan la cantidad de grano, la palabra shubati, el nombre de la persona que ha hecho la entrega, el nombre de la persona que ha recibido, la fecha y el sello del receptor o del escriba del rey. Estas tabletas se conservaban en los templos y pueden considerarse un reconocimiento de una deuda. Algunas de ellas se han encontrado en cajas que hay que romper antes de inspeccionar la tabletas. En estas cajas se inscribe el mismo contenido de la tableta pero se omiten el nombre y sello del receptor. Es evidente que ésta era una medida de protección que impedía su uso fraudulento. Solo podía conocerse el nombre del receptor manipulando la caja de cerámica, lo cual habría causado daños reconocibles e invalidaría la tableta. Resulta evidente que estas cajas servían como medio de cambio que podía transferirse de mano en mano. Nuestros ancestros estaban tan familiarizados con el crédito como nosotros. Sin embargo, los babilonios aun no conocían el dinero en metálico (Mitchell-Innes, 1913).


Una vez definida una unidad de cuenta el siguiente salto lógico es la acuñación de moneda por el estado, inicialmente como un vale que el soberano entrega a personas que han trabajado a su servicio, como los mercenarios o escribas, que pueden canjear en los pósitos reales por bienes reales o incluso entregar a un comerciante o agricultor para comprar bienes. Graeber explica que la creación de mercados organizados fue estimulada por los reyes y gobernantes precisamente para facilitar el suministro a sus ejércitos (Graeber, 2011). Es más fácil abastecer a un mercenario si se le paga una pieza metálica con un sello real que éste puede luego utilizar en el mercado para comprar lo que necesita. Tal tipo de moneda no es muy diferente de un cupón o vale. La condición para que funcione el sistema es que el comerciante o agricultor puede entonces entregar ese vale en lugar de la mercancía que le corresponde aportar como tributo.

La historia, la arqueología y la antropología aportan evidencias de que el crédito era conocido en sociedades premonetarias, que los soberanos fueron los creadores de los mercados organizados y además definían la unidad de cuenta empleada en el registro de las operaciones de crédito. Esta evidencia desmiente que el dinero fuera una creación del sector privado y que hubiera surgido naturalmente para facilitar el trueque de mercancías como suponía Adam Smith.

Una prueba definitiva de que el dinero es una creación del estado puede encontrarse en la historia numismática. Mitchell-Innes, en su ensayo sobre el dinero, comenta que

"Las antiguas monedas de Roma, a diferencia de las de Grecia, tenían sus marcas distintivas de valor, y lo más llamativo de ellas es la extrema irregularidad de su peso. Las monedas son el As y sus fracciones y siempre ha existido la tradición de que el As, que se dividía en 12 onzas, fue originalmente una moneda de cobre que pesaba una libra. Pero la moneda romana pesaba unos 327,5 gramos y Mommsen, el gran historiador de la acuñación romana, señaló que ninguna de las monedas conservadas (y había muchísimas) se acercaban a este peso, y además estaban amalgamadas con plomo así que incluso las más pesadas no contenían más de dos tercios de cobre" (Mitchell-Innes, 1913). 

La situación se va complicando con el paso del tiempo. El sestercio fue originalmente como una moneda de plata con el mismo valor que el antiguo As Aeris Gravis o Libral (As de plomo). También se introdujo un nuevo As que valía dos quintos del antiguo y un denario que vale diez nuevos ases o cuatro ases librales. La acuñación del sestercio se abandonó aunque reapareció como moneda de bronce, es decir, era un mero cupón o vale. Sin embargo siguió utilizándose como unidad de cuenta hasta la era de Diocleciano durante centenares de años. El denario se acuñaba en plata pero su aleación fue empobreciéndose con el paso del tiempo. Llegó a ser una moneda de cobre inserta entre dos láminas de plata. Es improbable que el valor del denario se basara en el contenido en plata. Según Mommsen el valor legal de la moneda era un tercio superior a su valor real y se introdujo una moneda de oro por un valor muy superior al intrínseco (Mitchell-Innes, 1913). Mitchell-Innes documenta hallazgos parecidos se hallan en la moneda de la Edad Media. Es decir, durante la mayor parte de la historia, el valor de la moneda ha sido el que declarara el soberano. Un as o un sestercio valían lo que decía el soberano que valía y no quedaba determinado por su contenido en metales preciosos. Es decir, su valor quedaba determinado por lo que el soberano estaba dispuesto a aceptar a cambio de su moneda (cuántas unidades pagaba por jornal, por ejemplo) y qué impuesto cobraba a sus súbditos.

Mitchell-Innes también cuenta como Alexander Hamilton estudió la cuestión de qué unidad monetaria emplear en un informe sobre el establecimiento una ceca en las antiguas colonias inglesas que se convertirían en los Estados Unidos de América. Su problema era que la libra no valía lo mismo en todas partes. En 1782 una libra valía cinco chelines en Georgia, ocho chelines en Nueva York y seis chelines en Nueva Inglaterra. Hamilton consideraba que era más útil emplear el dólar español, el real de a ocho. Sin embargo esta unidad tenía un inconveniente:

"Esa especie de moneda nunca ha tenido un patrón de valor de acuerdo a su peso o ley; pero se le ha permitido circular por su cuenta sin consideración de uno u otro."


