Este artículo acompaña un vídeo publicado en YouTube.
Quizá uno de los mayores fraudes intelectuales de la ciencia económica de las últimas décadas haya sido el de la tasa natural de desempleo, la idea de que éste tiene causas naturales que no pueden ser evitadas por los instrumentos tradicionales de la política económica y que dependen de la estructura económica, del estado de la técnica y de otras condiciones que no pueden ser resueltas más que con reformas estructurales o políticas de oferta.
La curva de Phillips
El economista neozelandés William Phillips constantó una relación inversa entre tasa de desempleo e inflación. Si la tasa de desempleo es alta los costes salariales no crecerán pero a medida que el paro se reduce los costes salariales irán incrementándose.
La relación que describió Philips tiene lógica. Mientras haya desempleo los trabajadores tienen menos capacidad para negociar mejoras salariales y por tanto los empresarios no experimentarán aumentos de costes. Pero, si los trabajadores ganan poder de negociación en un mercado laboral dinámico, pueden lograr mejoras salariales. Como los empresarios son quienes fijan los precios, sobre todo aquellos que explotan monopolios u oligopolios, para mantener su tasa de beneficios no dudarán en subir los precios.
Esta relación se puede comprobar empíricamente para la economía española. En el siguiente gráfico cada punto representa la combinación de tasa de desempleo y crecimiento de los costes salariales experimentada cada año entre 2002 y 2014. Una regresión lineal realizada sobre estos datos nos arrija un coeficiente de correlación de 0.6209.
Esta relacion simplemente refleja un conflicto distributivo entre capital y trabajo. Este tipo de conflictos por la distribución de la renta fueron corrientes hasta los años 80 del siglo pasado. Las políticas que garantizaban el pleno empleo fortalecían la capacidad de negociación de los trabajadores que además estaban mejor protegidos por legislación laboral más avanzada que la actual. En aquella época la clase empresarial se enfrentaba a una clase trabajadora combativa que reivindicaba sus derechos y conseguía mejoras salariales.
¿Era preocupante? En realidad no excesivamente. Mientras los salarios crecieran al mismo ritmo que la productividad los precios podían mostrar una senda relativamente estable. Unas tasas relativamente bajas de inflación no podían perturbar tanto la economía.
Esta relación entre inflación y desempleo sugería una política económica en la que sería posible aceptar algo de inflación a cambio de conseguir más empleo y viceversa.
Hasta los años 80 los gobiernos consideraban que el desempleo era un problema de demanda agregada que podía resolverse con estímulos de política fiscal. Esta políticas de estímulo de la demanda, explotando la relación que revelaba la curva de Philips, podían provocar inflación y efectivamente en los años 60 y 70 los episodios de inflación fueron frecuentes. Los gobiernos trataban de encontrar ese punto de la curva que les diese una combinación de tasa de desempleo y tasa de inflación aceptable. Sin embargo esta gestión de las variables de inflación y desempleo fue responsable de frecuentes episodios de crecimiento que eran abortados en cuanto se empezaba a acelerar la inflación; períodos de auge seguidos de episodios de recesión en lo que se ha llamado una política de “boom and bust”.
La tasa natural de desempleo
En los años 60 del siglo XX Milton Friedman y Edmund Phelps desarrollaron el concepto de tasa natural de desempleo. Friedman y Phelps cuestionaron la estabilidad de la curva de Phillips. Si los responsables de las políticas intentaban explotarla se encontrarían con desplazamientos de la curva desarbolando sus esfuerzos. Traslademos este término de desplazamiento de la curva a un lenguaje más llano.
Friedman y Phelps partían de la hipótesis de que los trabajadores tratan de encontrar la combinación de ocio y trabajo que maximiza su utilidad. Para animarse a abandonar el ocio e incorporarse al mercado de trabajo el salario tiene que ser suficientemente alto. Si el salario no les compensa dejan de trabajar y se retiran del mercado de trabajo.
Para los que conocemos el degradado mercado laboral español esta hipótesis parece una broma pero los economistas creen en este tipo de premisas. Hace poco vimos un trabajo en el que unos economistas afirmaban que la reducción observada en los últimos años en el número de horas trabajadas de los varones jóvenes podía explicarse en que el ocio salía cada vez más barato. Una cuenta de Netfilx es más barata que ir al cine[1].
Si tratamos de reducir el desempleo debajo de esta presunta tasa natural los precios empiezan a subir. En la jerga de los economistas: se acelera la inflación.
El problema es que entonces todos los trabajadores incorporarán a sus expectativas esa aceleración de la inflación. Sabiendo que va a haber inflación pedirán incrementos salariales porque lo que les importa es el salario real (el salario una vez descontado el impacto de la inflación). Si no consiguen los incrementos salariales que buscan simplemente se retirarán y la tasa de desempleo volverá a su tasa natural.
Friedman (1968) y Phelps (1967, 1968) definieron la tasa natural de desempleo como aquella que prevalece cuando se confirman las expectativas de inflación.
Un episodio inflacionista
El trabajo de Friedman y Phelps fue muy influyente en el ámbito académico e hizo temblar los cimientos de las políticas económicas de inspiración keynesiana empleadas hasta entonces. Si estaban en lo cierto las políticas de sostenimiento del empleo serían no solo inútiles sino también contraproducentes.
Pero sería un episodio bélico en Oriente Medio el que les daría la victoria ideológica. En los años 70 la Guerra Árabe Israelí llevó a los países árabes productores de petróleo a responder con una subida de los precios del petróleo. Este episodio desencadeno un episodio de inflación relativamente elevada.
Para la comunidad económica esto sirvió de confirmación de que la curva de Phillips no era estable y de que los intentos de mantener el pleno empleo resultaráin en una aceleración de la inflación. Un ejemplo de correlación que no implica causación fue utilizada para avalidar como cierta una tería económica construida sobre fundamentos muy endebles.
La NAIRU
A partir de los años 80 la prioridad de la política económica dejó de ser el pleno emplo que fue sustituido por la estabilidad de precios.
Además los economistas empezaron a cuestionar la eficacia de la política fiscal prefiriendo en su lugar un nuevo juguete, la política monetaria, que además tenía la ventaja de que podía encomendarse a los bancos centrales, entes que podían parapetar sus decisiones, con estatutos y leyes que protegían su “independencia”.
Para contar con un objetivo que podía advertirles prematuramente de que la economía entraba en la zona de riesgo de inflación necesitaban conocer cuál era esa tasa de desempleo “natural”. Se inventó un tecnicismo conocido como ‘tasa de desempleo no aceleradora de la inlación’ (o NAIRU por sus siglas en inglés (Non-accelerating Inflation Rate of Unemployment) y un primo hermano conocido como tasa de desemplo no aceleradora de los salarios o NAWRU.
Los bancos centrales y otros organismos multilaterales realizan sesudos estudios para localizar estos umbrales mágicos.
El propósito es aportar a los bancos centrales una variable de política económica que sirva como señal de alerta para decidir cuándo hay que aplicar políticas monetarias restrictivas (subir tipos de interés).
En definitiva la NAIRU ha sido la justificación ideologica para dejar a millones de personas desempleadas. En España tenemos una larga experiencia de cuatro décadas con tasas de desempleo masivas que podemos agradecer a la comunidad de economistas académicos y banqueros centrales seguidores de la teoría de la tasa de desempleo natural.
Si te quedas en el paro te fastidias: ése es el precio que tú tienes que pagar para que no haya inflación.
La NAIRU es un falsa variable económica
El problema es que la NAIRU es inobservable. Cuando se revisan los estudios que publican los organisos multilaterales la NAIRU siempre se acerca sospechosamente a la tasa de paro más reciente. Por ejemplo, en un trabajo realizado en 2014 por Sebastian Gechert, Katja Rietzler y Silke Tober para el Fondo Monetario Internacional, los autores encontraron que la NAIRU publicada por la Comisión Europea estaba determinada fundamentalmente por la tasa de desempleo más recientemente observada[2].
Esto resulta muy conveniente porque permite a los bancos centrales y a los gobiernos como excusa para no actuar decididamente contra el desempleo…nunca. ¿Para qué habría que actuar si solo se podría provocar inflación y de todas formas no se conseguiría nada?
Pero lo que resulta más grave es que la NAIRU se centra en el síntoma, la inflación, y no en sus causas. La NAIRU simplemente sirve para que los bancos centrales actúen de forma preventiva ante un episodio de inflación que ni siquiera se ha producido aún. Para ello utilizan una variable inobservable y políticas que tienen la precisión de una escopeta de perdigones con las culaes pretenden cancelar proyectos de inversión a través de una variable de coste, el tipo de interés.
Cuestión aparte es la eficacia real de las pequeñas variaciones de tipos de interés que aplican actualmente los bancos centrales. El prolongado episodio de baja inflación que sucedió al período de los años 80 ha convencido a los responsables de los bancos centrales de que estaban ejecutando políticas monetarias útiles y eficaces. Pero se trata del mismo tipo de ilusión que experimentan los usuarios de la homeopatía cuando creen que se han curado de una enfermedad leve cuando ésta simplemente ha seguido su curso. La creencia de los economistas en la utilidad de la política monetaria también ha sido útil para convencer a los gobiernos de que no utilizaran instrumentos de política fiscal.
En realidad la experiencia histórica sugiere que solo subidas drásticas de tipos de interés pueden conseguir un gran impacto en la economía. Un ejemplo sería el shock Volcker, un presidente de la Reserva Federal de los EEUU a principios de los 80 que decidió duplicar los tipos de interés de la noche a la mañana, del 10% al 20%. El schock efectivamente detuvo la inversión y provocó un aumento súbito y desgarrador de la tasa de desempleo.
Actuando preventivamente el resultado de las intervención de los bancos centrales -y de la falta de intervención de los gobiernos- han sido décadas de tasas elevadas de desempleo que han sido muy útiles para deprimir los costes salariales.