En otro post posterior discutiremos por qué los estados se empeñaron en introducir una moneda cuyo valor coincidiese con el intrínseco, logro que se consiguió brevemente en el siglo XIX. También veremos como en realidad es probable que fuera el estado quien fijaba el precio del oro y la plata con sus operaciones de compra y atesoramiento de metales preciosos y emisión de moneda.

Referencias


Graeber, D. (2011). DEBT. The First 5,000 Years. Brooklyn,. New York:: Melville House Publishing.

Mitchell-Innes, A. (2004). What Is Money? En L. R. Wray, Credit and State Theory of Money Southhampton, Massachusetts: Edward Elgar Publishing Inc.



viernes, 9 de diciembre de 2016

¿Qué es el dinero? Parte III

El  dinero vertical

Ésta es la tercera parte de una serie que estoy escribiendo sobre el dinero. Los posts anteriores fueron:

¿Qué es el dinero? Parte I
¿Qué es el dinero? Parte II

En este post hablaremos de la diferencia entre el dinero 'vertical' y el dinero 'horizontal'. En los dos posts anteriores sobre la creación del dinero explicamos que:
  1. El estado, que detiene el monopolio dela fuerza, tiene necesidad de aprovisionarse de recursos reales. Estos pueden ser trabajo, bienes o servicios.
  2. El Estado impone tributos denominados en moneda (dinero del estado), de la cual es el emisor en exclusiva.
  3. En el sector privado nace la demanda de moneda, único objeto útil para pagar los impuestos, y por tanto una oferta equivalente de trabajo, bienes y servicios.
  4. Los ciudadanos venden trabajo, bienes y servicios al estado a cambio de la moneda que necesitan para pagar los impuestos.
  5. Pero ¡atención! Los ciudadanos no quieren devolver toda la moneda al estado. La moneda no utilizada para pagar los impuestos es acumulada como ahorro neto del sector privado. La única manera posible de que este deseo sea viable es si el estado está dispuesto a recuperar menos moneda vía impuestos de la que ha inyectado vía gasto público, es decir incurriendo en lo que algunos llaman déficit público pero que también podemos llamar ahorro neto del sector privado. 
Por tanto podemos afirmar que

1 euro de déficit público = 1 euro de nuevo ahorro neto del sector no gubernamental.
Dado que el déficit público crea nueva deuda del estado también podemos establecer la identidad

1 euro de deuda pública = 1 euro de ahorro financiero el sector no gubernamental
(Nota: El sector no gubernamental incluimos a hogares, empresas, entidades financieras y el resto del  mundo. En adelante supondremos que no existe un sector exterior para simplificar el análisis; en otra ocasión hablaremos de él así que en lo sucesivo hablaremos de 'sector privado').

Recordemos que este ahorro financiero, materializado en dinero del estado es un crédito fiscal. Su tenedor siempre lo tendrá disponible para saldar la deuda que le impone el estado en forma de impuestos.

El ahorro neto del sector privado


En el primer post de esta serie expliqué que cualquiera puede crear dinero, la cuestión es que éste sea aceptado para que pueda circular en la economía. Pongamos un ejemplo:
  • Supongamos que Mengano se corta el pelo en la peluquería de zutano. El corte cuesta 15 euros pero mengano se ha olvidado ese día la cartera en casa. Le deja a deber esa cantidad.
  • Zutano se va después de trabajar al bar de Fulano donde cena por 20 euros. Como es un cliente habitual tiene cuenta en el bar y la consumición se apunta en su cuenta.
  • Finalmente, Fulano encarga a su proveedor de butano -que resulta ser Mengano- un par de bombonas. Deja a deber 22 euros que Mengano apunta en la cuenta de su cliente.

Resumamos la resultante de las transacciones anteriores en la siguiente tabla:
Agente
Ingreso
Gasto
Saldo
Mengano
22€
15€
7€
Zutano
15€
20€
-5€
Fulano
20€
22€
-2€
Saldo
57€
57€
0€

Podemos considerar que todos los agentes han recibido pagarés de los demás y que también los han emitido a favor de los otros. Vemos que algunos agentes han acabado con una diferencia positiva entre lo que adeudan y lo que se les debe pero otros deben más de lo que les adeudan. Podríamos decir que Mengano es un ahorrador y que en cambio Zutano y Fulano han desahorrado. Sin embargo, si sumamos todas saldos observamos que la posición financiera neta de los tres agentes de nuestro ejemplo es 0€. Si bien en este circuito económico hay ahorradores y desahorradores en agregado todos ellos no podrían crear un ahorro financiero neto.

Metamos ahora al estado en nuestro ejemplo. Supongamos que Mengano es proveedor de combustible del coche oficial del ministro y que el estado le ha pagado 30 euros por llenar el depósito en su gasolinera. Por otra parte supongamos que Zutano y Fulano le deben 10 euros cada uno en impuestos al estado.

La tabla anterior quedaría ahora como sigue:
Agente
Ingreso
Gasto
Saldo
Mengano
52€
15€
37€
Zutano
15€
30€
-15€
Fulano
20€
32€
-12€
Total sector privado
87€
77€
10€
Estado
20€
30€
-10€

Vemos que ahora el sector privado, en agregado, tiene una posición financiera neta positiva; en otras palabras ha generado un ahorro que es equivalente al déficit del estado.El déficit del estado es pues idéntico al ahorro neto del sector privado. Como vemos en el ejemplo, solo si existe otro sector dispuesto a endeudarse podrá el sector privado tener una posición financiera neta positiva. Esto nos permite desmitificar el sentido real del saldo presupuestario del estado. Cuando los políticos, la prensa económica y ciertos economistas nos dicen que "el déficit público es excesivo" o nos crean ansiedad porque la "deuda pública llega al 100% del PIB" y que hay que recortar gastos lo que nos están diciendo, en realidad, es que quieren reducir el ahorro del sector privado. Por cierto estos mismos expertos no suelen tener en cuenta que quizás el sector privado sí quiera tener esos ahorros y no desea reducirlos.

Si imaginamos que todos los pagos y cobros del estado estuviesen contabilizados en una gran hoja de cálculo el déficit público podría verse como la diferencia entre los créditos fiscales que el estado ha entregado a los agentes del sector privado menos los créditos que se han cancelado o utilizado en el pago de e los impuestos. Por eso en la ilustración representamos el pago de impuestos como un cubo de basura:el pago de impuestos destruye el dinero creado por el estado. En realidad el dinero del estado no es muy diferente a una entrada para un campo de fútbol. Una vez que el espectador ha pasado el control de entrada el billete se rasga y no puede ser utilizado de nuevo.


El dinero horizontal

Volvamos a analizar las transacciones del sector privado. Supongamos que Zutano quiere saldar su deuda con Mengano. Podría decirle: "Mira, Fulano, me ha dado un pagaré por 22€. Te lo doy de esta manera cobras mi deuda de Fulano. En un circuito tan estrecho en el que los agentes se conocen podría ser posible tal transacción. Sin embargo, en la economía de mercado real hay miles de agentes operando y es improbable unos agentes acepten en pago los pagarés de otras personas a las que no conocen. No es fácil que el pagaré de un individuo poco conocido circule ampliamente y sea aceptado como dinero. Recordemos que Randall Wray decía:
Una deuda puede ser incobrable lo cual quiere decir que el crédito es importante, "no todos los dineros han sido creados iguales"

Por eso han surgido unos intermediarios especiales llamados bancos. Los bancos no intermedian fondos prestables como creen, no solo la mayoría de las personas legas en economía, sino también la mayoría de los economistas. Es decir, un banco no toma el dinero de Zutano y se lo presta a Mengano. Eso es lo que hace un prestamista usurero. La función de un banco es bien distinta: intermediar en el crédito. En definitiva un banco evalúa a cada uno de sus clientes y determina si es merecedor o no de la confianza de los restantes agentes. Si un cliente es digno de crédito o aporta suficientes garantías en forma de avales, bienes pignorados o activos inmobiliarios hipotecables el banco le abrirá una línea de crédito, le dará una tarjeta de crédito o constituirá un préstamo a su favor. En el mismo acto abrirá un depósito a favor de su cliente y, en definitiva ha creado nuevo dinero, dinero bancario, mediante un simple apunte contable registrado en un ordenador.

Se han producido dos intercambios de pagarés. Por una parte Zutano ha recibido un depósito que es poder de compra que se puede utilizar inmediatamente. Por otra parte Zutano se compromete a devolverle al banco ese mismo importante en el futuro y además a pagar unos intereses periódicamente. En la transacción se van a producir dos secuencias de flujos de caja: uno de salida desde el banco al beneficiario del crédito; otro de importe equivalente pero en un tiempo futuro, en una o varias cuotas incrementado por el importe de los intereses. El banco debe confiar en que el cliente será capaz de generar este segundo flujo de caja porque solo el primero es cierto.

Sigamos con nuestro ejemplo. Si Zutano ha recibido un crédito de su banco podrá saldar su deuda con Mengano transfiriendo fondos de su cuenta bancaria a la de Mengano. Mengano aceptará el dinero bancario porque un banco es una entidad que goza de crédito entre otras razones porque el estado está dispuesto a respaldar las emisiones de dinero del banco y porque el estado está dispuesto a aceptar el dinero bancario en pago de las deudas tributarias. Mengano sabe que el dinero del banco es mucho más útil que el pagaré de Zutano porque es un poder de compra que cualquier otra persona aceptará. A su vez Mengano puede saldar su deuda con Fulano con el dinero depositado en su cuenta bancaria. De esta manera se produce una circulación 'horizontal' del dinero bancario.