El problema de esta política es que, para perpetuar su eficacia, la bolsa de desempleados tiene que seguir creciendo. Una persona que pasa mucho tiempo parada se vuelve inempleable y deja de ser una amenaza creíble para los que retienen sus empleos. Eso obliga a expulsar a más trabajadores para que la NAIRU sigue desempeñando su función disciplinante.
Cómo estabilizar los precios con eficacia
Para hacer frente a la inlación se pueden utilizar herramientas con mayor precisión pero obviamente es más laborioso para los responsables de las políticas económicas. En primer lugar hay que entender las causas de la inflación: por ejemplo entender si hay un conflicto distributivo entre capital y trabajo; identificar los cuellos de botella en determinados sectores; comprender si se dan situaciones de dominio de mercado; conocer los shocks en los costes de las materias primas; o analizar factores institucionales tales como indexación de precios y salarios. Puede ser útil además estudiar las interrelaciones entre sectores y cómo se van transmitiendo los aumentos de precios de unos a otros.
Esta tarea es mucho más rigurosa y laboriosa pero los gobiernos y bancos centrales podrían actuar con mayor eficacia si realizaran este tipo de estudios y posteriormente decidieran qué tipos de políticas son más útiles para contener un proceso inflacionista. En determinados caso será necesario gestionar el conflicto de rentas; en otros habrá que reglamentar o suprimir las situaciones de dominio de mercado; o actuar para corregir los efectos de la indexación, etc. Es posible que en ocasiones haya que aceptar que una subida repentina de los precios de las materias primas se repercuta a toda la economía recordando que una subida temporal de precios no es inflación. Por último no debemos olvidar que el Estado es un agente económico de primer orden que puede utilizar su enorme poder de compra para fijar los precios en sus procesos de compra.
La NAIRU no es un instrumento útil para realizar este tipo de análisis precisos y minuciosos. Necesitamos instrumentos que tengan la precisión de un escalpelo, no la fuerza bruta e imprecisa de una maza.
La FED renuncia a la NAIRU (por el momento)
Desde hace décadas la pasividad de los gobiernos ante el problema de la demanda ha resultado en una atonía creciente de la demanda agregada. Por otra parte, la debilidad de la clase trabajadora, con un poder de negociación muy mermado tras cuatro décadas de globalización, deslocalización, cambios en la estructura productiva y ataques a sus derechos, han dado como resultado que, incluso en períodos de menor desempleo, no se observen tensiones salariales e inflacionistas fuertes. En la jerga de los economistas esto se explica como un “aplanamiento de la curva de Phillips”.
Hace dos semanas el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powll anunció un cambio en la política que desarrolla su institución. Reproduzco a continuación parte de su intervención que está grabada en un vídeo enlazado debajo. Por lo demás, dar golpecitos suaves con una maza, como hacen los responsables de la política monetaria actuales haciendo ajustes finos en la tasa de interés, es completamente inservible.
https://www.c-span.org/video/?475196-1/fed-chair-powell-announces-policy-change-inflation
“…el mercado laboral históricamente fuerte no provocó un aumento significativo de la inflación. A lo largo de los años, los pronósticos de los participantes del FOMC y los analistas del sector privado mostraron de manera rutinaria un retorno a la inflación del 2 por ciento, pero estos pronósticos nunca se realizaron de manera sostenida (ver figura 3). Los pronósticos de inflación se basan típicamente en estimaciones de la tasa natural de desempleo (u*) y de cuánta presión al alza sobre la inflación surge cuando la tasa de desempleo cae en relación con (esta tasa natural) U*. A medida que la tasa de desempleo baja y la inflación permaneció en silencio, las estimaciones de u* fueron revisándose a la baja. Por ejemplo, la estimación mediana de los participantes del FOMC disminuyó del 5,5 por ciento en 2012 al 4,1 por ciento en la actualidad. La capacidad de respuesta moderada de la inflación a la rigidez del mercado laboral, a la que nos referimos como el aplanamiento de la curva de Phillips, también contribuyó a resultados de baja inflación. Además, las expectativas de inflación a largo plazo, que durante mucho tiempo hemos visto como un importante vector de la inflación real y las presiones desinflacionarias mundiales pueden haber estado frenando la inflación más de lo que se esperaba en general.”
De facto es un reconocimiento de que la NAIRU ha dejado de tener utilidad. Por ahora solo admiten que es una suspensión temporal de las reglas que operan en el mundo de la economía neoclásica. Lo deseable sería que los bancos centrales y los gobiernos las abandonaran de forma permanente.
En otro post explicaremos cómo el Plan de Empleo Garantizado ofrece una alternativa superior que aplana la curva de Philips manteniendo el pleno empleo.
[1] Mark Aguiar, Mark Bils, Kerwin Kofi Charles y Erik HurstLeisure. Luxuries and the Labor Supply of Young Men June 21, 2017
[2] Sebastian Gechert & Katja Rietzler & Silke Tober, 2014. “The European Commission’s New NAIRU: Does it Deliver?,” IMK Working Paper 142-2014, IMK at the Hans Boeckler Foundation, Macroeconomic Policy Institute.