Así pues en el circuito económico pueden circular dos tipos de dinero:

  • El dinero del estado, que en realidad podemos considerar un crédito fiscal que puede transferir de unos agentes a otros, hasta que se cancela definitivamente al producirse el pago de impuestos. Podemos llamarlo dinero vertical.
  • El dinero bancario, que también puede transferirse de unos agentes a otros, que se cancela gradualmente a medida que los clientes van devolviendo el principal del préstamo. Podemos llamarlo también dinero horizontal.
Observemos sin embargo que el dinero bancario no añade activos financieros netos al sector privado. La razón es que si el banco ha creado un pasivo y un activo por el mismo importe: un préstamo y un depósito. Si miramos la situación del balance de Zutano también cuenta con un activo (el depósito en el banco) y un pasivo (el préstamo del banco). Cuando Zutano transfiere ese dinero a Mengano ha saldado su deuda con éste pero ahora quien está en deuda con Mengano es un banco. Sin embargo en agregado el ahorro neto del sector privado es cero.

En el siguiente post hablaremos de un tipo especial de dinero: las reservas bancarias.

Nota: Agradezco a ReteMMT la autorización para utilizar imágenes parecidas a las que emplean en sus documentos de formación.

sábado, 19 de noviembre de 2016

¿Qué es el dinero? Parte II.

En el post anterior sobre el dinero explicábamos que el dinero se podía definir como una deuda "monetizable", es decir, que se podía asignar a un tercero en una transacción comercial. Lo que le confiere la característica de "moneda" es que sea aceptable por la otra parte porque el emisor sea considerado digno de crédito. Normalmente, cuando pensamos en dinero, pensamos sobre todo en el creado por el estado. Esto es consistente con la afirmación de que el estado es el creador en régimen de monopolio del dinero. Sin embargo este monopolio se refiere a la definición de la unidad de cuenta y la determinación de su valor. Pero otros agentes crean dinero.

Quienes tengan algunos años recordarán las letras de cambio. Actualmente son una antigualla pero hasta los años 80 era habitual pagar a los proveedores con una letra de cambio. La letra de cambio era un documento privado muy empleado en el tráfico comercial. Normalmente tenían vencimientos a plazos de 30, 60, 90 días o incluso plazos superiores. En una letra de cambio intervienen tres sujetos: el librador, el librado y el tomador o tenedor.
  • El librador o girador es la persona que emite la letra, incluyendo en el documento una orden de pago.
  • El librado es la persona designada por el librador en el título, es quien debe cumplir con la orden de pago, para lo cual deberá aceptar la letra, convirtiéndose en aceptante u obligado cambiario.
  • El tenedor o tomador es el sujeto que recibe la letra y la posee legitimamente, pudiendo exigir el cumplimiento de la orden de pago al librado llegado el momento del vencimiento.
Una característica de la letra de cambio es que puede ser endosada a un tercero. Es decir, si un comerciante tiene en su cartera letras de sus clientes no vencidas, podría utilizarlas para saldar sus propias deudas con terceros endosándoles letras entregadas por sus clientes (el librador o librado en la el título de crédito). En épocas en las que había poco dinero creado por el estado este tipo de papel comercial podía circular como si fuera dinero. En la siguiente imagen podemos ver el anverso y reverso de la letra de cambio. Es importante fijarse en el reverso pues en él existe espacio para sucesivos endosos de la letra de cambio. En cada transacción el endosante transmite el documento a un nuevo tenedor pero cada endosante sigue siendo responsable en el caso de que el librado no atienda el pago al vencimiento. Por eso una letra era tan buena como las firmas que aparecían en el documento. 



La letra de cambio surgió en le Edad Media y era en las famosas ferias, como la de Medina del Campo en Castilla, donde estas letras se compensaban saldándose la diferencia con numerario. Hasta el siglo XIX este tipo de documentos de crédito circularon ampliamente y era habitual ver una larga lista de firmas debida a sucesivos endosos. Si el espacio del reverso se agotaba se podían añadir más páginas para nuevos endosos.  Debido a su vinculación con el tráfico mercantil el volumen emitido se correspondía con el nivel de actividad económica. Sin embargo el nuevo tomador podía aceptar el papel con un descuento respecto al importe librado originalmente. Cuanto menor era el crédito de las firmas que aparecía en el documento mayor era el descuento que podía exigir un nuevo tomador.

Las letras de cambio se acercan mucho a la definición de dinero de Geoffrey W. Gardiner.
Si una obligación es endosable, puede ser utilizada no solo como medio de cambio sino también como reserva de valor. Si esta obligación no solo es endosable sino que además está expresada en términos de una medida patrón de valor, puede ser apropiadamente considerada como dinero. 
Sin embargo la letra de cambio no siempre se transmitían por su valor nominal. Quienes trabajamos en los 80 en departamentos financieros de las empresas recordaremos que era habitual que las empresas negociasen con sus bancos una línea de descuento de papel comercial. Para obtener liquidez, es decir, depósitos, un dinero con mayor grado de aceptación que una letra, llevábamos las letras de cambio que aun no habían vendido al banco donde las endosábamos con un descuento calculado en función de un tipo de interés y el plazo pendiente para su vencimiento para anticipar el cobro. Esto ocurría porque nosotros podíamos conocer a nuestros clientes y por tanto hacernos una idea cabal de su solvencia pero nuestros proveedores quizás no y por tanto era complicado a veces saldar nuestra deuda endosándoles letras de nuestros clientes Había proveedores que solo aceptaban en pago dinero bancario. De esta forma recibíamos un depósito en nuestra cuenta del banco y podíamos utilizar ese dinero para saldar nuestras deudas. En ocasiones recibíamos una sorpresa desagradable porque la letra que habíamos descontado no se atendía a su vencimiento y el banco nos cargaba en cuenta el importe nominal de la letra más una comisión de impago. Claramente las letras de cambio no son tan buenas como otros tipos de dinero.

Los bancos también crean una forma de dinero que llamamos depósitos bancarios. Estos depósitos pueden ser exigibles a la vista, en cuyo caso hablamos de cuentas corrientes, o pueden tener un plazo de vencimiento a partir del cual podemos disponer de su saldo, los depósitos o imposiciones a plazo. Cuando saldo una deuda puedo utilizar dinero del estado -billetes y monedas pero, -sobre todo para transacciones de mayor importe- puedo ordenar una transferencia desde mi cuenta bancario a la de mi acreedor. A diferencia de las letras de cambio, el dinero de mi cuenta bancaria se aceptará por su valor nominal sin descuento.

¿Por qué el dinero bancario tiene mayor aceptación que la de un comerciante? En los sistemas modernos el estado reconoce algunas formas de dinero aceptándolos como medio de pago. Puedo pagar mis impuestos con dinero del estado y también con transferencias desde mi cuenta bancaria (dinero bancario) pero no con una letra de cambio. Ésta es la razón principal por la que el dinero bancario tiene un grado de aceptación tan alto como el del estado. Pero hay otras. En primer lugar los estados modernos han creado fondos de garantía de depósitos que nos aseguran que cobraremos al menos una parte de nuestros depósitos en el caso de que nuestra entidad bancaria se volviera insolvente. Los bancos centrales están dispuestos a facilitar líneas de liquidez de emergencia a los bancos. Además, los bancos mantienen posiciones en títulos cotizados de alta calificación crediticia en sus balances para el caso de que necesiten generar liquidez inmediatamente. Los bancos centrales están dispuestos a comprar estos títulos y de esta manera ayudan a mantener la solvencia y liquidez de un banco en apuros. En definitiva es el respaldo del estado y su disposición a compartir el monopolio con los bancos el que permite que el dinero de éstos tenga la máxima aceptación. Este es un privilegio que concede el estado únicamente a quienes tienen una ficha bancaria y por tanto seguimos hablando de un régimen de monopolio (Observen que esto solo aplica para aquellos estados que disfrutan de soberanía monetaria. Éste no es el caso de los estados miembro del euro.)




Geoffery Ingham resume de esta manera la cuestión de la jerarquía del dinero:
Por tanto, si bien todo dinero es un crédito (o deuda) no se sigue que sea cierto lo contrario. No todo el crédito (o deuda) es dinero. (...) Es la trasferebilidad extensiva de la deuda y la creación de una jerarquía de aceptabilidad la que fue de importancia crucial en el desarrollo de una forma de dinero crediticio (circulante) (Ingham 2004). 

Una deuda puede ser incobrable lo cual quiere decir que el crédito es importante, "no todos los dineros han sido creados iguales". (Wray, 2012)
Así que para resumir, las tres proposiciones de Randall Wray son:

  • El dinero compra bienes y los bienes compran dinero pero los bienes no compran bienes.
  • El dinero siempre es deuda, no puede ser una mercancía, porque si no se violaría la proposición anterior
  • Una deuda puede ser incobrable lo cual quiere decir que el crédito es importante, "no todos los dineros han sido creados iguales".
En la siguiente parte profundizamos en la diferencia entre dinero bancario y dinero del estado y por tanto hablaremos de la diferencia entre dinero 'vertical' y 'horizontal'.


Referencias

Gardiner, G.W. The Primay of Trade Debts in the Development of Money. Capítulo en el libro Credit and State Theory of Money (2004), obra colectiva editada por Randall Wray. Edward Elgar, Chettenham, RU - Northampton MA, USA.

Ingham, G. The Emergence of Capitalist Credit Money. Capítulo en el libro Credit and State Theory of Money (2004), obra colectiva editada por Randall Wray. Edward Elgar, Chettenham, RU - Northampton MA, USA.

Wray, R. Modern Money Theory. A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary Systems. (2012) Palgrave MacMillan. New York.

jueves, 10 de noviembre de 2016

¿Qué es el dinero? Parte I.

Está bien que la gente de la nación no entienda nuestro sistema bancario y monetario porque, si fuera el caso, creo que habría una revolución antes de mañana por la mañana.


Henry Ford

¿Qué es el dinero? Esta es una de las preguntas que se han respondido con mayor ofuscación entre los economistas. Sabemos que el dinero es útil pues nos sirve para realizar nuestras compras o incluso como medio de conservar una riqueza financiera. También sabemos que sirve para saldar nuestras deudas con nuestros acreedores. Sobre la utilidad del dinero no hay dudas entre los economistas. Donde existen diferencias a veces irreconciliables es en la comprensión de la naturaleza del dinero. El problema surge de nuestra historia monetaria pues hasta principios el siglo pasado del dinero presentaba la forma de un objeto metálico lo cual lo asemejaba a una mercancía, una especie de lingote de plata u oro con un sello del gobierno garantizando su pureza y peso. En la época del patrón oro muchos pensaron que el valor del dinero dependía del contenido de plata u oro de la moneda. Cuando se trataba de dinero en papel los billetes incluían una leyenda del tipo "El Banco de España pagará al portador 1000 pesetas" induciendo a su tenedor a pensar que en presentándolo en ventanilla de esa institución le entregarían tal importe en monedas de plata. Todavía muchos son los que piensan que el valor del dinero está respaldado por copiosas reservas de metales preciosos que se encuentran en las cámaras acorazadas de los bancos centrales.

La visión del dinero como mercancía se puede encontrar en Adam Smith, considerado por muchos como el primero en intentar formular la Economía como una ciencia, y por tanto desde el principio contaminó la visión del gremio sobre el dinero. Suele ir asociada a una leyenda sobre el origen del dinero que aparece en la Riqueza de las Naciones.

Pero cuando la división del trabajo dio sus primeros pasos, la acción de esa capacidad de intercambio se vio con frecuencia lastrada y entorpecida. Supongamos que un hombre tiene más de lo que necesita de una determinada mercancía, mientras que otro hombre tiene menos. En consecuencia, el primero está dispuesto a vender y el segundo a comprar una parte de dicho excedente. Pero si ocurre que el segundo no tiene nada de lo que el primero necesita, no podrá establecerse intercambio alguno entre ellos. El carnicero guarda en su tienda más carde de la que puede consumir y tanto el cervecero como el panadero están dispuestos a comprarle una parte, pero solo pueden ofrecerle a cambio los productos de sus labores respectivas. Si el carnicero ya tiene todo el pan y toda la cerveza que necesita, entonces no habrá comercio. Ni uno puede vender ni los otros comprar y, en conjunto, todos serán recíprocamente menos útiles. A fin de evitar los inconvenientes derivados de estas situaciones, toda persona prudente en todo momento de la sociedad, una vez establecida originalmente la división del trabajo, procura naturalmente manejar sus actividades de tal manera de disponer en todo momento, además de los productos específicos de su propio trabajo, una cierta cantidad de alguna o algunas mercancías que, en su opinión, pocos rehusarían aceptar a cambio del producto de sus labores respectivas.
Y más adelante Smith añade, que, para superar los inconvenientes de una economía basada en el trueque, el hombre, tras haber ensayado la utilidad para tales propósitos de las conchas, del ganado, o de la sal,

En todos los países, sin embargo, los hombres parecen haber sido impulsados por razones irresistibles a preferir para este objetivo a los metales por encima de cualquier otra mercancía (Smith, A. 1994).
En otro post trataré de demostrar que esta historia no se sostiene a la luz de la evidencia aportada por la historia, la arqueología y la antropología. La idea de que en un pasado remoto los hombres se dedicaban a canjear en el mercado unas mercancías por otras en función de una relación de intercambio de cada mercancía por cada una de las demás resulta improbable y ni los antropólogos ni los arqueólogos que han investigado sociedades monetarias han encontrado rastro de tal civilización. La historia del uso de oro como dinero-mercancía también resulta improbable. Como dice Wray

Incluso si solo se intercambiasen unas pocas docenas de mercancías, la gimnasia mental que habría que ejercer para llegar a un vector de equilibrio de ratios de precios relativos -el valor de cada mercancía medido en términos de oro- sería muy difícil, ya que de alguna manera todos los comerciantes de la sociedad tendrían que converger a precios de equilibrio. (Wray, 2012)

Algo que requeriría el poder de computación de un ordenador.

La visión del dinero-mercancia no tiene mucho sentido. Según la visión del dinero-mercancía alguien tendría que producir esa mercancía para ponerla en circulación. Pero ¿qué fondos podría utilizar para comprar el insumo y el trabajo necesarios para producir esa mercancía? La experiencia nos dice que la gente no produce mercancías para comprar dinero y acabar con otras mercancías. Más bien parecería que el proceso productivo empieza con dinero para producir mercancías con las que conseguir dinero, a ser posible más del que se tenía inicialmente. Ese dinero es el que nos permite luego comprar todas las demás mercancías que necesitemos pero también nos permite guardar poder adquisitivo con intención de utilizarlo en un momento futuro. El objetivo del proceso productivo en una economía monetaria es conseguir dinero, no mercancías. Precisamente la existencia del dinero es el origen del desempleo: gente que quiere dinero pero no lo encuentra. Si el dinero fuera una mercancía la forma de obtenerlo sería tan sencillo como poner a personas a trabajar en producir esa mercancía. Si el dinero se pudiera cultivar o creciera en los árboles sería sencillísimo producirlo en forma de hojas. Pero resulta evidente que si el dinero lo pudiéramos producir como mercancía su valor caería. El dinero no puede pues ser una mercancía que se pueda producir con trabajo. Precisamente lo que permite que el oro tenga valor es su escasez o la dificultad en encontrarlo. Sin embargo esa virtud es también su principal problema para funcionar como dinero: la imposibilidad de que la oferta monetaria crezca a la par que la actividad económica.

Por ahora baste decir que este mito, integrado en el texto del que se propone como fundador de la ciencia económica, nos plantea actualmente un problema irresoluble: ¿cómo podemos explicar que hoy solo circule dinero fiat, es decir, dinero que no está respaldado por ninguna mercancía? ¿Cómo puede ser que se acepten en pago billetes de banco que no son más que un pedazo de papel sin ningún valor intrínseco? ¿Cómo explicamos que la mayoría de los pagos en realidad se formalizan mediante meros apuntes contables y transmisiones electrónicas entre bancos?

Resulta evidente que en la economía contemporánea nadie se dedica a trasegar lingotes de oro para formalizar un pago. A estas alturas debería resultar evidente para cualquier persona que el dinero no es una mercancía. Incluso argumentaré en otro post que en la época del patrón oro no era el metal precioso el que daba valor a la moneda sino la predisposición del estado a comprar el metal a un precio determinado el que fijaba su valor.


La discusión anterior nos permite entender la primera proposición fundamental sobre la naturaleza del dinero por Randall Wray (Wray, 2012) a partir de una célebre frase de Grower (1965)-

El dinero compra bienes y los bienes compran dinero pero los bienes no compran bienes.

El dinero no es una mercancía sino un activo financiero, para el que lo tiene en su poder. Pero si es un activo financiero entonces tiene que ser un pasivo de otra persona. Ante todo el dinero es pues un reconocimiento de una deuda. ¿De quién? Del emisor, ya sea éste un banco o un gobierno.

Una característica del dinero es que permite expresar una deuda en una unidad de cuenta. En definitiva, el dinero nos permite medir una determinada cantidad de deuda. De la misma manera que el grado Celsius nos permite medir una temperatura y el metro una distancia, un peso, un dólar o un euro nos permite cuantificar una deuda. Por tanto el paso lógico previo para que exista dinero es definir esa unidad de cuenta. Veremos posteriormente que la definición de unidades de cuenta históricamente precede a la creación del dinero físico en las civilizaciones antiguas.

¿Quién define esa unidad de cuenta? Adam Smith puede tratar de vendernos que fue el sector privado actuando de forma espontánea en los mercados pero ni el sistema métrico decimal fue acordado espontáneamente en los mercados ni tampoco lo fue la unidad de cuenta. Son los estados los que determinan la hora oficial y las unidades de medida de peso, distancia o temperatura. De la misma manera es el estado el que define lo que es un dólar, un peso, una peseta o un euro. Ese privilegio corresponde al estado y a nadie más. Por supuesto mengano y zutano pueden acordar medir una distancia en pies de la talla del pie de mengano, lo cual puede resultar útil si no cuentan con una regla en ese momento. Igualmente pueden acordar la firma un pagaré denominado en pepinos pero será difícil que este pagaré circule fuera del escueto circuito económico integrado por mengano y zutano. De hecho algunas empresas han creado sus propios sistemas monetarios, normalmente ligados a sistemas de fidelización de clientes. Muchas gasolineras, líneas aéreas y tiendas facilitan a sus clientes su propia tarjeta de puntos, a veces con nombres imaginativos. Pero es el comerciante el único que define el valor de esos puntos en relación a otras unidades monetarias y normalmente solo pueden redimirse dentro de su propio comercio.

Pero si queremos que una distancia sea comprendida con precisión por todos tendremos que utilizar una medida oficial. Ya en los antiguos fueros de la España medieval se recogía como delito la manipulación de los pesos y medidas y se designaba a funcionarios municipales la función de "visitar" o controlar la fidelidad de las que empleaban los comerciantes en los mercados. En la Edad Media la definición de los patrones de pesas y medidas eran una competencia municipal pero en el siglo XIX esta competencia fue centralizada en el estado para facilitar el comercio. De la misma manera los estados definen actualmente la unidad monetaria oficial en el ámbito de su soberanía. En este sentido el dinero es una unidad tan abstracta e intangible como el metro, el litro o el grado Celsius. Podemos comprender lo que significa un dólar, un maravedí o un euro pero no podemos palparlo ni tocarlo. Ni el dólar ni el peso son un lingote de plata de unas determinadas dimensiones o peso. Ésta unidad de cuenta solo puede ser definida y administrada de forma eficaz y confiable por una autoridad reconocida por todos, es decir, por el estado.

El dinero es por tanto un pagaré que describe una deuda adquirida en una transacción sin contrapartida y medida en una determinada unidad de cuenta. En una transacción sin contrapartida se produce un intercambio en el que A entrega a B un bien. B queda en deuda con A y lo reconoce verbalmente o mediante un documento. En este segundo caso B emite un pagaré o nota de crédito. B, el deudor, es el emisor del dinero y A, el acreedor, es el usuario. Para que el dinero de B sea válido A tiene que confiar en B, si no, no sería posible la transacción.

Cualquiera puede crear dinero y de hecho lo hacemos de forma inconsciente constantemente. Si yo te invito a un café y tú consideras que quedas en deuda conmigo y te ves obligado a saldar esa deuda comprándome un café al día siguiente has emitido implícitamente un pagaré, un "vale por un café", que más o menos formalmente puedo redimir al día siguiente. El dinero no es más que el reconocimiento de un crédito y todos podemos pasar de la situación de acreedor o deudor. Como lo explica Michell-Innes
Comprando nos convertimos en deudores y vendiendo nos convertimos en acreedores y, siendo todos compradores y vendedores, somos todos por tanto deudores y acreedores. En cuanto deudores podemos cancelar la deuda con nuestros acreedores reconociéndoles una deuda por importe equivalente al que ellos a su vez han contraído (Mitchell-Innes, A, 1913).

Cuando B vuelve a encontrarse con A puede entregarle otra mercancía que A necesite. De esta forma el dinero creado por B quedaría cancelado. El dinero se crea y se destruye casi instantáneamente, como dos partículas de materia y antimateria que cuando se encuentran se aniquilan mutuamente. Alternativamente A podría entregar el dinero de B a C en otra transacción en la que éste le entregue al primero un bien o servicio. Podemos imaginar una situación en la que el pagaré de B siga circulando por la economía, pasando de mano en mano, sin que nunca se cancele. Si B tiene un crédito elevado en la sociedad su dinero será bueno y será aceptado por otras personas. Ciertamente esto puede ocurrir con el dinero del gobierno. Hay millones de billetes de banco que emitió el Banco de España denominados en pesetas y nunca se devolvieron cuando se introdujo el euro. Cuanto más aceptable sea un pagaré más características intrínsecas del dinero tiene.


El problema, como decía Hyman Minsky, es conseguir que acepten tu dinero. Un atributo del dinero es su grado de aceptación, y eso en definitiva depende del crédito que merece el emisor. Cuanto más aceptado sea un pagaré por el público general más cercano se encuentra a la definición de dinero. Podemos hablar de una jerarquía del dinero, una pirámide en cuya cúspide encontramos el de mayor aceptación, el dinero del estado. Es obvio que el dinero más aceptado es el del estado y la razón es que todos somos deudores del estado. El estado nos obliga a pagar impuestos en la moneda que crea él mismo y por tanto todos lo necesitamos para saldarlos. Para ello tenemos que buscar y conseguir ese dinero, bien vendiendo nuestros servicios o productos al estado directamente, bien vendiéndolos a otros que han conseguido dinero anteriormente. Podemos considerar que el dinero es un crédito fiscal, la deuda que asume el estado con nosotros cuando le entregamos un bien o servicio y que solo se redime cuando nosotros lo devolvemos al estado para cancelar nuestros impuestos, esa deuda que nos ha impuesto el estado.

Como afirma Wray en su segunda proposición sobre el dinero:
el dinero siempre es deuda, no puede ser una mercancía, porque si no se violaría la proposición anterior (Wray 2015).

Otro día seguiremos explicando el dinero creado por los bancos y profundizaremos en la jerarquía del dinero.


¿Qué es el dinero? Parte I

¿Qué es el dinero? Parte II

¿Qué es el dinero? Parte III

¿Qiué es el dinero? Parte IV


¿Qué es el dinero? Parte V

Referencias:

Mitchell-Innes, A. What is Money? (1913). Banking Law Journal, May, pp. 377-408. Reproducido como capítulo en Credit and State Theory of Money (2004).
Smith, A. La Riqueza de las Naciones. Libros I, II y III y Selección de los Libros IV y V (1994). Alianza Editorial.
Wray, R. Modern Money Theory. A Primer on Macroeconomics for Sovereign Monetary Systems. (2012). Palgrave MacMillan. New York.